jueves, 31 de julio de 2008
El oficio de escribir
miércoles, 30 de julio de 2008
Una pensión lisboeta
La rusa era simpática o al menos lo parecía, aunque nos hablaba en un extraño inglés con tintes portugueses y con frases como «the open is door». Además nos daba las gracias en italiano. Tenía un jefe al que nunca llegamos a ver, aunque habló por teléfono con él delante de nosotros y por la voz parecía un tipo siniestro. Enseguida me puse a pensar que era de la mafia rusa y que esa noche entrarían en nuestros cuartos a extirparnos los órganos para venderlos a buen precio a ancianos ricachones que morían lentamente en sus yates de gran eslora. Aguardé un rato aquella noche, pero no pasó nada y finalmente me dormí.
Frente a la pensión había un templo evangelista con las puertas siempre cerradas. De vez en cuando, un borracho se sentaba junto a la puerta como si esperase que abrieran. Quizás se sentía el vigilante.
martes, 29 de julio de 2008
Brescia
lunes, 28 de julio de 2008
Tribulaciones
domingo, 27 de julio de 2008
Time warp (2)
-Perdona, ¿qué me has llamado?
-Abuelo. Soy Pablo, tu nieto.
-Oye, chaval, que tengo treinta años, ¿cómo vas a ser mi nieto?
-Es muy sencillo, vengo del futuro. He viajado cincuenta años atrás en el tiempo para verte.
-Eso parece harto improbable.
-Te estoy diciendo la verdad, lo puedo demostrar fácilmente. Mira, te traigo un periódico del futuro.
-Esto no prueba nada, podría ser una falsificación.
-A ver: naciste en Zamora y de pequeño te rompiste una pierna jugando al fútbol. Te casaste con Carmen, mi abuela, cuando terminaste la mili. Por cierto, que cuando murió nos confesaste que le fuiste infiel muchas veces, pero siempre con profesionales.
-¿Cómo sabes todo eso?
-Porque soy tu nieto, ya te lo he dicho.
-Mira, ahora Carmen no está, ha salido a hacer la compra, pero no le digas nada de lo de las putas, ¿vale?
-No te preocupes, sólo vengo para ver cómo estás. Me han mandado mis padres. Tu hijo y su mujer, vaya.
-Venga, siéntate y cuéntamelo todo.
Más tarde, en la calle:
-Hombre, Pablo, ¿de dónde vienes?
-De la residencia de ancianos, de ver a mi abuelo. El pobre ya no reconoce a nadie y cree que vive en la década de los cincuenta; si supieras las tonterías que tengo que decirle para que no me tome por un extraño.
sábado, 26 de julio de 2008
Time warp
-¿Nos conocemos?
-¿No me reconoces? ¿No te parecen familiares mis facciones?
-La verdad es que no.
-Soy tu abuelo.
-Perdone, pero mi abuelo es un señor de ochenta años y usted a lo sumo tiene treinta.
-No lo has entendido; soy tu abuelo, pero del pasado. He viajado cincuenta años en el tiempo para verte.
-Eso suena bastante improbable. Mi abuelo nunca nos ha hablado de esa vez que viajó al futuro...
-Es lo que os pasa siempre a los jóvenes: que no escucháis. ¿Y cuándo te vas a cortar el pelo? Así pareces una chica. Y búscate un trabajo ya, vago, más que vago.
-Vaya, ahora sí se parece a mi abuelo.
viernes, 25 de julio de 2008
Disturbios
jueves, 24 de julio de 2008
Un plagiario se declara a su amada
miércoles, 23 de julio de 2008
Lisboa
martes, 22 de julio de 2008
Volver
miércoles, 9 de julio de 2008
La chica levemente pelirroja
¿Cómo era aquello que escribiste de ti?, le pregunto. ¿Que eras levemente pelirroja y casi te podías tocar el alma con la punta de los pies? Sí, algo así, no me lo recuerdes, contesta ella haciéndose la avergonzada. Es enero, estoy en la cama con una chica de diecinueve años. Yo tengo diez más, pero se me olvida siempre cuando hablo con ella. Lo recuerdo cuando follamos, eso sí, lo que quizás suena bastante mal, pero es la verdad.
