domingo, 8 de septiembre de 2013
Némesis
Uno necesita enemigos para motivarse y medrar. Yo, caballero, he decidido que la humanidad entera está contra mí. Así, todo lo que consigo, por muy pequeña que sea la victoria, me parece un gran triunfo que restregar por la cara de todo el mundo. Sé bien que me odian todos, incluso los que no me conocen ni saben que existo, pues este ninguneo es deliberado, a mí no me engañan.
sábado, 7 de septiembre de 2013
Breve historia de Willy
Escrito en el lejano julio del año 2000.
William Kensington III ha pasado a la historia como creador de innumerables juegos que, por unas razones o por otras, no consiguieron arraigar en la complicada sociedad victoriana. La vida de este ser humano ejemplar nos trae a la memoria las atribuladas existencias de grandes hombres como Josef Zimmerman, el violinista ciego y sordo de Cracovia que durante cuarenta y cinco años tocó un violín sin cuerdas sin que nadie le advirtiera de ello; o como Teodoro Watling, que dedicó la totalidad de su vida a demostrar que el pollo es el animal más inteligente. Todas estas vidas tiradas a la basura están recogidas en el libro, de próxima publicación, Grandes genios —o no— de la Historia.
William Kensington III siempre vivió acomplejado por su aspecto físico. Según se aprecia en las pocas fotos en las que aparece, medía un metro y medio y pesaba más de cien kilos. Esto explicaría que le apodasen «Tonel Willy» en la universidad de Oxford. Es de suponer que fue su pésimo físico el que le llevó a practicar todo tipo de deportes con la esperanza inconfesable de demostrar al mundo que dentro de un orondo noble inglés puede haber un atleta (o varios). Durante las largas estancias en la enfermería de Oxford, tuvo una especie de epifanía que le metió en la cabeza la idea de, puesto que era una nulidad en la práctica de todo ejercicio físico, usar su intelecto superior (Kensington, como toda la élite británica, era bastante pedante) en la creación de algún nuevo tipo de deporte o juego de mesa que uniera a la Humanidad en una renacida Edad de Oro. Se sabe que durante su etapa universitaria intentó unificar el rugby y la esgrima, pero, por algún motivo, abandonó la idea tras un par de accidentes mortales. No obstante, siguió buscando el modo de «crear el juego definitivo», como anotaría él mismo en treinta y siete cuadernos (en cada una de las páginas de los treinta y siete cuadernos aparece escrito en grandes caracteres «crear el juego definitivo», seguido de un ranking de mujeres atractivas de la época).
En la primavera de 1885 William Kensington III fue expulsado de la universidad. Las causas de su expulsión las encontramos en dos revolucionarios ensayos escritos por Kensington. El primero, para la clase de Filosofía Germana, titulado El fútbol y Kant, trataba de demostrar cómo el fútbol está en franco desacuerdo con la ética kantiana y se enmarca, por así decirlo, en la corriente más afín a Schopenhauer. El profesor, el ilustre Sir John Blow, lejos de aplaudir el entusiasmo y frescura de las ideas de Kensington, le llamó al orden y le dedicó un largo discurso explicándole al joven iconoclasta que era el cricket, y no otro, el deporte que chocaba de frente con Kant. Sin embargo, fue el segundo ensayo, para la clase de Mitología Occidental, titulado Por qué creo que la masturbación femenina no es un mito, lo que precipitó su salida de la conservadora institución de Oxford.
En 1886 fallece el padre de nuestro héroe, pasando entonces él a administrar la fabulosa fortuna de los Kensington. Este dinero le permitiría afrontar mayores retos que antes no podía siquiera soñar. En la primavera de 1888 convocó a la prensa para presentar un nuevo deporte que haría las delicias de los aristócratas ociosos que no sabían en qué utilizar su tiempo libre. Lo llamó onehundredagainstonehundred. Kensington no se desanimó cuando los periodistas se echaron a reír ante su atónita y regordeta cara, pero sí lo hizo cuando comprobó que absolutamente nadie se interesaba por el nuevo deporte. Un viejo amigo de la universidad le indicó que tal vez el fracaso se debía a que las reglas del juego exigían doscientos participantes y que las mismas reglas se extendían durante tres mil quinientas páginas. William Kensington III, hombre de carácter, le asestó un puñetazo en el estómago a su amigo (que dejó de serlo) y se negó en redondo a cambiar una sola palabra de las reglas. Tres meses después, redujo el número de participantes a cincuenta por equipo y las reglas pasaron a ocupar mil setecientas páginas. Lamentablemente sólo podemos hacer conjeturas sobre la naturaleza de este deporte, ya que los volúmenes que recogían las reglas ardieron en el gran incendio de 1908 que arrasó la mansión de los Kensington. Sin embargo, una foto sacada durante un ensayo del fiftyagainstfifty, como se llamaría finalmente y que también fracasaría de forma miserable, muestra que el deporte estaba relacionado con vestir a una vaca con calcetines blancos y pamela negra.
