sábado, 31 de enero de 2015
La oficina
Caía con fuerza la lluvia y soplaba un gélido viento, pero el escritor lo miraba todo desde su ventana con una gran sonrisa. Lo bueno de ser escritor es que no tienes que ir a la oficina, pensó. Lo malo es que vives en ella, cayó de pronto en la cuenta.
viernes, 30 de enero de 2015
El mal poético
Mi mujer no entiende que soy así por Baudelaire, él es responsable de mis actos. Las prostitutas, las mulatas, las drogas (los paraísos artificiales), el alcohol (embriagarse de vino, poesía o virtud), la sífilis, todo eso me viene por sensibilidad poética, por los versos del más grande poeta maldito francés. ¿Quién soy yo para discutir con Baudelaire?, le digo a mi mujer, no soy digno, sería un desacato. No soy más que un jardinero cuya labor es cuidar de las flores del mal.
Publicado en el número 17 de Obituario.
jueves, 29 de enero de 2015
Apelar a Dalí
—¿Sabes que el padre de Dalí se casó con la hermana de su mujer al quedarse viudo? A Dalí esto no le molestó, pues todo quedaba en familia.
—Te repito que no vamos a hacer un trío con mi hermana.
—Te repito que no vamos a hacer un trío con mi hermana.
Publicado en el número 22 de Obituario.
miércoles, 28 de enero de 2015
La palabra
—¿No cree usted que el hombre puede escuchar la voz de Dios?
—Sí, pero sólo de bebé, cuando le habla su madre.
—Sí, pero sólo de bebé, cuando le habla su madre.
martes, 27 de enero de 2015
Volver atrás
Pero si yo pudiera volver atrás, a ese momento en que todo se estropeó, repetía. Cuando el problema era que él seguía allí, pero no ella.
lunes, 26 de enero de 2015
Las tradiciones
El que entra en esa cueva se vuelve loco, aseguraban los lugareños. El forastero, que no creía en supersticiones, entró y al salir declaró que no había visto nada inusual. Pero lo encerraron por loco.
domingo, 25 de enero de 2015
Once años de blog (capítulo 3604)
Es extraño todo. Miro la portada de mi novela (aún no impresa) y es lo que pienso. Es extraño ver mi nombre en ella. Es extraño ver un premio debajo de mi nombre. Parece que fue ayer cuando empecé este blog lleno de tonterías. Parece que fue ayer cuando estaba persiguiendo a Alba, Babeth, María o Susana. Parece que fue ayer cuando estaba solo. Pero han pasado muchos años, aunque la memoria se empeñe en condensar los recuerdos. No sé qué traerá el futuro, pero lo afronto con optimismo, pues sólo me costó once años publicar una novela y siete encontrar el amor.
sábado, 24 de enero de 2015
El alcoholismo responsable
Antes, cuando bebía, al día siguiente a lo sumo tenía resaca. Ahora por las mañanas me siento avergonzado de las cosas dichas y hechas la noche de autos. ¿Será esto madurar?
viernes, 23 de enero de 2015
jueves, 22 de enero de 2015
Las citas rápidas
Para conocer a la mujer de sus sueños sin descuidar sus obligaciones, el señor Belvedere se apunta a un servicio de citas rápidas a domicilio. Los tiempos avanzan una barbaridad, piensa, pues ha encargado una cita como el que pide una pizza. A los diez minutos, llama a la puerta una guapa chica.
—Buenos días, soy tu cita —anuncia.
—Encantado —dice él, admirando el físico sin parangón de la muchacha.
—Me llamo Leticia.
—Belvedere —dice Belvedere.
—Es un nombre muy elegante, ya no los hay así.
—Mérito de mis padres, no tuve nada que ver.
—Y además eres sincero, eso tampoco se ve mucho. ¿Me pones una copa?
—Claro. ¿A qué te dedicas?
—Trabajo en una tienda de ambigüedades.
—Qué casualidad, yo soy anticuario.
—No, no, me has entendido mal. Tienda de ambigüedades, no antigüedades.
—¿Y qué vendéis allí?
—No está claro.
—¿Cómo que no?
