-Hola, Pablo.
-¿Nos conocemos?
-¿No me reconoces? ¿No te parecen familiares mis facciones?
-La verdad es que no.
-Soy tu abuelo.
-Perdone, pero mi abuelo es un señor de ochenta años y usted a lo sumo tiene treinta.
-No lo has entendido; soy tu abuelo, pero del pasado. He viajado cincuenta años en el tiempo para verte.
-Eso suena bastante improbable. Mi abuelo nunca nos ha hablado de esa vez que viajó al futuro...
-Es lo que os pasa siempre a los jóvenes: que no escucháis. ¿Y cuándo te vas a cortar el pelo? Así pareces una chica. Y búscate un trabajo ya, vago, más que vago.
-Vaya, ahora sí se parece a mi abuelo.
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