miércoles, 31 de julio de 2013
La empresa
Queridos empleados, supongo que estáis al tanto de las leyes aprobadas contra nosotros por este gobierno marxista. Nos suben los impuestos por el bien del país, aseguran, pero no es verdad, lo hacen para su beneficio y nada más. Sabéis también que nosotros en esta empresa siempre os hemos tratados a todos como una gran familia. Todos estamos juntos en esto y siempre hemos valorado la lealtad. Por eso os notifico que la empresa ha decidido declararse independiente. A partir de las doce de esta noche seremos un país, un estado libre. Ya hemos solicitado el ingreso en la ONU y la Unión Europea. Por lo tanto, también dejáis de ser empleados y os convertís en ciudadanos, pues no queremos extranjeros trabajando aquí, al menos no sin permiso de trabajo. No, no me miréis con preocupación, hemos pensado en todo. No queremos un gobierno centralista que lo decida todo desde el despacho del director general: cada sección mantendrá su autonomía. Así, la sección de zapatería, por ejemplo, pasa a ser un estado federal dentro de nuestra gran nación.
martes, 30 de julio de 2013
Interior. Noche.
Interior. Noche. Una habitación en penumbra. Un HOMBRE de mediana edad bebe whisky junto a la ventana. Dirige la mirada al horizonte mientras cavila en silencio. De pronto entra en plano la MUERTE.
MUERTE: Ha llegado tu hora, Anton.
HOMBRE: ¿Qué? Si precisamente hoy me ha hecho un análisis completo el médico y gozo de una salud perfecta.
MUERTE: Yo sé más que ese matasanos de la salud y la enfermedad.
HOMBRE: Bueno, es verdad que tengo el colesterol un poco alto.
MUERTE: Eso no ha sido la causa de tu muerte, aunque ha contribuido algo. Es la peste negra la que te lleva a la tumba.
HOMBRE: ¿La peste negra? ¿En 2013?
MUERTE: No le discutas a la Muerte. Vamos, te llevo al Tártaro.
HOMBRE: ¿Ahora? ¿Sin poner en orden mis asuntos? ¿No puedes darme algo más de tiempo? ¿No podemos llegar a un acuerdo?
MUERTE: ¿Qué propones?
HOMBRE: ¿Qué tal si nos jugamos mi vida al ajedrez?
MUERTE: De eso nada, que eres Gran Maestro. Ahí en la repisa tienes varios títulos internacionales.
HOMBRE: Vaya, sabía que tenía que haberlos escondido. ¿Y a piedra, papel o tijera?
MUERTE: Eso no es serio y la Muerte tiene una reputación que mantener.
HOMBRE: ¡Y yo una vida que mantener!
MUERTE: Cállate de una vez y muere con dignidad, hombre.
HOMBRE: Para ti es fácil decirlo, que ya estás muerta.
MUERTE: Y no es tan terrible, ¿ves? Venga, baja las persianas a modo de telón y vámonos ya.
El hombre suspira y obedece. Se hace la oscuridad.
MUERTE: Ha llegado tu hora, Anton.
HOMBRE: ¿Qué? Si precisamente hoy me ha hecho un análisis completo el médico y gozo de una salud perfecta.
MUERTE: Yo sé más que ese matasanos de la salud y la enfermedad.
HOMBRE: Bueno, es verdad que tengo el colesterol un poco alto.
MUERTE: Eso no ha sido la causa de tu muerte, aunque ha contribuido algo. Es la peste negra la que te lleva a la tumba.
HOMBRE: ¿La peste negra? ¿En 2013?
MUERTE: No le discutas a la Muerte. Vamos, te llevo al Tártaro.
HOMBRE: ¿Ahora? ¿Sin poner en orden mis asuntos? ¿No puedes darme algo más de tiempo? ¿No podemos llegar a un acuerdo?
MUERTE: ¿Qué propones?
HOMBRE: ¿Qué tal si nos jugamos mi vida al ajedrez?
MUERTE: De eso nada, que eres Gran Maestro. Ahí en la repisa tienes varios títulos internacionales.
HOMBRE: Vaya, sabía que tenía que haberlos escondido. ¿Y a piedra, papel o tijera?
MUERTE: Eso no es serio y la Muerte tiene una reputación que mantener.
HOMBRE: ¡Y yo una vida que mantener!
