martes, 19 de enero de 2010
La vie en noir
Llega un momento en la vida de todo hombre a partir del cual sólo queda repetirse. De pronto es todo tan aburrido, señorita. Bueno, no de pronto, es un proceso lento. Lentamente todo es aburrido, señorita, lo que por otro lado tiene mucho sentido. La rutina no destaca por su celeridad, sino por su penoso tempo. La erosión de los días, destruyendo el brillo de las cosas poco a poco. Y acostumbrarse a siempre las mismas caras, que envejecen con nosotros sin que nos demos cuenta; las mismas calles, que cambian también con el paso de los años pero siempre nos parecen iguales; la atroz rutina. La vida detenida. Todos esos cambios imperceptibles para el ojo condenado a su visión diaria.
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