sábado, 23 de julio de 2005

Jesucristo en el diván

Hoy he estado pensando en los problemas psicológicos de Jesucristo. Para empezar, todos cuando somos niños solemos pensar que nuestro padre es una especie de divinidad y creemos que lo sabe todo, que es infalible, etc., pero con los años, normalmente en la adolescencia, nos damos cuenta de que no es así e incluso le vemos más defectos de los que tiene. Pues a Jesucristo no le pudo pasar eso, él siempre vio a su padre como un dios, así que su desarrollo psicológico tuvo que ser necesariamente distinto del de los chicos de su edad.

Por otra parte, si Jesús y el Espíritu Santo son también manifestaciones de Dios (la Santísima Trinidad y todo eso)... ¡Jesús se acostó con su madre! Que el Espíritu Santo yaciera con María es un claro ejemplo de complejo de Edipo, y si no que baje Dios y lo vea. Rizando el rizo, que Jesús fuera su propio padre (y su propio hijo) es seguramente la primera historia de ciencia ficción que se ha escrito (el que haya leído relatos de viajes en el tiempo sabe de lo que hablo).

Me cuesta entender que Freud nunca hablara de todo esto.

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