—Es difícil de explicar.
—Vaya. Por algún motivo que no alcanzo a entender, te encuentro muy interesante.
—Me lo dicen mucho, sí. Es una de las ventajas de trabajar con ambigüedades. A mí también me resultas interesante, pero nuestro tiempo ha acabado.
—¿Tan rápido?
—Es la parte mala de las citas rápidas, que terminan muy deprisa.
—¿Te volveré a ver?
—Podría ser, quién sabe.
—Buenos días, soy tu cita —anuncia.
—Encantado —dice él, admirando el físico sin parangón de la muchacha.
—Me llamo Leticia.
—Belvedere —dice Belvedere.
—Es un nombre muy elegante, ya no los hay así.
—Mérito de mis padres, no tuve nada que ver.
—Y además eres sincero, eso tampoco se ve mucho. ¿Me pones una copa?
—Claro. ¿A qué te dedicas?
—Trabajo en una tienda de ambigüedades.
—Qué casualidad, yo soy anticuario.
—No, no, me has entendido mal. Tienda de ambigüedades, no antigüedades.
—¿Y qué vendéis allí?
—No está claro.
—¿Cómo que no?
—Es difícil de explicar.
—Vaya. Por algún motivo que no alcanzo a entender, te encuentro muy interesante.
—Me lo dicen mucho, sí. Es una de las ventajas de trabajar con ambigüedades. A mí también me resultas interesante, pero nuestro tiempo ha acabado.
—¿Tan rápido?
—Es la parte mala de las citas rápidas, que terminan muy deprisa.
—¿Te volveré a ver?
—Podría ser, quién sabe.
miércoles, 21 de enero de 2015
La paradoja
Éramos jóvenes, pero no teníamos conciencia de serlo (¿no consiste la juventud en la inconsciencia?). Así, despilfarramos tontamente aquellos años que ahora desearíamos recuperar. Habríamos necesitado un administrador de juventud, alguien sensato y experimentado que hubiera sabido dónde invertirla y cuándo.
martes, 20 de enero de 2015
Eso tan natural
Eso tan natural, la vida, nunca se me ha dado bien. Ya tendría que estar impartiendo lecciones sobre ella, tengo la edad suficiente, pero aún sigo aprendiendo (esto es un eufemismo, en realidad me esfuerzo en estudiar algo que ni siquiera consigo descifrar).
lunes, 19 de enero de 2015
Mis treinta lectores y yo
Pensando en mis treinta lectores, he recordado que un año en el instituto éramos treinta en clase. Así, mi libro ha tenido el mismo público que cuando tenía que responder alguna pregunta del profesor. Pero el grado de atención no ha sido el mismo, espero.
domingo, 18 de enero de 2015
Presentar un libro
Presentar un libro es un acto de egocentrismo, pues nadie te lo ha pedido. Tú has decidido que era importante anunciarlo al mundo, que necesita saber que has escrito un libro y, sobre todo, comprarlo. Querer presentar un libro es un brindis que pides por ti. Es forzar las cosas, una imposición, un delirio de grandeza. En un mundo en el que la gente muere a diario de hambre, enfermedades y guerras, ¿y tú montas una presentación para hablar de tu libro? ¿Quién te crees que eres? Un libro tendría que ser escrito y después arrojado al mundo, sin más. Presentarlo sólo si la gente te solicitara que hablaras de él. Que te escribiera, por ejemplo, una asociación literaria algo así: nos ha gustado mucho su libro y nos encantaría que viniera a darnos una charla acerca de su proceso creativo y blablablá. Pero no montar de forma unilateral un acto propagandístico para hablar de ti y de tu libro, como si alguien te estuviera esperando.
sábado, 17 de enero de 2015
El bigote
—Soy la reencarnación del bigote de Dalí, cariño, igual que Dalí era la reencarnación de su hermano mayor.
—¿Ya has bebido?
—No, todo yo soy un bigote, ¿no lo ves? Y no un bigote cualquiera, sino un bigote artístico, surreal.
—No te las des de importante, tu bigote es bastante corriente.
