Póngame una de desespero, camarero, que todavía estoy algo sobrio, aunque no demasiado. Todavía puedo recordar quién soy y eso es problemático. Pero en realidad no soy yo, es la vida, que está mal hecha, que tiene sólo inconvenientes, uno detrás de otro. Inconvenientes como recordar tu nombre por las noches y también el nombre de otras personas, personas que sólo pertenecen al pasado, y el pasado jamás sucedió, no es un lugar al que volver, sino tan sólo una fantasía, una idea recurrente que parece real en noches en las que nunca hay bastante alcohol en la copa.
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