domingo, 31 de enero de 2010

Del amor crepuscular (2)

Una pareja de ancianos. Ella se pone romántica y sentimental, pero está mayor, la cabeza no le funciona como antes y confunde anécdotas y amantes. Por eso le toma por otro y empieza a rememorar en voz alta momentos bonitos que no vivió con él. El anciano, que también está un poco gagá, piensa: qué mal estoy, que no me acuerdo de nada.

sábado, 30 de enero de 2010

Del amor crepuscular

Una pareja de ancianos. Él la mira con encendido amor y le dice:
—Te quiero.
—Calla, que estás senil —responde ella.

viernes, 29 de enero de 2010

El sumiller del emperador

Majestad, no sabría decir si éste es un vino excelente o si se trata de un caldo envenenado y estoy paladeando el dulce sabor de la muerte, pero creo que debería salir de dudas tomándome otra copa.

jueves, 28 de enero de 2010

Un joven Werther

Hay que ponerse en marcha, queda todo por hacer, dice la conciencia del joven estudiante de metafísica Werther Wessermann la mañana de su suicidio frustrado. Frustrado porque todo parece conspirar contra sus deseos de muerte. Por ejemplo, está desayunando opíparamente cuando se pregunta: ¿por qué me molesto en desayunar de forma saludable si dentro de un rato me voy a arrojar por un precipicio? Y el zumo de naranja es de pronto como una burla, como una bofetada a su sistema de valores románticos y necrófilos. Sin embargo, sigue comiendo por un motivo tan banal como haberse despertado con hambre. Además, el desayuno es la comida más importante del día, que le decían sus padres. Hay que hacer las cosas bien.

miércoles, 27 de enero de 2010

Despertares

Y ella sigue dormida, abrazada a mí, aunque ya es de día. La luz de la mañana pasa a través de los cristales empañados e ilumina el desorden de la habitación. Es bonito estar vivo hoy, pienso. En este momento detenido.
Y respiro con cuidado, para no despertarla.

martes, 26 de enero de 2010

Años

No hay aniversarios para nosotros, pequeña, que coincidimos un instante en la vida y nada más.

lunes, 25 de enero de 2010

La otra vida

De vuelta con la médium Madame Retourner. Un hombre se pone en contacto con su difunto padre.
—Papá, ¿cómo es la muerte? ¿Te tratan bien?
—Estoy enterrado.
—Sí, eso ya lo sé.
—Me pudro inexorablemente en mi ataúd.
—¿Pero eso es la otra vida? ¿Eso es lo que hay después de la muerte?
—Hay gusanos. Y tinieblas.
—¿Y qué pasa con Dios?
—Aquí dentro no cabe nadie más.

sábado, 23 de enero de 2010

Búsquedas inciertas

—Agencia de detectives Flanagan. Dígame.
—Buenos días, me gustaría que me encontraran.
—¿Qué ha dicho que le encontremos?
—Que me encuentren a mí. No sé dónde estoy.
—¿No? ¿Dónde está ahora?
—Eso me gustaría saber.
—¿Pero desde dónde llama? ¿Qué hay a su alrededor?
—Bueno, estoy en una cabina.
—Descríbame la calle.
—Hay aceras. Y asfalto.
—¿No hay alguna placa con el nombre de la calle?
—Sí. Calle Mayor.
—Vale, en todas las ciudades hay una calle llamada así, podría estar en cualquier sitio. ¿Por qué no le pregunta a alguien en qué ciudad está?
—Me da miedo la gente.
—Vaya.
—Hace calor, ¿eso ayuda?
—No mucho.
—Llevo un sombrero.
—¿De qué color?
—Verde.
—Vale, es algo con lo que trabajar. Se lo diré a nuestros detectives.
—Gracias. ¿Cree que tardarán mucho?
—Usted no se mueva de la cabina.

