Estoy vivo, pero no importa. La chica rubia se toca el pelo y el universo tiembla. Yo la imagino sujetando la pistola que llevo escondida en la chaqueta y llevándose a la boca el cañón, como si fuera un pene duro y frío, uno que eyacula balas en vez de semen. Es una imagen que me hace sonreír. En algún sitio suena una canción de rock ahora mismo.
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