—Eso es porque eres una descreída, mujer. Lo he comprendido todo antes, frente al espejo, cuando me disponía a afeitarme. Este bigote ha venido al mundo para traer esperanza a los hombres, me dije. Esperanza artística. Así que decidí que no podía afeitarme, puesto que se trataría de un bigoticidio de la peor clase. Mi bigote ha de ser un faro que guíe a la humanidad a una nueva edad de oro.
—Es la peor excusa que me has dado para no afeitarte, sin duda.
—¿No lo entiendes? Este bigote no puede limitarse a la estrechez de mi cara, no puedo guardármelo para mí solo, ¡este bigote ha de abrirse al mundo! Extenderse por los cinco continentes, el bigote sempiterno. ¡Abrid paso al bigote, oh, poderosos, y temblad!
—¿Ya has bebido?
—No, todo yo soy un bigote, ¿no lo ves? Y no un bigote cualquiera, sino un bigote artístico, surreal.
—No te las des de importante, tu bigote es bastante corriente.
—Eso es porque eres una descreída, mujer. Lo he comprendido todo antes, frente al espejo, cuando me disponía a afeitarme. Este bigote ha venido al mundo para traer esperanza a los hombres, me dije. Esperanza artística. Así que decidí que no podía afeitarme, puesto que se trataría de un bigoticidio de la peor clase. Mi bigote ha de ser un faro que guíe a la humanidad a una nueva edad de oro.
—Es la peor excusa que me has dado para no afeitarte, sin duda.
—¿No lo entiendes? Este bigote no puede limitarse a la estrechez de mi cara, no puedo guardármelo para mí solo, ¡este bigote ha de abrirse al mundo! Extenderse por los cinco continentes, el bigote sempiterno. ¡Abrid paso al bigote, oh, poderosos, y temblad!
viernes, 16 de enero de 2015
Sentirse requerido
En la puerta, a punto de salir a dar una vuelta, le digo a Sonia: si me echas de menos, avísame y vuelvo pronto. Y me contesta: ya te estoy echando de menos.
jueves, 15 de enero de 2015
Odín
Si fuera obligatorio adorar a algún dios, yo me decantaría sin duda por Odín. Odín, ya sólo el nombre mola. Además, tenía un caballo de ocho patas, lo que viste mucho. Por no hablar de que sacrificó uno de sus ojos a cambio de la sabiduría y se colgó durante nueve días de Yggdrasil, el fresno mundial, para conocer el secreto de las runas. ¡Eso es un dios interesante y comprometido! Por si esto fuera poco, encima es el padre de Thor, el dios del trueno, que mola muchísimo más que Jesús.
miércoles, 14 de enero de 2015
La súplica
—Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
—¿Eh? Se confunde usted de persona.
—Perdona, Noguera, la costumbre. Soy el dios de Abraham, ¿por qué no crees en mí?
—Tengo por norma no creer en personajes de ficción, soy así de raro.
—Pero adoras a otros personajes de ficción. Arturo Bandini, por ejemplo. O Lawrence Breavman.
—Sí, es cierto, pero es que son más divertidos y menos psicópatas. Más humanos, en definitiva.
—Pero yo no tengo la culpa de que me hayan escrito así. ¡Era una época muy rigurosa! Y una zona habitada por gentes muy estrictas, ¿qué culpa tengo yo de que no fueran personas ilustradas? Cualquier otro personaje de ficción entonces habría salido como yo: cruel y brutal.
—Ya, pero es que esa falta de arrepentimiento general... Heracles se cargó a su mujer e hijos, pero después al menos se sintió mal.
—¡Mérito del autor, que era griego! A mí también me habría gustado ser un dios griego y disfrutar del vino y el sexo. ¡Ah, los placeres! En vez de eso, me escribieron abstemio y eunuco, ya ves. Lo único que me queda es la adoración casta de los creyentes, ¿no te doy pena?
—No tanta como para creer en su existencia, la verdad. Hay figuras trágicas en la literatura mucho más interesantes.
—¿Y no podrías reescribirme tú, Noguera? Actualizarme, hacerme más atractivo. Hay dinero en eso, ¿sabes? Las sectas siempre son un negocio boyante, hay muchas personas con necesidad de pertenecer a algún movimiento. Yo lo sé bien, hazme caso.