MUERTE: Cállate de una vez y muere con dignidad, hombre.
HOMBRE: Para ti es fácil decirlo, que ya estás muerta.
MUERTE: Y no es tan terrible, ¿ves? Venga, baja las persianas a modo de telón y vámonos ya.
El hombre suspira y obedece. Se hace la oscuridad.
lunes, 29 de julio de 2013
La pareja consolidada
—Ya somos una pareja consolidada, es hora de que adoptemos un gato.
—¿Qué extraña lógica es ésa? ¿Para qué necesitamos nosotros un gato?
—Para entrenarnos. Un día tendremos hijos, ¿no?
—No son la misma cosa, ¿eh? Un bebé no se pone en celo ni se sube en los armarios.
—No seas tan literal. La idea es entrenarse en cuidar un ser vivo.
—Yo es que soy de perros, detesto a los gatos.
—Pues yo no soporto a los perros.
—De todos modos, cuidar de otro mamífero es un salto muy grande, ¿por qué no empezamos con otra forma de vida?
—Que no sea una tarántula.
—No. Había pensado en una planta.
—¿Una planta? ¿Te parece que el paso que tiene que dar una pareja consolidada es cuidar de una planta?
—Claro. Es una responsabilidad: hay que regarla, podarla, cuidar que no tenga bichos... Y piensa en las ventajas: está en un rincón sin molestar, no hace ruido...
—Sí, tiene sentido.
—Podríamos empezar con un cactus.
—¿Qué extraña lógica es ésa? ¿Para qué necesitamos nosotros un gato?
—Para entrenarnos. Un día tendremos hijos, ¿no?
—No son la misma cosa, ¿eh? Un bebé no se pone en celo ni se sube en los armarios.
—No seas tan literal. La idea es entrenarse en cuidar un ser vivo.
—Yo es que soy de perros, detesto a los gatos.
—Pues yo no soporto a los perros.
—De todos modos, cuidar de otro mamífero es un salto muy grande, ¿por qué no empezamos con otra forma de vida?
—Que no sea una tarántula.
—No. Había pensado en una planta.
—¿Una planta? ¿Te parece que el paso que tiene que dar una pareja consolidada es cuidar de una planta?
—Claro. Es una responsabilidad: hay que regarla, podarla, cuidar que no tenga bichos... Y piensa en las ventajas: está en un rincón sin molestar, no hace ruido...
—Sí, tiene sentido.
—Podríamos empezar con un cactus.
domingo, 28 de julio de 2013
Las listas de ventas
Órbita 76 es un cómic que no existe, pienso cada vez que estoy en una librería. No está en ninguna parte, no lo tienen. Claro —me gusta pensar—, esto es que ha sido un éxito, se ha agotado, hay que sacar una segunda edición ya. Pero no, no es así. Lo ha comprado muy poca gente, entre otras cosas porque no se encuentra en ningún sitio. Hay cuarenta y siete millones de personas en este país, uno piensa que cuatrocientas podrían adquirir el cómic si tuvieran acceso a él. Pero ni siquiera saben que existe y yo a veces tengo dudas.
sábado, 27 de julio de 2013
La crítica
Los decoradores de interiores criticaron duramente la novela. El autor, declararon, había imaginado para sus personajes viviendas que parecían decoradas por un hombre prehistórico. ¿Era necesario ese interiorismo espartano? ¿Era creíble en Betty Lou, la protagonista femenina? También los diseñadores de moda estaban descontentos: los personajes vestían tan del año pasado, se quejaron.
viernes, 26 de julio de 2013
jueves, 25 de julio de 2013
Un sueño
Sueño que estoy en un bar de Nueva Orleans, como si hubiera estado viendo demasiados capítulos de Treme. Un negro canta un blues acompañándose sólo con la guitarra eléctrica. Canta esta letanía: you can't tame the blues, you can't learn the blues, you can't play the blues... you can only release the blues! Y termina con un punteo de guitarra bluesero. Me acerco a la barra y pido una bebida. Hay un tipo fumando, pero el camarero, un negro con cara de pocos amigos, le indica el cartel de prohibido fumar. El tipo se encoge de hombros. Suena entonces la alarma antiincendios. Es mi despertador, que me saca del sueño.
