sábado, 17 de septiembre de 2005

La concubina del diablo

No entiendo muy bien la polémica que se ha montado con los raelianos. A ver, que les va el amor libre y se acuestan todos con todos, ¿qué tiene eso de malo? La Iglesia Católica predica castidad y al parecer eso está bien, nadie se escandaliza ni graba con cámara oculta las misas. ¿Que el tal Rael se tira a sus feligresas? Pues como muchos curas (otros se tiran a los monaguillos). Es lo que tienen las religiones organizadas, la erótica del poder y el lavado de cerebro. Es decir, que es normal en su contexto, y si una secta como la Iglesia Católica, que también te lava el cerebro, te saca el dinero e intenta dirigir tu vida, está bien vista o aceptada, ¿qué tiene de malo esta pequeña competencia? De hecho, el gobierno, en su empeño de ayudar a la pequeña empresa frente a la voracidad de las grandes, debería subvencionar a las sectas. Sé que es un pensamiento revolucionario, pero nunca me he movido en términos conservadores.

Lo que pasa es que en este país hay mucha envidia y detestan a Rael por lo bien que se lo ha montado. ¡Bien por ti, Rael! ¡Eres mi modelo a seguir!

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