*
Hace frío en la habitación y procuramos salir lo menos posible de la cama. Me gusta tenerla cerca, acariciar su cuerpo perfecto, besarla cuando se deja. Me encantan sus cejas (sí, de nuevo los detalles originales) y ese gesto irónico que hace con la boca. Me gusta cuando se busca defectos que no tiene. Creo que no se puede ser más bonita. Me parece que se lo digo.
*
Te has acostado conmigo porque te faltaba el perdedor en tu colección, ¿verdad?, le pregunto. No, me he acostado contigo porque me faltaba el escritor de culto, contesta ella. Yo me pregunto si sería precipitado pedirle matrimonio. Si algún día publico un libro te lo voy a dedicar a ti, digo de una forma muy ingenua pero sincera. Ella sonríe.
Es ciertamente imposible tenerla desnuda al lado y no follársela. Una noche la despiertan mis manos ávidas sobre su cuerpo. Después de follar me dice: gracias por despertarme.
*
Yo te trataría con dulzura siempre. Menos en la cama, tengo que admitir que ahí no me sale. Lo que quiero entonces es poseerte como si llevara deseándote toda la vida, lo que quizá sea cierto de alguna manera. Escucharte gritar de placer tiene un efecto reparador en mí. Me olvido de todo cuando dejas que libere mis demonios, que son más de lo que me gustaría reconocer.
*
Me gusta porque lo ha leído todo y escribe como nadie. Me gusta su sentido del humor de chica guapa. Esa forma deliciosa que tiene de burlarse de todo. Esa forma de moverse en la vida. Como si supiera algo que los demás desconocemos. Como si no supiera lo peligrosa que es. O quizás precisamente como si lo supiera. Como si supiera que causa hecatombes suavemente.
*
Por la calle, de repente, me coge la mano. Yo parpadeo tres o cuatro veces (no las cuento), asombrado. Qué bonito, pienso, que soy un romántico de la vieja escuela. Vamos de la mano por la ciudad, como dos enamorados. Luego pienso que sodomizarla la noche anterior también era muy bonito, aunque las pelis de Hollywood no lo aprueben. Seguramente nunca pueda escribir de ello, a la gente no le parecería bien.
*
Si yo no me quiero ir. Si yo quiero pasar frío con ella en el salón y verla comer naranjas. Si yo quiero recitarle poemas y que me cante Le tourbillon de la vie. Si yo quiero que me hable en ruso mientras me mira a los ojos. Si yo quiero verla todas las mañanas. Y pese a todo subo al tren y me marcho.
martes, 8 de julio de 2008
La chica rubia (2)
lunes, 7 de julio de 2008
La chica rubia
domingo, 6 de julio de 2008
Fútbol (3)
sábado, 5 de julio de 2008
Noches
viernes, 4 de julio de 2008
Conceptos, procedimientos, actitudes
jueves, 3 de julio de 2008
J'ai perdu ma plume dans le jardin de ma tante
Cuando entré en la edad adulta comencé a frecuentar la tasca del pueblo, puesto que consideraba que un poeta francés maldito que se precie ha de estar al menos la mitad del día ebrio. Pedía siempre absenta, lo que provocaba que los mozos se rieran de mí y me preguntaran qué “ausencia” era ésa de la que hablaba, si es que alguien me había roto el corazón. Otras veces me servían una copa vacía diciéndome que ahí tenía la “ausencia de bebida”. Yo no me dejaba amilanar por esto y apuraba mi copa vacía con la elegancia del que se sabe más elevado que el resto de los mortales.
Un día decidí enamorarme de una chica del pueblo que, desgraciadamente, compartía con mis vecinos el defecto de no ser francesa. Se llamaba Paqui, pero yo prefería llamarla Sophie, lo que causaba que siempre estuviéramos discutiendo, pues le parecía mal que me refiriera a ella por el nombre de otra, “y además extranjera”. Lo encontraba especialmente molesto cuando estábamos en la cama en plena actividad sexual. Debido a este conflicto de nomenclaturas, rompíamos a menudo, cosa que me venía muy bien, pues siempre he pensado que la melancolía es algo muy francés. Aprovechaba esos momentos de tristeza y soledad para encerrarme en mi buhardilla de aires parisinos y escribir versos brillantes sobre las prostitutas mulatas con las que me acostaba (afortunadamente, el pueblo no tenía nada que envidiar a París en este aspecto).
