Tribulaciones del antiguo joven escritor

A menos de dos meses de cumplir los cuarenta y cuatro años. Aquí hablábamos de la juventud, creo. Del futuro, que nunca llegaba (esto no ha cambiado). Pienso ahora que tenía veintidós cuando empecé con Alba, ahora voy a tener el doble. Mi carrera literaria no termina de despegar o quizá sea como el Challenger (soy lo bastante viejo como para usar esta referencia). Pero quién me iba a decir a mí que tendría un par de libros publicados (e ignorados), unos pocos premios (menores) y que daría clase a adolescentes (apáticos). Y que habría pasado por la vida de varias mujeres (¡varias!) y que estaría casado (como un señor respetable). Qué raro es todo.

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Con una autoestima sana, la diferencia entre outsider y fracasado es muy difusa.

La trampa

Temo entrar en una habitación oscura y que haya una cucaracha en el interruptor de la luz.

El matiz

—¿Te soy del todo indiferente?

—Qué va; me resultas una molestia.

Determinaciones

—Un día se reconocerá mi talento y dejarán de darme de lado.

—Oye, que estás en tu lecho de muerte.

Obsesiones varias

Me felicita la secretaria del certamen por volver a ser finalista y yo no puedo decirle que sólo quiero ganarlo y pasar página de una vez.

De la realidad virtual

—¿Tú crees que hay otra vida?

—Sí, en los videojuegos.

Recoger las cucarachas muertas de la cocina como ejercicio zen

Esto es, quizá, una metáfora de algo, pienso mientras empujo con el cepillo al enésimo cadáver seco de cucaracha. La decadencia del imperio que nunca llegué a levantar, tal vez. O puede que mis sueños, repulsivos y destinados a acabar en la basura. Cómo saberlo, a quién preguntar (las cucarachas no dicen nada).

Criaturas de la noche

—Pero cierra ahí, que no quiero que me vean desnuda los vecinos. 

—Es imposible que te vean: esas no son ventanas, sino tragaluces. 

—Mentira, que yo la otra noche vi a un señor en una de ellas. 

—Pues habrá que llamar a Van Helsing entonces, que ese hombre tiene que ser un vampiro, por lo menos.

Lo importante

Fast cars, fine ass, / these things will pass / and it won't get more profound, que cantaba David Berman. Pero todo lo importante es pasajero, por muy agradable que sea. Tener dinero en el banco. La gloria. La juventud. Todos mis alumnos han nacido en el siglo XXI y yo les hablo de cosas que no entienden.

Vidas paralelas

Bar Refaeli, treinta y siete años, tres hijos, perfección física todavía. Siempre ha sido una tía buena. En las redes sociales millones de personas siguen su vida acomodada, de ensueño. Ha ganado millones como modelo y se casó con un israelí rico. Gabriel Noguera, cuarenta y tres años (¿cuarenta y tres años ya?), nunca destacó por su atractivo físico. En las redes comparte absurdeces que pasan desapercibidas. Siempre ha sido pobre, aunque ha tenido épocas peores.

El ojo

Una vez recomendé un libro a una editorial. Se vendió bien, sacaron una segunda edición. Tengo buen ojo para reconocer lo que va a funcionar, pero no para escribirlo.

En la iglesia

Un hombre se persigna ante el muñeco dios. Absurdo gesto de magia. El mismo efecto tendría un movimiento de kung fu frente a la figura de cera de Bruce Lee.

De la vida tranquila

Estábamos siempre equivocados, pero buena parte del encanto consistía precisamente en no darnos cuenta de ello y, por lo tanto, creer que las cosas, eventualmente, irían bien.

Consejos para una vida mejor

Haga una lista de sus preocupaciones. Quémela. Las preocupaciones no han desaparecido en realidad y además ha perdido el tiempo.

Rid of me

Da igual, ya está hecho. Consummatum est, que decía uno con delirios de grandeza. Era una carrera perdida de antemano, pero cómo saberlo entonces. Toda la ideología neoliberal empuja a intentarlo. Si quieres, puedes. Si al final no has podido es que no lo has querido lo suficiente. Da lo mismo que ardieras.