En 1891 empezó a escribirse con el escritor noruego Knut Hamsun. La correspondencia consistía, por parte de Kensington, en hojas y hojas llenas de elaborados insultos, mientras que las cartas de Hamsun solían ser más escuetas y se limitaban a decir cosas como «por favor, ¿quién es usted y qué quiere?» o «¿quién le ha dado mi dirección?» e, incluso, «se lo ruego, deje de escribirme, mi mujer está asustada».
1893 fue un año importante para Kensington. Fundó la Sociedad de Británicos Amantes del Deporte, en cuyos estatutos se prohibía el ingreso de escoceses, irlandeses y galeses, que se convirtió muy pronto en lugar de encuentro de borrachos de todo Londres. Envalentonado por el éxito, mandó un carnet de socio de honor a la Reina Victoria y otro al Káiser de Alemania. Al poco, recibió una nota de agradecimiento de la Casa Real, lo que le llenó de una alegría indescriptible que lo mantuvo en vela durante tres noches. Es importante reseñar que Kensington fue incapaz de leer la nota debido a que la grafía no era muy clara. Recientes investigaciones confirman que el mensaje de la nota es «a Su Majestad no le interesa lo que sea que vende, no la moleste más». El Káiser, por el contrario, enmarcó el carnet y lo colgó en su dormitorio. Ese mismo año Kensington creó ciento setenta y dos juegos, la mayoría de los cuales eran variaciones estúpidas de juegos ya conocidos. El fracaso de todos ellos, lejos de hundirle, no hizo más que reforzar su convicción de que pronto, muy pronto, tendría en sus manos el deporte que revolucionaría el mundo y sería practicado durante siglos. Pero sus intentos de comprar la patente del fútbol por quince chelines fueron infructuosos.
En 1894 Kensington probó las mieles del amor, cansado como estaba de los burdeles de París. Conoció a Margaret Westminter, hija de Lord Alfred Westminter, famoso general, a la que cortejó y pidió en matrimonio. La boda fue cancelada un mes antes de la fecha acordada para su celebración al descubrir Lord Westminter a su virginal hija en la cama con Kensington. Esto se entiende si tenemos en cuenta que Kensington estaba en la cama con Alice, la hija menor de Westminter, y no con Margaret, que, al fin y al cabo, era su prometida. Kensington, desolado, abandonó la casa de Westminter esquivando los disparos que efectuaba éste desde el balcón. Habiendo perdido al amor de su vida (o, al menos, un sucedáneo muy interesante), publicó un extenso poema (otra de las facetas de este gran hombre) en todos los periódicos de Londres con el título de «A dos hermanas». Fue condenado a pasar catorce meses en la cárcel por publicar pornografía.
El periodo pasado entre rejas le sirvió de retiro espiritual y fue entonces cuando consiguió su único éxito. Durante su estancia en prisión unificó las reglas del ajedrez y el boxeo, juego al que llamó «ajedrez total». Evidentemente, el deporte tuvo una gran acogida entre los presos, llegando a extenderse por varias prisiones del país. Cuando Kensington redactaba los estatutos para la creación de la Liga Nacional de Ajedrez Total, un edicto del Gobierno prohibió la práctica del deporte por considerarlo «excesivamente violento incluso para Inglaterra».
