miércoles, 6 de enero de 2010
Desaparecer
Hay que desaparecer, eso sin duda. Se dice de escapistas que han desaparecido dentro del abrigo, en el metro, aprovechando el barullo, dejando luego sólo esa prenda como testimonio. También sé del caso de un hombre que introdujo la mano en el bolsillo del pantalón para buscar las llaves y, al no encontrarlas, siguió metiendo el brazo, de manera que acabó con el cuerpo entero dentro del bolsillo. Nunca se le volvió a ver. Dónde estarán ahora estas personas, se pregunta uno; será que ciertas oquedades son puertas a otras dimensiones. Un amigo me contaba que, a veces, al penetrar a su mujer se preguntaba si su pene no estaría siendo admirado en ese momento por seres de otro mundo que contemplaban el horizonte.
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