lunes, 28 de julio de 2008
Tribulaciones
Pienso en L'homme qui aimait les femmes, de Truffaut, que aquí se llamó El amante del amor. En una escena de la película el protagonista se encierra en el cuarto de baño para aislarse por completo del mundo y poder escribir sus experiencias con las mujeres. Eso tendría que hacer yo: encerrarme en el cuarto de baño, con las cucarachas. Pero no escribiría de mis experiencias con las mujeres, no, yo aprovecharía para escribir esa novela que pienso cada sábado por la noche, cuando vuelvo a casa, bastante borracho, en el último autobús. Si no lo hago es porque escribir es un poco como casarse, que se carga el amor. La idea del amor. Claro que eso no lo sabe el lector, que no imagina cuál era la idea original del autor, pero cómo puede escapar este último de los libros que le observan desde las estanterías como hijos contrahechos, experimentos fallidos de científico loco, la isla del doctor Moreau.
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