Un cantautor sin talento en una oscura tetería. Al final del recital, nos pasan una libreta para que escribamos nuestras impresiones, notas de ánimo, consejos, etc. Yo soy de la opinión de que habría que destruirlo ahora antes de que el mal sea demasiado grande, pero me dicen que eso es cruel, que pobre hombre, que hay que ser magnánimo, cordial y cosas por el estilo. Bueno, bueno, digo yo, tampoco provoquemos un conflicto con esto. Así que me decanto entonces por la ambigüedad, que es algo muy socorrido, y que interprete él a su gusto lo escrito: «espero que la vida te lleve muy lejos».
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