Esto acabó con Kensington. Desde entonces inventó cerca de trescientos juegos de mesa y cuarenta y cinco deportes —que pasaron desapercibidos—, pero sin la pasión de antaño. Murió en 1911, recluido en un manicomio, jurando a quien quisiera escucharle que fue él quien inventó la salsa tártara y los zuecos.
viernes, 6 de septiembre de 2013
jueves, 5 de septiembre de 2013
Voliciones
Pasa una pareja mientras leo sentado en el banco. Se despiden, la chica le sonríe durante un corto instante y pienso que, en fin, que vivimos para esos momentos de pura magia. La magia de una chica bonita sonriéndote. Provocarle un orgasmo es mejor, ya, pero hacer que sonría también es muy bonito. Ese momento íntimo, de auténtica complicidad. Te sonríe a ti y a nadie más, tú eres la causa y el destino de su sonrisa, el alfa y el omega.
miércoles, 4 de septiembre de 2013
El largo encono
En Pinares de Entretiempo, dos jubilados, el señor Matías y el señor Ramiro, llevan ya diez años enfrentados. Nadie conoce el motivo de su enemistad, aunque hay varias teorías: una partida de mus que salió mal, una disputa por una anciana del asilo, un simple malentendido producto de la dentadura postiza, etcétera. El caso es que ya es una década sin hablarse, aunque siguen comunicándose de forma indirecta a través del periódico local: siempre mandan cartas al director para rebatir la opinión que el otro ha dado el día anterior.
martes, 3 de septiembre de 2013
El trabajo de campo
—¿Qué haces ahí tumbado?
—Me documento para mi próximo relato.
—¿Durmiendo?
—Oye, los sueños son una mina.
—Me documento para mi próximo relato.
—¿Durmiendo?
—Oye, los sueños son una mina.
lunes, 2 de septiembre de 2013
De espaldas
Seducirle siempre fue tarea fácil. Al ser hombre de culos, las chicas podían mandarle fotos que no eran suyas.
domingo, 1 de septiembre de 2013
El final del verano
Y otros temas recurrentes. ¿Cuántos veranos han terminado? Demasiados,
que esa es la paradoja del paso de los años: uno hubiera querido vivir
menos veranos y, al mismo tiempo, piensa que no ha vivido lo bastante en todos esos veranos que ya no volverán.
sábado, 31 de agosto de 2013
La diosa portátil
El chico lleva siempre una fotografía de una mujer desnuda. Bien escondida, es sólo suya. La guarda a menudo entre las páginas de un libro de texto. A veces se queda absorto mirándola en clase y el profesor piensa que es un chaval muy aplicado. No sabría qué hacer sin la foto. Se siente seguro con ella en el bolsillo. Es un amuleto. Es una estampa de la divinidad. Pero no se trata de ninguna adoración casta, ya que se masturba con ella a diario. Es su forma de orarle, de comulgar con la divinidad. Le dedica todo su deseo. Sus plegarias silenciosas e inconfesables. Todas las noches, antes de dormir, la mira y la acaricia con ternura.
viernes, 30 de agosto de 2013
La vida en cuatro tardes
Se me fue la vida en cuatro tardes, pero en cuatro tardes de domingo, que nunca pasó nada.
jueves, 29 de agosto de 2013
Urgencias
—¿Cómo se encuentra hoy el paciente?
—Doctor, lleva tres meses muerto.
—Hum, entonces quizá tengamos que abandonar el tratamiento.
—Doctor, lleva tres meses muerto.
—Hum, entonces quizá tengamos que abandonar el tratamiento.
miércoles, 28 de agosto de 2013
La exposición permanente
—Tu cuerpo tendría que estar en un museo.
—¿Tan bonito es?
—No, si lo digo por lo viejo que es.
—¿Tan bonito es?
—No, si lo digo por lo viejo que es.
martes, 27 de agosto de 2013
Extraños orgullos
El que plagia y siente suyas las alabanzas que recibe es como la actriz que, habiendo usado una doble de cuerpo, se enorgullece cuando alguien aplaude su supuesto desnudo.