miércoles, 24 de julio de 2013
Los rumanos
Hay unos rumanos ahí bebiendo, me dice Sonia después de asomarse a la terraza. Hacen bien, contesto yo, pero ella no parece convencida. Quizá quiere que baje y conmine a los rumanos a beber en otro sitio. Pero poco ganaría yo con esa acción. Discutir con borrachos a las once de la mañana no parece especialmente bueno para la salud.
martes, 23 de julio de 2013
Las falsas invitaciones
En una entrega de premios, solo en un rincón, sintiéndome como alguien que se ha colado en una fiesta privada. Como si ser finalista consistiera en molestar. Aquí sólo importan los ganadores, hijo, ¿para qué has venido de tan lejos?, parecen decir sus miradas, aunque sus miradas raramente se posan en mí. Es más bien su desinterés quien me habla: a los finalistas los queremos sólo para que rellenen el libro de los ganadores, no los necesitamos para nada más. ¿Por qué no te marchas a casa? Aquí no tienes sitio, no eres uno de los nuestros.
lunes, 22 de julio de 2013
El hombre en el retrete
Sonia llama a la puerta del baño. «¿Puedo entrar un momento?», dice. «No», grito yo, sintiéndome vulnerable como buen hombre sentado en el retrete. «Venga, prometo no mirarte, sólo tengo que coger una cosa», insiste ella. «NOOO», respondo. «Qué maniático eres», se ríe ella al otro lado de la puerta. «¡Sí, claro!», digo yo. «Para una cosa en la que soy normal...».
domingo, 21 de julio de 2013
sábado, 20 de julio de 2013
Las tijeras
Hace unos meses nos hicieron una entrevista por Órbita 76 en la revista Andalucía Joven. El otro día llegó a mis manos un ejemplar y descubrí que habían mutilado las cosas que dije. Es más, las habían mutilado sin ninguna lógica. Así, hay chistes que se quedan a la mitad y varias veces me hacen parecer un gilipollas. Por ejemplo, cuando me preguntan por cómo me siento al ver mi trabajo en las estanterías, yo contesto: «Es un extraño momento. De pronto te sientes un triunfador y tienes ganas de dar codazos a los clientes que están en la librería y señalarles el libro mientras dices: "eh, oiga, que eso lo he hecho yo". Pero a los dependientes no les gusta que los autores acosen de esa manera a la clientela y suelen echarte a la calle». Sin embargo, en la versión publicada desaparece lo que digo de los dependientes. ¿Por qué? ¿Es que acaso el lector es tonto y no va a entender una broma? ¿Se permiten bromas con autores que dan codazos a clientes en librerías, pero no con dependientes que echan a la calle a esos autores? No tiene ningún sentido.
En otra pregunta, quieren saber qué tiene de diferente Órbita 76 y yo contesto: «Eso tendría que decirlo el público, que es una respuesta muy correcta, propia del autor humilde que soy. Pero creo que es una historia que funciona a muchos niveles, sobre todo inconscientes. En pocas palabras, apelamos a los sentimientos del lector, como políticos populistas». Resulta que en la revista borran lo de los políticos populistas. ¿Por qué? ¿Es que se van a ofender los políticos populistas? ¿Hay algún político que se defina así? «Soy un político populista y voy a demandar a su revista». Lo peor es que encima parezco gilipollas con lo de apelar a los sentimientos de los lectores, que pierde su gracia sin el remate de los políticos populistas. ¿Qué razonamiento absurdo hay detrás de todo esto?
Luego nos preguntan por internet y el proceso creativo y respondo: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice, sobre todo con tanto porno al alcance de la mano (y nunca mejor dicho). Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse (no sólo en las novedades pornográficas) y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet, ya que cuando quedábamos en persona siempre acabábamos bebiendo como cosacos y los cosacos están poco interesados en los tebeos». Ellos lo convierten en: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice. Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet». Nada de hablar de porno, los jóvenes andaluces no consumen porno; nada de hablar de beber, los jóvenes andaluces no beben (y poco importa que fuera verdad que nuestras reuniones de trabajo fueran en una cervecería y por eso funcionábamos mejor a través de internet). Aquí lo importante es censurar las palabras del entrevistado y que sean un dechado de sosería, damas y caballeros. La verdad es que uno se pregunta qué sentido tiene entrevistar a alguien si luego no se va a respetar lo que el entrevistado dice. Sería más rápido inventárselo todo y ya está.
