jueves, 9 de marzo de 2006

Pequeños mecanismos para una vida mejor

Juan tenía una manivela en el pecho. No había nacido con ella, sino que se la pusieron cuando, siendo niño, enfermó del corazón. Sus padres eran pobres y no podían pagar el trasplante que necesitaba Juan, así que los médicos les ofrecieron esa solución hasta que pudieran reunir el dinero. Sin embargo, pasado un tiempo, los padres de Juan decidieron que lo del trasplante era realmente caro y que llevar de forma indefinida una manivela a la altura del corazón era una alternativa satisfactoria. "Mientras funcione...", concluyó el padre de Juan mientras cenaban.

Cada mañana, lo primero que hacía Juan al despertar era accionar la manivela durante media hora. Esto le permitía vivir un día más.

No era una vida tan mala.

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