lunes, 26 de agosto de 2013
Marcos, Mateo, Lucas y Juan
En la década de los ochenta, Marcos Fernández, Mateo García, Lucas Martín y Juan Rodríguez formaron la banda criminal conocida como «los cuatro evangelistas». Durante tres años, atracaron bancos y negocios a lo largo y ancho del país. Cuando robaban en un establecimiento, popularmente se decía que lo habían «evangelizado». Estos cuatro delincuentes, encontrándolo muy divertido, contribuyeron de forma activa a esto memorizando pasajes bíblicos y recitándolos en cada una de sus fechorías. Finalmente fueron detenidos, pero recibieron penas muy leves: menos de cinco años de cárcel. Esto fue así gracias a que en el juicio fueron defendidos por los abogados más prestigiosos, cuyos honorarios fueron sufragados por los obispos, que declararon que ciertamente los acusados eran unos criminales, pero también había que valorar que estaban predicando el Evangelio.
domingo, 25 de agosto de 2013
El periodista freelance
Nadie lo adivinaría a simple vista —dice el señor jubilado—, pero soy periodista. Diariamente redacto una carta al director sobre un asunto de actualidad y la envío a algún periódico. Soy ya un colaborador habitual de dos diarios conservadores, me publican con frecuencia. Tengo una carpeta llena de recortes de mis artículos. Mi hija me dice que estoy haciendo el ridículo y que me busque otra afición, pero yo creo que tiene celos de mi éxito. Ya verá cuando me den el Pulitzer y obvie su nombre en mi discurso, ya.
sábado, 24 de agosto de 2013
Manufacturando monstruos
El autor se sentó ante el ordenador con determinación. Por fin iba a escribir la novela, por fin iba a dar el gran paso. Esa noche no durmió, dedicó todas las horas nocturnas a redactar a velocidad de vértigo. Todo encajaba, iba tomando forma la historia que lo llevaría al Olimpo literario. Pero cuando llegó el amanecer estaba muy cansado. Se había terminado el impulso. Ni siquiera tenía fuerzas para releer lo escrito. Había fracasado, ¿dónde encontraría energía ahora? Se metió en la cama preguntándose si más tarde podría transformar lo escrito en un relato o dos.
viernes, 23 de agosto de 2013
La máquina fotográfica del tiempo
En nuestros laboratorios seguimos trabajando en una máquina para viajar en el tiempo, pero todavía no hemos logrado nada fiable. Por ahora, hemos logrado hacer viajes en el tiempo fotográficos. Le explico: con nuestra cámara digital usted podrá fotografiar el futuro o el pasado. El procedimiento es muy sencillo, basta con enfocar un lugar o una persona y seleccionar la fecha que uno quiere ver. La cámara clarividente, la llamamos, aunque otros dicen que es el culmen del voyeurismo y nos tildan de paparazzi del espacio-tiempo.
jueves, 22 de agosto de 2013
El extraño caso de Órbita 76
El 16 de agosto, el diario El Mundo publicó un «artículo» calificando Órbita 76 de «cómic que se mofa de los funcionarios». Yo, la verdad, me reí mucho ante algo tan delirante. Luego comprobé que mucha gente se hacía eco de la «noticia» y montaba en cólera; algunas personas tienen la extraña necesidad de ofenderse sin motivo. Porque no han leído el cómic y dan por buena una información que viene a decir que la Junta de Andalucía ha publicado un cómic expresamente para insultar a los funcionarios. Esto no resiste el menor análisis serio. Para empezar, el protagonista, el héroe de la historia (con el permiso del abuelo, claro) es un funcionario. En seis viñetas de un cómic de cuarenta y ocho páginas sale el padre del protagonista: su papel es el de padre castrador, padre que nunca valora los éxitos del hijo y está todo el rato buscándole las cosquillas. Me inspiré para esto en unos cuantos padres: el de Kafka, el de algún amigo, el mío... Bien. La misión de tal personaje en el cómic es la de servir de contraste al abuelo del protagonista, que le ofrece luego una aventura, soñar, etc. Así entendemos que el protagonista está encorsetado en un mundo adulto en el que no importa lo que haga, pues nunca le será reconocido su esfuerzo, mientras que su abuelo, esté loco o no, confía en él y blablablá. Cualquier persona que lea el cómic entenderá que el personaje del padre es un energúmeno, un gilipollas integral. Está hecho para caer mal. Entender, por lo tanto, que sus palabras tienen algún valor es no entender nada. Imaginemos por ejemplo que el cómic hubiera tratado sobre un chaval judío durante el nazismo. Imaginemos que fue adoptado, pero su padre adoptivo no sabe nada de su judaísmo (la madre sí). Imaginemos que el padre es partidario de Hitler y durante la cena vierte comentarios injuriosos contra los judíos. Imaginemos que el chaval defiende a los judíos y la madre se pone también de su parte. A mí lo que me costaría imaginar de todo esto es que alguien dijera algo como «la Junta edita un cómic que se mofa de los judíos».
