lunes, 3 de octubre de 2005

PP, te necesitamos

(Publicado también en El Otro Diario)

Tengo que confesarlo: jamás he votado al PSOE. En realidad, me definiría como anarquista individualista desilusionado (y anacrónico a tiempo completo). Comparto la opinión de Michael Moore sobre demócratas y republicanos, aplicándolo al caso español; por si no la conocen, el señor Moore viene a decir que republicanos y demócratas tienen la mala costumbre de sodomizarte sin pedir permiso, pero al menos los demócratas se muestran cariñosos. Pues algo parecido es lo que pienso sobre PSOE y PP: ninguno me gusta, pero me quedo con lo menos malo, que es el PSOE, aunque se suela vender al gran capital con una frecuencia parecida a la del PP (disimulando algo más, eso sí). Sé que es una opinión que comparte más gente, de ahí los gritos de “Zapatero, no nos falles” la noche del triunfo del PSOE en las elecciones generales. Ya nos conocemos.

Como ustedes ya sabrán, el PP continúa su periplo por el espectro tenebroso de la fuerza que emprendió en los últimos años de Aznar (tras conseguir la mayoría absoluta), abandonando así el centro y optando por buscar su lugar bajo el sol junto con la ultraderecha. Pues bien, esto no nos beneficia en nada, sino todo lo contrario, aunque algunos políticos de dudosa moralidad se froten las manos ante ello. Pensemos en el mercado: cuando no hay competencia, la empresa que ostenta el monopolio puede actuar arbitrariamente sin temor a consecuencias, mientras que si existe una competencia fuerte se han de esforzar para no ceder cuota de mercado y poder vencer a su rival. La política funciona de forma parecida, no nos engañemos (aunque me da por pensar que en el PP hay pocos economistas). Cuanto peor lo haga el PP -y ahora lo está haciendo fatal-, peor podrá permitirse hacerlo el PSOE; cuanto mejor sea la oposición del PP, más se tendrá que esmerar el PSOE para no perder terreno (todo esto también funciona a la inversa, por supuesto). Y no, señor Rajoy, una buena oposición no es simplemente contradecir todo lo que diga el otro, le recomiendo que vea el “sketch de la discusión”, de Monty Python, para que se haga una idea.

Ya que estamos abocados al bipartidismo, hagámoslo bien. Intenten convencer, no crispar; intenten ser mejores que sus adversarios (los insultos sólo satisfacen a los ya convencidos). Hay poco que pescar en los caladeros de la ultraderecha, señor Rajoy. Sé que es difícil renunciar a algunos principios, pero hay que ser prácticos. Por el bien de todos.

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