viernes, 22 de enero de 2010

después de un momento de pánico

no hay que alarmarse. aún estamos vivos y el universo funciona. ella respira a mi lado, su cuerpo caliente responde al mío. me quiere, o eso cree, y por ahora es suficiente. uno no es sino muchos, y quizá también soy ese hombre que ella cree amar.

jueves, 21 de enero de 2010

Modernos

Estoy vivo, pero no importa. La chica rubia se toca el pelo y el universo tiembla. Yo la imagino sujetando la pistola que llevo escondida en la chaqueta y llevándose a la boca el cañón, como si fuera un pene duro y frío, uno que eyacula balas en vez de semen. Es una imagen que me hace sonreír. En algún sitio suena una canción de rock ahora mismo.

miércoles, 20 de enero de 2010

Romper

—No sirves para nada.
—¿Eso no es un poema de Goytisolo?
—Puede, pero yo te lo estoy diciendo a ti.
—Eres muy cruel.
—No lo soy, lo que pasa es que ya no te aguanto.
—¿Ya no me quieres?
—Ya no.
—¿Por qué?
—No lo sé.
—Algún motivo habrá.
—No me interesan los motivos, me bastan las consecuencias.
—¿Y qué pasa con mis sentimientos?
—Yo qué sé. Ve al médico.

martes, 19 de enero de 2010

La vie en noir

Llega un momento en la vida de todo hombre a partir del cual sólo queda repetirse. De pronto es todo tan aburrido, señorita. Bueno, no de pronto, es un proceso lento. Lentamente todo es aburrido, señorita, lo que por otro lado tiene mucho sentido. La rutina no destaca por su celeridad, sino por su penoso tempo. La erosión de los días, destruyendo el brillo de las cosas poco a poco. Y acostumbrarse a siempre las mismas caras, que envejecen con nosotros sin que nos demos cuenta; las mismas calles, que cambian también con el paso de los años pero siempre nos parecen iguales; la atroz rutina. La vida detenida. Todos esos cambios imperceptibles para el ojo condenado a su visión diaria.

lunes, 18 de enero de 2010

Nuevas formas de romanticismo

Ella me dibuja un corazón en el pecho, pero a la derecha, para que sea un corazón diestro que utilice el hemisferio cerebral izquierdo. Un corazón analítico que haga de contrapeso al otro.
Yo me acuerdo del infierno de Dante y le escribo a la altura del corazón: «quien entre aquí, que abandone toda esperanza».

domingo, 17 de enero de 2010

El candor

Un cantautor sin talento en una oscura tetería. Al final del recital, nos pasan una libreta para que escribamos nuestras impresiones, notas de ánimo, consejos, etc. Yo soy de la opinión de que habría que destruirlo ahora antes de que el mal sea demasiado grande, pero me dicen que eso es cruel, que pobre hombre, que hay que ser magnánimo, cordial y cosas por el estilo. Bueno, bueno, digo yo, tampoco provoquemos un conflicto con esto. Así que me decanto entonces por la ambigüedad, que es algo muy socorrido, y que interprete él a su gusto lo escrito: «espero que la vida te lleve muy lejos».

sábado, 16 de enero de 2010

María

Me gusta cuando me la encuentro sentada en la mesa o en la encimera, con el cuerpo muy erguido (siempre la elegancia natural), y le pregunto si es que está esperando a Godot y ella sonríe como si fuéramos cómplices en algún crimen. Me gusta cuando se mueve por la habitación con sus andares felinos (seis años de ballet, que diría ella) y la observo atentamente sin decir nada. Y me gusta cuando abrazo por las noches su cuerpo de bailarina y me acuerdo de aquellos versos de Fonollosa: «qué tierno es el abrazo, el roce / de su piel, tan suavísima, en la mía».

viernes, 15 de enero de 2010

Y eso

—Pensaba que todos los poetas de Málaga os conocíais.
—Yo intento no conocer a ninguno.