Lo más curioso del tema es que ya han publicado dos artículos que faltan a la verdad y nadie se ha puesto en contacto conmigo, que para algo he escrito la historia. ¿Dónde ha quedado la ética periodística? ¿Se la han dejado en el otro pantalón? Está claro que no interesa la verdad, sino manipular a la opinión pública ensuciando de paso el trabajo y el honor de dos creadores que tuvieron la suerte de que su esfuerzo fuera premiado en un certamen de cómic.
Lo más curioso del tema es que ya han publicado dos artículos que faltan a la verdad y nadie se ha puesto en contacto conmigo, que para algo he escrito la historia. ¿Dónde ha quedado la ética periodística? ¿Se la han dejado en el otro pantalón? Está claro que no interesa la verdad, sino manipular a la opinión pública ensuciando de paso el trabajo y el honor de dos creadores que tuvieron la suerte de que su esfuerzo fuera premiado en un certamen de cómic.
miércoles, 21 de agosto de 2013
Los dolores de cabeza
Desde que la chica se marchó, tiene fuertes jaquecas. Tan fuertes que incluso pierde la visión durante un rato. Es como si mi cabeza decidiera que sin ti no vale la pena ver nada, piensa tendido en el sofá, con los ojos cerrados y respirando pausadamente.
martes, 20 de agosto de 2013
lunes, 19 de agosto de 2013
Del nazismo en la vida
Volviendo al tema de la crueldad adolescente, si la olvidé fue por el tiempo pasado, no porque nunca la experimentara.
Nunca me dio por ejercerla, empero, que yo fui el típico adolescente
con gafas y marginado. Pero sí la sufrí, la sufrí mucho y la olvidé al
recibir la crueldad adulta, que es más sutil, más soterrada, más a fuego
lento.
domingo, 18 de agosto de 2013
Tinta en el papel
Me llama una amiga para contarme, eufórica, que un ex amante ha escrito de ella en su novela. De forma disimulada, en varios personajes, pero es ella. Le doy la enhorabuena y lo cierto es que me produce algo de envidia. De mí nunca ha escrito nadie. No es que mis ex amantes hayan escrito novelas, pero algunas tenían blogs y nada (creo que una ex novia me insultó en el suyo, pero no estoy seguro). Yo sí he escrito de alguna, aunque tampoco creo que telefoneen a amigos para contarlo.
sábado, 17 de agosto de 2013
La lógica ociosa
—Buenas tardes, ¿le parece bien que su editorial esté a favor del asesinato de ancianas?
—¿Cómo? ¿Cuándo hemos dicho nosotros tal cosa?
—Aquí tengo una novela editada por ustedes en la que el protagonista asesina a una anciana para robarle. Crimen y castigo, se llama. De un ruso, además, lo que significa que no apoyan ustedes la literatura nacional, sino la extranjera. No sólo fomentan el crimen, también son ustedes unos antipatriotas.
—¿Cómo? ¿Cuándo hemos dicho nosotros tal cosa?
—Aquí tengo una novela editada por ustedes en la que el protagonista asesina a una anciana para robarle. Crimen y castigo, se llama. De un ruso, además, lo que significa que no apoyan ustedes la literatura nacional, sino la extranjera. No sólo fomentan el crimen, también son ustedes unos antipatriotas.
viernes, 16 de agosto de 2013
Traducción al silencio
Ahora que se acerca mi trigésimo quinto cumpleaños, me da por echar la vista atrás. Sobre todo en este blog, que para algo tiene que valer registrar vivencias y pensamientos (llamémoslos así) durante más de nueve años. Uno pensaría que se vería una evolución, pero no; creo que las epifanías me las he dejado por el camino. Empecé a escribir aquí cuando tenía veinticinco años, era tan joven (aunque yo no me sentía especialmente joven, sentirse joven es de viejos), tan ingenuo. No es que haya cambiado gran cosa, aunque tengo más canas (tampoco muchas, creo). Qué sabe usted del mundo, podría preguntarme alguien y yo no sabría bien qué responder. Pues que huele mal, por ejemplo. No te fíes de las mujeres, que te atraen con sus bellos colores y luego te devoran (si tienes suerte). No te presentes a concursos de literatura, es una pérdida de tiempo. Pero en realidad estas cosas uno las dice por decir, como entonces, que tampoco es que hayamos aprendido mucho en todo este tiempo.