Curiosamente, sí que respetaron mis quejas sobre la falta de groupies. Vaya con la coherencia.
En otra pregunta, quieren saber qué tiene de diferente Órbita 76 y yo contesto: «Eso tendría que decirlo el público, que es una respuesta muy correcta, propia del autor humilde que soy. Pero creo que es una historia que funciona a muchos niveles, sobre todo inconscientes. En pocas palabras, apelamos a los sentimientos del lector, como políticos populistas». Resulta que en la revista borran lo de los políticos populistas. ¿Por qué? ¿Es que se van a ofender los políticos populistas? ¿Hay algún político que se defina así? «Soy un político populista y voy a demandar a su revista». Lo peor es que encima parezco gilipollas con lo de apelar a los sentimientos de los lectores, que pierde su gracia sin el remate de los políticos populistas. ¿Qué razonamiento absurdo hay detrás de todo esto?
Luego nos preguntan por internet y el proceso creativo y respondo: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice, sobre todo con tanto porno al alcance de la mano (y nunca mejor dicho). Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse (no sólo en las novedades pornográficas) y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet, ya que cuando quedábamos en persona siempre acabábamos bebiendo como cosacos y los cosacos están poco interesados en los tebeos». Ellos lo convierten en: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice. Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet». Nada de hablar de porno, los jóvenes andaluces no consumen porno; nada de hablar de beber, los jóvenes andaluces no beben (y poco importa que fuera verdad que nuestras reuniones de trabajo fueran en una cervecería y por eso funcionábamos mejor a través de internet). Aquí lo importante es censurar las palabras del entrevistado y que sean un dechado de sosería, damas y caballeros. La verdad es que uno se pregunta qué sentido tiene entrevistar a alguien si luego no se va a respetar lo que el entrevistado dice. Sería más rápido inventárselo todo y ya está.
Curiosamente, sí que respetaron mis quejas sobre la falta de groupies. Vaya con la coherencia.
viernes, 19 de julio de 2013
El mar, el amor
Y ahí estoy yo, haciendo el muerto en el Atlántico, dejándome llevar por las olas mientras Sonia, alarmada, me vigila desde la playa, no sea que me arrastre la resaca mar adentro y me devoren los tiburones. La reconozco por el sombrero, que sin gafas no veo muy lejos: parece una francesita que espera a que su amado vuelva del otro lado del mar. Y es bonito esto y me dejo mecer por las olas un rato más.
jueves, 18 de julio de 2013
Contactos
(Míchel) Gabriel Noguera Martín. Nacido en Gotemburgo (Suecia), en 1978. Secreto. Tercermundista. Sentimental. Autor de libros sin editoriales y de un blog sin fin. Ganador de algunos (pocos) premios literarios. Moreno. Un metro y setenta centímetros. Mirada huidiza. Actitud siempre equivocada. Perdedor elegante. Nunca aprende.
miércoles, 17 de julio de 2013
El compromiso, pese a todo
Paseando por la calle, nos cruzamos con un hombre barbudo que grita a los transeúntes: fuck yourself forever. Una y otra vez, pero la gente reacciona con tranquilidad y hace como si no estuviera ahí. Una hora y media después, volvemos a pasar por esa calle y ahí sigue el hombre, pero ya no grita, sólo hace gestos a los viandantes. Hay que cuidar la voz.
martes, 16 de julio de 2013
El secreto del señor Mariano
«Aquí hay un matrimonio estable», le dijo el señor Mariano a su mujer cuando ésta descubrió que le había mentido sobre su pasado, «y vamos a cumplir con los votos que nos hicimos en el altar».
lunes, 15 de julio de 2013
La lasitud
Usted tendría que hacer algo con su vida, caballero, pero ya lo sé: le da pereza. ¿Para qué hacer algo con su vida si esto ya lo pueden hacer otros por usted? Yo mismo, si quisiera, pero nunca he tenido inclinaciones autocráticas. Y me pesa, me pesa mucho, pero carezco de la disciplina necesaria. Me pasa como a usted, sí, pero en menor grado, pues a mí me falta disciplina para hacer algo con las vidas de los demás, no con la mía. El caso es que no puedo ayudarlo y le he hecho perder el tiempo, aunque dudo que esto le importe.