lunes, 11 de enero de 2010

Cuestiones de estilo

No hay manera digna de decir: «tengo el corazón roto». Es imposible, hágame caso, caballero. Bueno, quizá pudiera hacerlo Bogart: con un cigarrillo en la comisura de los labios y la mirada desdeñosa. Quizá, sí. Encogiéndose de hombros, llevándose un vaso de whisky a la boca (quitándose antes el cigarrillo, claro, no fuera a meterlo dentro).

domingo, 10 de enero de 2010

Teléfono

—¿Qué llevas puesto?
—Joder, siempre estás igual.
—Oye, que Kundera dice que el amor es un constante preguntar.

sábado, 9 de enero de 2010

Cuentos cortos para tiempos breves

Los terroristas se dieron cuenta de que el pasamontañas deshumanizaba. Para un policía era muy sencillo disparar contra alguien sin rostro y la sociedad lo aceptaba de buen grado: eran enemigos totalmente anónimos, nadie le imaginaba una vida a un muerto sin rasgos.
Decidieron entonces sustituir los pasamontañas por caretas de sonrojados bebés, porque es mucho más difícil disparar al rostro de un tierno infante. Una decisión de lo más acertada, pues los policías se negaron a abrir fuego contra una carita así, con tantas cosas por vivir todavía. Incluso los obispos empezaron a defender a los terroristas, ya que consideraron que era un crimen aún mayor que el aborto disparar a un niño aunque éste cometa atentados.

viernes, 8 de enero de 2010

El último trágico

Póngame una de desespero, camarero, que todavía estoy algo sobrio, aunque no demasiado. Todavía puedo recordar quién soy y eso es problemático. Pero en realidad no soy yo, es la vida, que está mal hecha, que tiene sólo inconvenientes, uno detrás de otro. Inconvenientes como recordar tu nombre por las noches y también el nombre de otras personas, personas que sólo pertenecen al pasado, y el pasado jamás sucedió, no es un lugar al que volver, sino tan sólo una fantasía, una idea recurrente que parece real en noches en las que nunca hay bastante alcohol en la copa.

jueves, 7 de enero de 2010

La cucaracha

Me encontré una cucaracha en el teclado del ordenador. Qué hacer, pensé. Podría coger la zapatilla y aplastarla con ella, pero de esa forma las teclas también corrían peligro. Otra idea sería coger el spray anticucarachas y gasearla convenientemente, pero de ese modo el veneno quedaría en las teclas y se me adheriría luego a los dedos cuando escribiera. Bastaría que me llevara un dedo a la boca para envenenarme a mí mismo.
Al final, me pareció que lo mejor era esperar a que la cucaracha terminara de escribir lo que estuviera escribiendo.

miércoles, 6 de enero de 2010

Desaparecer

Hay que desaparecer, eso sin duda. Se dice de escapistas que han desaparecido dentro del abrigo, en el metro, aprovechando el barullo, dejando luego sólo esa prenda como testimonio. También sé del caso de un hombre que introdujo la mano en el bolsillo del pantalón para buscar las llaves y, al no encontrarlas, siguió metiendo el brazo, de manera que acabó con el cuerpo entero dentro del bolsillo. Nunca se le volvió a ver. Dónde estarán ahora estas personas, se pregunta uno; será que ciertas oquedades son puertas a otras dimensiones. Un amigo me contaba que, a veces, al penetrar a su mujer se preguntaba si su pene no estaría siendo admirado en ese momento por seres de otro mundo que contemplaban el horizonte.

martes, 5 de enero de 2010

Diario

Por la mañana, me suicidé. Después ya no hice nada más.