jueves, 15 de agosto de 2013
Mi libro
A veces tengo accesos de optimismo con respecto a mi libro. Pienso cosas como: seguro que será un éxito, sacarán varias ediciones y venderé, qué sé yo, mil ejemplares (es un optimismo exagerado, pero no demasiado irracional). Al fin y al cabo, hay cuarenta y siete millones de habitantes en este país, no puede ser tan difícil convencer a mil lectores (esto de los millones de habitantes lo pienso a menudo). Pero luego se me pasa, pienso en la cantidad ingente de libros que sale al mercado cada año y vuelvo a la realidad. Además, me pongo a pensar en la voraz crítica y se me ocurre que pasar desapercibido puede ser afortunado.
miércoles, 14 de agosto de 2013
Cartas a Eva Braun
Soñé con un desierto de arena blanca, pero no era arena, sino polvo, el polvo en el que se habían convertido miles de huesos humanos. Soñé que no había nadie más, pero me pareció raro ser el único superviviente. Yo, que tan pocos méritos hice. Pero lo cierto es que no era ningún regalo esta existencia solitaria; quizá había muerto también yo y así eran los distintos infiernos personales: un continuo vagar sobre los otros muertos, pulverizados.
martes, 13 de agosto de 2013
El regreso
La puesta de sol. El regreso a casa en coche por la carretera, junto al mar. La sensación de que cada kilómetro nos acerca más a la realidad, pero siempre nos quedará el recuerdo. Estos momentos tan efímeros de clara belleza.
lunes, 12 de agosto de 2013
Del nazismo en la adolescencia
Escuchando en un bar a la chica de diecisiete años. Aprendiendo de la crueldad adolescente. Porque sólo merecen existir los bellos, viene a decir. Los bellos y jóvenes. Siempre que sean arios, claro, murmuro yo, pero creo que no me oye.
domingo, 11 de agosto de 2013
Ahora que ya estás aquí
Ahora que ya estás aquí, ¿qué esperabas? ¿Era la vida como imaginabas? Claro que entonces no imaginabas nada, pues eras un ente sin pensamiento, una unión de células entre dos personas que decidieron que era buena idea traer más gente al mundo. Así que ahora ya estás aquí y esto no te decepciona, pero es que no tenías ideas preconcebidas. Todo es nuevo, sorprendente, maravilloso. Te entretiene cualquier cosa, la repetición te divierte. Pero esto no será siempre así y te decepcionarás, sí, te decepcionarás, porque pronto vas a formar pensamientos de cómo tendría que ser el mundo. De pronto, vas a enmendarlo mentalmente. Porque está tan mal hecho, porque esto es el trabajo de un incompetente. Tú lo habrías hecho mejor. Con más felicidad personal. Con más protagonismo para ti y menos para otros. Pero tú todavía no sospechas nada de esto y te maravilla una y otra vez la misma acción, pues el infinito parece ser solamente eso.
sábado, 10 de agosto de 2013
El bebé
El bebé es un ser de corta edad diseñado apresuradamente. Su uso práctico está por determinar, aunque se le advierte cierto valor estético, sobre todo para el sexo femenino. Su imagen es reproducida con frecuencia para hablar de la inocencia. En general, representa todo lo que es puro, aunque produce cantidades industriales de heces y orina que los padres, con un encomiable espíritu masoquista, se encargan de eliminar. Siempre hay bebés en el mundo y sus gritos en la noche no dejan de oírse en nuestras ciudades. Se sospecha que quizá sean inmunes a las radiaciones atómicas, pero no existen estudios concluyentes.