En lo laboral no me iba todo lo bien que se podría desear. Intenté ganarme la vida con la poesía, pero el director del periódico local era un francófobo que se negaba a publicar una sola línea en la lengua de Molière aduciendo que nadie en el pueblo hablaba francés y que yo no era nada más que un majadero. Este aparente fracaso en realidad era favorable a mis intereses, pues todo el mundo sabe que para ser maldito no basta con acostarse con prostitutas sifilíticas, sino que es preciso también morirse de hambre. No obstante, fallecer antes de tener una obra lírica que legar a la posteridad era claramente un error, así que me obligué a subsistir en trabajos temporales, aunque siempre encontraba dificultades para que me contrataran, pues en las entrevistas de trabajo solían mirarme con suspicacia cuando llegaban a la parte de mi currículum en la que decía “poeta francés durante los últimos siete años”. Tampoco ayudaba precisamente que respondiera “en Abisinia traficando con armas” cuando me preguntaban dónde me veía en diez años.
Los años fueron pasando, mis padres fallecieron y heredé el dinero suficiente para no tener que volver a trabajar. Paqui, la Sophie de mi corazón, finalmente se casó con otro, concretamente con un primo mío, lo que me hizo muy feliz porque me permitió escribir muchos poemas de desamor. Hay quien dice que lo de ser poeta francés era una empresa descabellada desde el principio y que no estoy ahora más cerca de serlo que cuando empecé, pero yo contesto siempre que al menos es indudable que soy el más francés de los murcianos.
miércoles, 2 de julio de 2008
Apariciones
-¿Quién es usted? –inquirí reuniendo el poco valor que se tiene a oscuras.
-Soy el Espíritu Nacional.
- ¿Y se puede saber qué hace en mi habitación? Yo no le he invitado, no es usted mi tipo.
-Perdone, es que España ha ganado la Eurocopa y me ha parecido un buen momento para manifestarme.
-Pues manifiéstese en la calle, como las personas de bien.
-Ya lo hago. ¿No ha visto las banderas, el colorido? Soy yo, que inflamo los corazones. Pero no es suficiente, tengo que manifestarme también en la intimidad de cada hogar.
-¿Y tiene que ser a estas horas?
-Es que le veía sufrir con el insomnio y me he dicho: si no puede dormir, que al menos tenga Espíritu Nacional. Que sus noches en vela tengan algún sentido patriótico.
-Qué tontería, ¿no?
-No sea tan duro conmigo, usted no sabe lo triste que es manifestarse sólo de tanto en tanto, cuando algún nostálgico del régimen anterior te invoca. Es muy molesto que te invoquen cuando estás ocupado haciendo otra cosa, y encima para aparecer en el hogar de unos fanáticos. Yo me entiendo de una forma más lúdica. ¿No ha visto a los borrachos con las banderas? Así es como me veo yo. Un griterío absurdo, relajación de las costumbres, litros de alcohol corren por mis venas, mujer.
-¿Eso último no lo cantaba Ramoncín?
-Sí, es intertextualidad. Intertextualidad Nacional.
-Ya. ¿Y por qué no se va de una vez a la mierda? Mierda Nacional, claro.
-Es usted un grosero, ¿lo sabe? Ya querrá usted que venga cuando se sienta solo, ya. Pero no vendré, apátrida, que es usted un apátrida. Languidecerá en el ostracismo más absoluto y ni siquiera le servirá la idea de Nación en sus noches solitarias. Me buscará entonces y no me encontrará.
-Bueno, hay otras patrias.
-Pero peores, créame, sé de lo que hablo. Míreme a mí, soy todo alegría de vivir, sol y playa. Paella y toros. Flamenco y siesta. Si hay otra vida, yo ciertamente no quiero conocerla. Soy el Espíritu Nacional, sin mí nada merece la pena. Fíjese en usted, por ejemplo, con ese insomnio suyo que ni es Nacional ni es nada. Un insomnio particular que no se puede compartir salvo para molestar a quien duerma a su lado. Tendría que darle vergüenza.
Y desapareció.