domingo, 14 de julio de 2013
Las voces ajenas
Escuchando una conversación que entra por la ventana. Son dos hombres. Discuten. Uno de ellos está indignado. Por qué se espera eso de mí, exclama. El otro intenta apaciguarlo: no te sulfures, Manolo. No hay intimidad, pienso. Y me acuerdo de una vez con Susana, que me dijo de pronto: «¿Lo oyes? Alguien está follando». Guardamos entonces silencio y al cabo de unos segundos oí los gemidos que venían de una habitación cercana. Era la primera vez que escuchaba a otra pareja haciendo el amor y no me pareció raro ni una intromisión en la intimidad. Gemidos anónimos. Podría ser cualquiera. O nadie. Podría ser todo una imaginación. Es todo tan natural.
sábado, 13 de julio de 2013
En la ciudad del calor
En la ciudad del calor, escribiendo sentado en el suelo. En una habitación de paredes blancas y con cuatro puertas también blancas. Sin haber dormido apenas. Como en un sueño o delirio febril. Como en un manicomio cruel. No sé, algo así.
viernes, 12 de julio de 2013
El alojamiento de los espíritus
El hotel Continental tiene fantasmas, lo que es un grave problema para la dirección. ¿Cómo nos libramos de estos okupas indeseables que no pagan por su estancia?, se preguntan. La policía ya ha declarado que no puede desalojar entes incorpóreos: por otro lado, los clientes se quejan al tener que compartir habitación con desconocidos.
jueves, 11 de julio de 2013
La ortografía de los otros
Trabajo para el gobierno leyendo la correspondencia de los ciudadanos en busca de algún mensaje subversivo. Es una labor agotadora, pero bien remunerada. Últimamente me ha dado por intervenir de otra manera: hastiado de tanta falta de ortografía, he empezado a corregir cartas. Todo empezó ayer, con una frase. Un hombre se despedía de su novia diciendo: «Te quiero Petra». Me sorprendió mucho que el hombre no se despidiera con el correcto «Te quiero, Petra». Durante un momento me pregunté si esto era deliberado, si quería decirle algo así: «Te quiero Petra; no quiero que seas otra; no te quiero si eres Penélope o Clara, sólo si eres Petra». O si era un mensaje en clave: «te quiero de piedra; no te muevas de casa». Pero no había motivos para sospechar de esta persona, tenía que tratarse de un error, así que añadí la coma. Me gusta pensar que no sólo he ayudado a la ortografía, sino también al hombre: su novia podría quedar gratamente impresionada al ver que su amado por fin empieza a escribir con corrección.
miércoles, 10 de julio de 2013
Todo lo que podría salir mal
Ayer una modesta editorial me comunicó su interés en publicarme (sin cobrarme). He pasado la noche en vela pensando en todo lo que podría salir mal. Podrían arrepentirse de pronto. Podría agudizarse la crisis y cancelar todas las editoriales las futuras publicaciones («ya hay muchos libros publicados, leedlos todos antes de que saquemos nuevos»). Podría caer un meteorito en la Tierra y acabar con la vida. No sé, tantas cosas.
martes, 9 de julio de 2013
Pero tú no necesitas nada de esto
Interior. Noche (esto lo sabemos porque hay una ventana abierta, pero la habitación está a oscuras). De pronto entra una figura en el plano. Es un hombre, que tose quedamente, como si temiera ser descubierto. Se enciende una luz. Es un hombre, en efecto, que mira hacia nosotros con sorpresa. Ha sido descubierto con las manos en la masa. Tosiendo en la oscuridad, con lo grave que es eso. Implora con los ojos un perdón que sabe a la perfección que no llegará. Sólo entonces vemos que no se dirigía a nosotros, sino a una chica que entra en plano. Es rubia y lleva el pelo en un estilo pasado de moda, como si hubiera salido de los años veinte. Está furiosa con el hombre y le pregunta qué hace ahí, tosiendo en la oscuridad a altas horas de la noche. Él vacila y balbucea que toser en la oscuridad a altas horas de la tarde es más complicado. A ella no le vale esta explicación tan burda y le golpea en el hombro, de esa forma que las mujeres golpean a los hombres. Él suda, mira hacia nosotros como pidiendo ayuda al apuntador, pero tiene que valerse solito. Mira, Martina, dice, pasaba por tu calle y se me ocurrió que sería buena idea toser en la oscuridad de tu sala de estar. A mí no me engañas, contesta ella, tú venías a verme desnuda. Bueno, responde él, ahora que lo dices… Ella vuelve a golpearle en el hombro, ahora con más fuerza.