lunes, 4 de enero de 2010

Tocata y fuga

Frau Dulenta, la artista transconceptual austriaca, abre la ventana. Esto lo hace por un motivo tan prosaico como es el de airear la habitación. Efectuada esta aburrida acción, sonríe a las baldosas, que se muestran relucientes e inanimadas.
Entra Judas, que viene de vender al líder de su secta por treinta euros y busca una habitación en la que esconderse de las autoridades.
—Buenos días, venía por el anuncio. ¿Es aquí?
—¿Qué anuncio? —dice muy coqueta Frau Dulenta, que también ha puesto uno en la sección de contactos.
—Pues el de la habitación. Me gustaría alquilarla.
—¿La habitación?
—Claro, ¿qué otra cosa podría querer alquilar?
—No, nada. Pues serían treinta euros al mes, porque es una habitación con vistas a la nada.
—¿A la nada? —pregunta Judas.
—A la nada. Es un poco aburrida, siempre es lo mismo. A algunos inquilinos les da miedo mirarla, pero nunca hace nada.
—No ladrará por las noches, espero.
—No, es muy silenciosa. Pensará usted que no hay nada.
—Ya veo. ¿Y puedo fumar en la habitación?
—Puede. El humo y la nada. Suena a novela existencialista.
—Si usted lo dice. Voy a dejar las maletas en la habitación, si no le importa. Si viene alguien buscándome, no estoy.
—¿Y dónde estará? —pregunta ella.
—¿Cómo dice?
—Si no está en la habitación, es que está en otro sitio. ¿Dónde?
—Usted no lo sabe.
—¿Que no lo sé? ¿Y entonces cómo puedo estar segura de que no está en la habitación?
—Da igual, se trata de que diga sólo que no estoy en la habitación.
—¿Puedo decir entonces que está en el rellano?
—¿Por qué iba a decir eso?
—¿Y por qué no? Es improvisar, método Stanislavski.
—No, no, usted tiene que simular desconocimiento, no afirmar cosas falsas, que eso siempre lo enreda todo. Se pilla antes a un mentiroso que a un cojo.
—Eso no es verdad —responde Frau Dulenta.
—¿Qué?
—No se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. Mi tío Karl perdió una pierna en la guerra y nunca consiguió clasificarse entre los diez primeros de la Maratón de Viena. Mi padre, por el contrario, fue campeón varias veces. Y era concejal.
—Como quiera. Diga sólo que no estoy aquí y todo irá bien.
—¿Y quién vendrá a buscarle?
—La Guardia Civil.
—No será usted un inmigrante ilegal, ¿verdad? O peor: un narcotraficante ilegal.
—Nada de eso. Yo he llevado a cabo una transacción dentro de la legalidad vigente. Un líder de secta nuevo por treinta euros para el Sanedrín. No se aceptan devoluciones.
—¿Y entonces por qué le busca la Guardia Civil? —pregunta ella.
—Dicen que he traicionado al hijo de Dios.
—Vaya, parece un crimen muy serio.
—Sí.
—Si le declararan culpable, como mínimo le condenarían a muerte, ¿no?
—Como mínimo.

domingo, 3 de enero de 2010

Atajos

La chica era bonita, escribió. Ahora bien, ¿bonita cómo? ¿Bonita como una tragedia griega? ¿O tenía una belleza tranquila y serena como una mañana de verano? Hay muchos tipos de belleza. El Gran Cañón del Colorado también es bonito, pero puede ser peligroso asomarse.
Quizá lo mejor era limitarse a decir que era rubia. Pero hay muchos tipos de rubias. Y no sólo está el tono del color: también el corte de pelo, si es liso o rizado, etc. ¿Y los ojos? ¿Y la nariz? ¿Y la boca? Tantas cosas por describir minuciosamente.
La chica se parecía a Jean Seberg en Al final de la escapada, escribió finalmente. Y quien no se la imaginara, que viera la película.

sábado, 2 de enero de 2010

Melancolía cruel

—¿Recuerdas cuando nos íbamos a comer el mundo? Éramos tan jóvenes entonces.
—No lo recuerdo, sería con otra.
—Ya, pero es que ella no está aquí y tú sí.

viernes, 1 de enero de 2010

Medicina espiritual

«Cuando mi fe flaquea, me trato con una transfusión de sangre de Cristo», dijo el párroco abriendo la botella de vino.