—¿Eh? Se confunde usted de persona.
—Perdona, Noguera, la costumbre. Soy el dios de Abraham, ¿por qué no crees en mí?
—Tengo por norma no creer en personajes de ficción, soy así de raro.
—Pero adoras a otros personajes de ficción. Arturo Bandini, por ejemplo. O Lawrence Breavman.
—Sí, es cierto, pero es que son más divertidos y menos psicópatas. Más humanos, en definitiva.
—Pero yo no tengo la culpa de que me hayan escrito así. ¡Era una época muy rigurosa! Y una zona habitada por gentes muy estrictas, ¿qué culpa tengo yo de que no fueran personas ilustradas? Cualquier otro personaje de ficción entonces habría salido como yo: cruel y brutal.
—Ya, pero es que esa falta de arrepentimiento general... Heracles se cargó a su mujer e hijos, pero después al menos se sintió mal.
—¡Mérito del autor, que era griego! A mí también me habría gustado ser un dios griego y disfrutar del vino y el sexo. ¡Ah, los placeres! En vez de eso, me escribieron abstemio y eunuco, ya ves. Lo único que me queda es la adoración casta de los creyentes, ¿no te doy pena?
—No tanta como para creer en su existencia, la verdad. Hay figuras trágicas en la literatura mucho más interesantes.
—¿Y no podrías reescribirme tú, Noguera? Actualizarme, hacerme más atractivo. Hay dinero en eso, ¿sabes? Las sectas siempre son un negocio boyante, hay muchas personas con necesidad de pertenecer a algún movimiento. Yo lo sé bien, hazme caso.
martes, 13 de enero de 2015
El problema de la humildad en la experiencia religiosa
Quién soy yo para realizar la voluntad del Señor, tendría que decirse el creyente. Si fuera verdaderamente humilde, se diría que en realidad nunca podría llegar a conocer la experiencia divina. «Dios es un ser al que nunca podré acceder, pues él es infinitamente grande y yo soy muy pequeño». Cosas así. Sin embargo, la experiencia religiosa siempre viene acompañada de delirios de grandeza. Dios me habla a MÍ. Yo soy un mero instrumento de Dios, dicen algunos con falsa humildad, pero en realidad están afirmando que su divinidad lo ha elegido a él entre todos. A Dios le ofende esto o lo otro, sostienen otros actuando de portavoces y abogados de una divinidad tan grande que no se entiende que necesite que unos simples humanos la defiendan. Me acuerdo ahora de una novia que tuvo mi hermano, una pintora evangelista que decía que su arte no era mérito suyo, sino de Dios, que pintaba a través de ella. Una extraña forma de ser humilde, sin duda.
lunes, 12 de enero de 2015
Dios
El hombre creó a Dios y vio que era algo malo. Pero ya era tarde, le había concedido todo su poder; empezaba ahora el largo camino para liberarse de este cruel monstruo de Frankenstein.
domingo, 11 de enero de 2015
Un tipo serio
Dios es grande, dicen, pero no tiene sentido del humor. Lo que demuestra una grandeza muy pequeña.
sábado, 10 de enero de 2015
Memento mori
En la sobremesa, hablaba con la hermana de mi novia en presencia de la abuela de ambas, cuando esta última le dice a Sonia en tono jocoso: lo va a conquistar. Sonia me lo cuenta a mí y yo se lo cuento a mi cuñada, que responde: sí, claro, y te llamo papá; porque por edad podrías ser mi padre, ¿no? Te saco dieciocho años, así que sería posible, sí, respondo yo, consciente de pronto de que soy un viejo. Pues eso, tienes el doble de años que yo, sentencia ella. Nunca treinta y seis años parecieron tantos como enfrentados a la insultante juventud.