lunes, 8 de julio de 2013
Una despedida sincera
—Queridos amantes, me despido de vosotros porque he encontrado el verdadero amor. Guardad mi teléfono, por si acaso.
domingo, 7 de julio de 2013
La vida de Pinocho
Yo quería ser un niño de verdad, pero de ser un adulto de verdad nunca dije nada. Sin embargo, la infancia pasó enseguida, tan deprisa que casi ni me di cuenta y de pronto tenía ya dieciocho años y tenía que realizar el servicio militar. Me despedí de mi padre con lágrimas en los ojos, pero lo cierto es que encajé a la perfección en el ejército. Mi idea era servir en la Marina, pues conservo algo de maderabilidad en mí y floto muy bien, pero tuve que hacer la mili en el ejército de tierra, donde destaqué sobre todo por mi habilidad para permanecer en la posición de firmes. Por otra parte, los oficiales me dijeron que obedecía muy bien las órdenes. Unos días antes de licenciarme, me llegó un telegrama que me informaba de que Geppetto había muerto. Geppetto había muerto, cuando parecía inmortal. El golpe fue duro, durísimo, pero de repente era un buen partido para las jóvenes casaderas del pueblo. Joven, apuesto (aunque un tanto envarado) y con un negocio de carpintería. Antes de darme cuenta me casé con una mujer que todavía hoy me desprecia por mi carácter pusilánime. Claro, yo no puedo explicarle que soy un ex títere. «De pequeño estaba hecho de madera» es una frase que difícilmente se puede meter en una conversación normal. Tampoco entiende mi ecologismo heterodoxo: para mí, el único destino aceptable para los árboles es la manufacturación de títeres, pues usar la madera para otros fines me parece una forma de aborto.
sábado, 6 de julio de 2013
12709 días vivo
Y sólo 3033 en el blog. Formas de organizar el tiempo o que éste te desorganice a ti, aunque yo siempre he sido muy desorganizado ya de fábrica.
viernes, 5 de julio de 2013
jueves, 4 de julio de 2013
La leyenda épica
Felipe León Bruin ha vuelto del Himalaya convertido en mejor escritor, o
eso afirma a sus conocidos. Los lamas, dice, los lamas sí que saben de
problemas literarios. Es fácil enfrentarte a la página en blanco cuando
te has enfrentado a la blancura de las nieves eternas, afirma en la
cafetería que frecuentan los escritores de la ciudad. Le suelen
preguntar si vio al yeti y él responde que sí, que el yeti es la bestia
que todos llevamos dentro, los miedos y pesadillas. Yo me enfrenté a él y
vencí, concluye, pero es que he estado en el Himalaya, claro, no como
vosotros.
miércoles, 3 de julio de 2013
Perder
A principios de año escribí un relato que me gustó mucho. Me gustó tanto que decidí no volver a leerlo por si me llevaba una decepción al encontrarle fallos graves. Lo mandé a un concurso que daba bastante dinero y, por primera vez desde 2005, pensé que iba a ganar. Mi novia también me lo decía, pero ella siempre dice que voy a ganar, tiene una confianza infinita en mis posibilidades. Al final no he ganado yo, claro, sino otro, un ganador profesional de concursos. A mis treinta y cuatro años, casi treinta y cinco, sólo he ganado tres primeros premios y un segundo. No es un gran bagaje, pero es mejor que nada. Es complicado ganar, sobre todo cuando no tienes costumbre.
martes, 2 de julio de 2013
El casero
El señor Dresswell, el casero, llama a la puerta de la señora Brown.
—Buenos días, vengo a que me pague el alquiler.
—Así, en frío, sin conocernos apenas.
—Es una transacción comercial, pero tengo un poco de tiempo.
—Pase, pase, que voy a mirarle los chakras.
El señor Dresswell espera que sea jerga para algo sexual, pero la señora Brown lo conduce a un sillón y le hace sentarse sin quitarse nada de ropa.
—Muy mal, usted no pasaría la ITV —dice mientras le toca los hombros, que tiene algo tensos.
—Soy un hombre lleno de obligaciones.