viernes, 9 de agosto de 2013
El primer día
El primer día ha llegado ya para cientos de bebés recién salidos de fábrica. Esperan perfectamente uniformados y divididos en categorías, pues los hay de todo tipo y color. La vida os aguarda, se les dice, y tendréis que dar lo mejor de vosotros mismos. Sois todos únicos e inimitables, aunque producidos en serie por cuestiones de mantenimiento económico de la humanidad. Pensad que pertenecéis a algo mucho más importante que vosotros mismos: el conjunto. The big picture, que dicen los anglosajones. No os dejéis llevar por ideas individualistas de grandeza, conoced vuestro lugar en el mundo. Pero todo eso vendrá luego, ahora os espera la infancia: Volved locos a vuestros padres.
jueves, 8 de agosto de 2013
miércoles, 7 de agosto de 2013
Los tiempos verbales
Le doy un azote a Sonia y se queja:
—¡Para! Eso dolió mucho.
—¿Dolió? Ah, bueno, entonces fue hace tiempo: ya lo habrás superado.
—¡Para! Eso dolió mucho.
—¿Dolió? Ah, bueno, entonces fue hace tiempo: ya lo habrás superado.
martes, 6 de agosto de 2013
Las voces de la razón
—Doctor, oigo voces.
—¿Y qué dicen?
—Me dan consejos financieros.
—¿Qué? ¿No le piden que se suicide o que asesine a alguien?
—No, me hablan de bonos de inversión, acciones de empresas que van a subir, etc. Es un sinvivir: me siento un tiburón de las finanzas, lo que no está mal del todo, lo peor es convivir las veinticuatro horas con mi consejo de administración imaginario.
—¿Y qué dicen?
—Me dan consejos financieros.
—¿Qué? ¿No le piden que se suicide o que asesine a alguien?
—No, me hablan de bonos de inversión, acciones de empresas que van a subir, etc. Es un sinvivir: me siento un tiburón de las finanzas, lo que no está mal del todo, lo peor es convivir las veinticuatro horas con mi consejo de administración imaginario.
lunes, 5 de agosto de 2013
Colarse
Hace meses, me escribieron desde una editorial para decirme que la obra que les mandé había pasado el primer filtro de selección y preguntarme si me interesaba que siguiera el proceso. Les dije que sí, claro, aunque las dudas me invadían. ¿Cuántos filtros serían? ¿Valía la pena clasificarse para cuartos de final y luego caer en los penaltis? ¿No sería cruel dar esperanzas a un autor antes de tiempo? Pero había que intentarlo, enfrentarse a lo desconocido como un explorador que buscaba algo inconcreto: las siete ciudades de oro, la fuente de la eterna juventud, El Dorado; en fin, en cualquier caso, la gloria o algo que, de lejos, se le parecía.
domingo, 4 de agosto de 2013
La juventud moderada
Yo soy joven con moderación, dice el hombre. Llevo una juventud sostenible porque la idea es que me dure toda la vida. No quiero que se agote, por eso la administro con sabiduría, en cantidades adecuadas y calculadas previamente.
sábado, 3 de agosto de 2013
El elemento externo
—Desde que te conozco, odio a la gente. Yo antes era feliz: vivía en la ingenuidad absoluta, creía que todo el mundo era inherentemente bueno. Ahora reconozco la fealdad que intentan ocultar las personas. No sé si me alegro o no.
viernes, 2 de agosto de 2013
Fin de la cita
Mariano, joven actor universitario, siempre leía las acotaciones como si fueran parte de la representación. Decía de pronto cosas como: «dirigiéndose al público». O: «tiernamente, le coge la mano a la chica». Cierta parte de la crítica estaba subyugada por esto y lo llamaba metateatro.
jueves, 1 de agosto de 2013
Saltando al vacío
El martes firmé mi primer contrato editorial (en solitario, que para el cómic firmé uno conjunto). Así que en octubre, si la editorial no quiebra antes, dejaré de ser un autor inédito. Seguiré siendo secreto, claro, que no creo que el libro tenga mucha difusión (me quejaré entonces de que en un país de cuarenta y siete millones de habitantes no consigo vender cien ejemplares). Pero el martes fue un momento fundacional, supongo, aunque sentí más miedo que otra cosa.