viernes, 9 de enero de 2015
El recuerdo
Esta grabación tiene veinte años, buena parte de esos ancianos ya están muertos. Es raro pensar en todas esas personas anónimas. ¿Cómo se llamarían? ¿Cómo serían? Es casi como si nunca hubieran existido, ¿verdad? Puede que tengan todavía parientes que los recuerden, claro, pero un día también morirán y pasarán definitivamente al olvido. ¿Quién sabrá que hubo un señor que se llamaba Antonio Pérez? ¿Quién sabrá que vivió en esta calle? Que nunca se casó y que coleccionaba sellos. Yo no quiero que eso me pase a mí. Por vanidad, por ego, por lo que quieras, pero me empeño en dejar huella, señales de mi existencia. Para que me recuerden los que nunca me conocieron. Aunque yo entonces ya no recordaré la vida y en realidad no importará.
jueves, 8 de enero de 2015
El ahorro
Ante la atroz crisis económica, en Pinares de Entretiempo han tomado la audaz decisión de unificar la cabalgata de Reyes y la Semana Santa. Así, nazarenos disfrazados de Reyes Magos portan un Niño Jesús crucificado y lanzan caramelos con sabor a incienso.
miércoles, 7 de enero de 2015
El movimiento
Lo importante es que haya apariencia de movimiento, ¿sabe? Que parezca
que vamos a alguna parte. Que uno pueda creer que avanza. Todo lo demás es secundario.
martes, 6 de enero de 2015
La cápsula del tiempo
Por reírme un poco, programo una entrada de blog para el veinticinco de enero del año 3004. Mil años de blog. Quizá no haya vida en la Tierra para entonces, pero digamos que sí. Qué fútil tendrá que parecer todo esto después de mil años. El amor. El mundo editorial. Mi literatura les parecerá medieval, me temo. Qué podrá decirles un tipo de hace mil años, si incluso el idioma habrá cambiado. Pero internet tampoco será como lo conocemos ahora, lo más seguro es que mi texto no lo lea nadie. Como un hombre del pasado usando el telégrafo para contactar a los seres del futuro.
lunes, 5 de enero de 2015
La vida a través de una ventana
Ah, sí, la vida está ahí, a su alcance, caballero, aunque puede también que sea un espejismo, una trampa. La vida a través de una ventana que no puede abrir, pero sí cerrar durante un rato y así poder apartar la mirada de la vida. La vida de los otros, que son más felices que usted.
domingo, 4 de enero de 2015
sábado, 3 de enero de 2015
Paquetes
Le envié mi libro a un amigo, pero nunca le llegó. La dirección estaba mal, faltaba el número del piso. Sin embargo, tampoco me fue devuelto el paquete. ¿Se lo quedaría el cartero creyendo que se trataba de algo valioso? Qué chasco más grande se llevaría al abrirlo, sobre todo al darse cuenta de que estaba dedicado. A no ser que se llamara Antonio, claro, que entonces podría sentirlo como un regalo y la intención es lo que cuenta.
viernes, 2 de enero de 2015
El nuevo año
—¿Qué le parece el nuevo año?
—Huele a nuevo, sí. ¿Y dice que es el último modelo?
—Estamos trabajando en otro, pero no saldrá hasta dentro de doce meses.
—No sé si me convence, se parece mucho al anterior.
—Pero el anterior está ya obsoleto. Hay que actualizarse, no querrá usted que sus amistades lo dejen atrás.
—Es verdad, sería el hazmerreír. Pero es una decisión complicada, ¿no podría probarlo unos días y ver qué tal me va con él?
—Huele a nuevo, sí. ¿Y dice que es el último modelo?
—Estamos trabajando en otro, pero no saldrá hasta dentro de doce meses.
—No sé si me convence, se parece mucho al anterior.
—Pero el anterior está ya obsoleto. Hay que actualizarse, no querrá usted que sus amistades lo dejen atrás.
—Es verdad, sería el hazmerreír. Pero es una decisión complicada, ¿no podría probarlo unos días y ver qué tal me va con él?
jueves, 1 de enero de 2015
2015
Un nuevo año en muchos aspectos. Un año en el que saldrá mi primera novela. Un año ya sin MálagaCrea. ¿Qué escribir? ¿Qué hacer? Pero todavía es pronto, dejémonos llevar un poco más por el viejo año.
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