—Se nota, se nota. Pero usted en tiempos era un hombre enérgico y vigoroso, un macho alfa.
—Así me llamaban en la mili —dice el señor Dresswell hinchándose como un globo aerostático—. Gané varias medallas en el desempeño de mi labor —añade, pero obviando que las medallas fueron por limpiar las letrinas.
—Claro que sí —dice la señora Brown—. ¿Qué medallas no podría ganar usted? La vida es su campo de juego. La vida es una joven virgen que se le ofrece para que la desflore.
—Así lo veía yo, sí —dice entusiasmado—, pero mi psiquiatra me dijo que eran pensamientos peligrosos.
—Un psiquiatra es un castrado que sólo sirve para cantar en la ópera. Usted en cambio tiene unos testículos envidiables, llenos de furia divina. Unos testículos que podrían estar en el sistema solar y rivalizar con Júpiter.
—Bueno, no sé, tal vez. Exagera usted quizá un poco.
—No exagero nada. Míreme a los ojos, señor Dresswell: la vida es suya y si no la ha tomado todavía es sólo porque usted no ha querido. Usted deja que la vida pasee por ahí libre. Así que salga, salga ahora a la calle y no vuelva hasta que no haya tomado lo que por derecho le pertenece.
—¿Pero ahora? Tengo la agenda llena y...
—A la mierda la agenda, a la mierda los compromisos. Lo primero es lo primero y se está haciendo tarde. ¡Salga! ¡Salga y haga suya la vida!
—¡Sí! ¡Así haré, señora! —grita ardorosamente el señor Dresswell antes de salir por la puerta y no volver nunca más.
—Buenos días, vengo a que me pague el alquiler.
—Así, en frío, sin conocernos apenas.
—Es una transacción comercial, pero tengo un poco de tiempo.
—Pase, pase, que voy a mirarle los chakras.
El señor Dresswell espera que sea jerga para algo sexual, pero la señora Brown lo conduce a un sillón y le hace sentarse sin quitarse nada de ropa.
—Muy mal, usted no pasaría la ITV —dice mientras le toca los hombros, que tiene algo tensos.
—Soy un hombre lleno de obligaciones.
—Se nota, se nota. Pero usted en tiempos era un hombre enérgico y vigoroso, un macho alfa.
—Así me llamaban en la mili —dice el señor Dresswell hinchándose como un globo aerostático—. Gané varias medallas en el desempeño de mi labor —añade, pero obviando que las medallas fueron por limpiar las letrinas.
—Claro que sí —dice la señora Brown—. ¿Qué medallas no podría ganar usted? La vida es su campo de juego. La vida es una joven virgen que se le ofrece para que la desflore.
—Así lo veía yo, sí —dice entusiasmado—, pero mi psiquiatra me dijo que eran pensamientos peligrosos.
—Un psiquiatra es un castrado que sólo sirve para cantar en la ópera. Usted en cambio tiene unos testículos envidiables, llenos de furia divina. Unos testículos que podrían estar en el sistema solar y rivalizar con Júpiter.
—Bueno, no sé, tal vez. Exagera usted quizá un poco.
—No exagero nada. Míreme a los ojos, señor Dresswell: la vida es suya y si no la ha tomado todavía es sólo porque usted no ha querido. Usted deja que la vida pasee por ahí libre. Así que salga, salga ahora a la calle y no vuelva hasta que no haya tomado lo que por derecho le pertenece.
—¿Pero ahora? Tengo la agenda llena y...
—A la mierda la agenda, a la mierda los compromisos. Lo primero es lo primero y se está haciendo tarde. ¡Salga! ¡Salga y haga suya la vida!
—¡Sí! ¡Así haré, señora! —grita ardorosamente el señor Dresswell antes de salir por la puerta y no volver nunca más.
lunes, 1 de julio de 2013
La vida épica
Hago guardia, piensa el hombre que espera a su mujer frente a los probadores de la tienda de ropa. Hago guardia para que mi mujer pueda cambiarse con tranquilidad, sin miedo a ser asaltada por maleantes. Mi presencia aquí es de una importancia vital. Soy el guardaespaldas de mi mujer. Estoy aquí y ella respira tranquila mientras se prueba una blusa o una falda. Estoy aquí mientras dure el mundo, lo que parece que va a ser mucho.
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