Las intenciones

 —Sé que te han hecho daño sus palabras, pero no se las tengas en cuenta. No es cierto que nunca te amara. Claro que lo hizo. Lo único que sucede es que ahora se avergüenza de ello.

—Ah, bueno, siendo así...

Por las solapas

Miro las solapas de los libros de mis contemporáneos (en algunos casos, autores más jóvenes que yo). Reviso sus logros. Cuándo tendré yo algo que contar.

Primeras impresiones

Con veintinueve años pensaba que estaba acabado. Lo peor es que no me equivocaba mucho.

La cuestión

Cuándo llegará mi momento. Y más importante: cuándo dejaré de preguntármelo.

Nueva vida

—¿Tú crees en la reencarnación?

—No mucho. La idea de que mi padre sea ahora un bebé de meses en algún lugar recóndito del mundo me parece tan poco seria como estresante.

Las águilas

Que el tiempo vuela lo compruebas cuando de pronto caes en que la última vez que leíste El señor de los anillos fue hace más de veinte años, a pesar de que estabas convencido de que era una obra que releías de tanto en tanto.

Autoayuda

—Confía en ti mismo, puedes hacer cualquier cosa que te propongas.
—¡Ya, pero mal!

Análisis de datos

—Lo sentimos mucho, pero el análisis de datos que hemos realizado sobre usted nos da una puntuación de noventa puntos de tristeza.

—¿Qué? ¿Cómo que noventa? ¿De dónde sacan esa cifra? ¿Cuánto es el máximo?

—Toda esa información es confidencial, caballero. Pero sí podemos decirle que el nuestro es un método matemático e infalible y gracias a él tenemos su puntuación completa como ser humano. Muy decepcionante en general, tengo que decirle. Puntuaciones bajísimas en todas las áreas prácticas. Aunque especialmente dotado para la infelicidad.

Las opciones

Qué pocas personas conocemos a lo largo de la vida. Y de esta pequeña muestra escogemos a nuestros amigos y parejas. No se puede decir que sea un trabajo científico serio.

Tragedia breve

—Me gasto todo el dinero en cosas que nunca te daré.

—Pero si te lo gastas todo en chorradas para ti.

—Pues eso.

La pose

Vino un día a clase un alumno con una camiseta de Nirvana. Todavía hay esperanza, pensé. Pero enseguida caí en lo que pasaba. Le dije: si eres capaz de citarme cinco canciones de Nirvana, te pongo un diez en la asignatura. No pudo.

Lo equivocado

—Escribir una novela cuando sabes que nadie la leerá es un subidón. Por el gusto de lo prohibido, del tabú.

—Pero ¿qué dices?

—Porque es algo que no deberías hacer...

Turing

—Estoy poniendo la reclamación, pero me atiende un chatbot.

—Bueno, pero no discutas.

—Oye, discutir con un chatbot sería ya tocar fondo del todo.

Dialéctica

—Me han dicho los alumnos que se ha cagado usted en Dios en alguna clase.

—Sí, señora, es verdad. Estaban portándose muy mal y recurrí alguna vez al exabrupto para llamarles la atención

—Pues eso me ofende, como profesora de religión.

—Ajá; bueno, la ofensa es libre, eso queda fuera del control de uno. Al fin y al cabo, yo estaba hablando en sentido figurado, puesto que no me estaba defecando realmente sobre ningún concepto, como podían observar los alumnos.

—Las palabras pueden hacer mucho daño.

—En ese caso, me remito a aquello de «los palos y las piedras pueden quebrarme los huesos, pero las meras palabras jamás daño alguno me harán». Buenos días.

Literatura

—¿Hay sitio para mí en la literatura? 

—Claro que sí. 

—No vayas a decirme que en los márgenes.

—¿Qué? Claro que no.

—Ni en las notas a pie de página. 

—No, hombre, no.

—Vale, ¿dónde?

—Yo diría que en las erratas.