viernes, 10 de febrero de 2006

Sigue siempre el camino de baldosas amarillas

La vida es un camino por el que deambulo solo. De vez en cuando me adelanta otro viajero, intento hablar con él para saber si voy en dirección correcta, pero va muy deprisa y no puedo alcanzarlo. Pronto desaparece de la vista. Otras veces me parece que me hacen señas desde caminos paralelos al mío, pero creo que es un espejismo del cruel desierto que hay a ambos lados del camino. "Este es mi camino, no puedo abandonarlo", murmuro, y sigo andando, con los pies destrozados. Alguna vez me paro en un cruce de caminos y espero por si aparece el diablo a comprar mi alma. Pero no creo que vuelva.

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