miércoles, 31 de julio de 2013
La empresa
Queridos empleados, supongo que estáis al tanto de las leyes aprobadas contra nosotros por este gobierno marxista. Nos suben los impuestos por el bien del país, aseguran, pero no es verdad, lo hacen para su beneficio y nada más. Sabéis también que nosotros en esta empresa siempre os hemos tratados a todos como una gran familia. Todos estamos juntos en esto y siempre hemos valorado la lealtad. Por eso os notifico que la empresa ha decidido declararse independiente. A partir de las doce de esta noche seremos un país, un estado libre. Ya hemos solicitado el ingreso en la ONU y la Unión Europea. Por lo tanto, también dejáis de ser empleados y os convertís en ciudadanos, pues no queremos extranjeros trabajando aquí, al menos no sin permiso de trabajo. No, no me miréis con preocupación, hemos pensado en todo. No queremos un gobierno centralista que lo decida todo desde el despacho del director general: cada sección mantendrá su autonomía. Así, la sección de zapatería, por ejemplo, pasa a ser un estado federal dentro de nuestra gran nación.
martes, 30 de julio de 2013
Interior. Noche.
Interior. Noche. Una habitación en penumbra. Un HOMBRE de mediana edad bebe whisky junto a la ventana. Dirige la mirada al horizonte mientras cavila en silencio. De pronto entra en plano la MUERTE.
MUERTE: Ha llegado tu hora, Anton.
HOMBRE: ¿Qué? Si precisamente hoy me ha hecho un análisis completo el médico y gozo de una salud perfecta.
MUERTE: Yo sé más que ese matasanos de la salud y la enfermedad.
HOMBRE: Bueno, es verdad que tengo el colesterol un poco alto.
MUERTE: Eso no ha sido la causa de tu muerte, aunque ha contribuido algo. Es la peste negra la que te lleva a la tumba.
HOMBRE: ¿La peste negra? ¿En 2013?
MUERTE: No le discutas a la Muerte. Vamos, te llevo al Tártaro.
HOMBRE: ¿Ahora? ¿Sin poner en orden mis asuntos? ¿No puedes darme algo más de tiempo? ¿No podemos llegar a un acuerdo?
MUERTE: ¿Qué propones?
HOMBRE: ¿Qué tal si nos jugamos mi vida al ajedrez?
MUERTE: De eso nada, que eres Gran Maestro. Ahí en la repisa tienes varios títulos internacionales.
HOMBRE: Vaya, sabía que tenía que haberlos escondido. ¿Y a piedra, papel o tijera?
MUERTE: Eso no es serio y la Muerte tiene una reputación que mantener.
HOMBRE: ¡Y yo una vida que mantener!
MUERTE: Cállate de una vez y muere con dignidad, hombre.
HOMBRE: Para ti es fácil decirlo, que ya estás muerta.
MUERTE: Y no es tan terrible, ¿ves? Venga, baja las persianas a modo de telón y vámonos ya.
El hombre suspira y obedece. Se hace la oscuridad.
MUERTE: Ha llegado tu hora, Anton.
HOMBRE: ¿Qué? Si precisamente hoy me ha hecho un análisis completo el médico y gozo de una salud perfecta.
MUERTE: Yo sé más que ese matasanos de la salud y la enfermedad.
HOMBRE: Bueno, es verdad que tengo el colesterol un poco alto.
MUERTE: Eso no ha sido la causa de tu muerte, aunque ha contribuido algo. Es la peste negra la que te lleva a la tumba.
HOMBRE: ¿La peste negra? ¿En 2013?
MUERTE: No le discutas a la Muerte. Vamos, te llevo al Tártaro.
HOMBRE: ¿Ahora? ¿Sin poner en orden mis asuntos? ¿No puedes darme algo más de tiempo? ¿No podemos llegar a un acuerdo?
MUERTE: ¿Qué propones?
HOMBRE: ¿Qué tal si nos jugamos mi vida al ajedrez?
MUERTE: De eso nada, que eres Gran Maestro. Ahí en la repisa tienes varios títulos internacionales.
HOMBRE: Vaya, sabía que tenía que haberlos escondido. ¿Y a piedra, papel o tijera?
MUERTE: Eso no es serio y la Muerte tiene una reputación que mantener.
HOMBRE: ¡Y yo una vida que mantener!
MUERTE: Cállate de una vez y muere con dignidad, hombre.
HOMBRE: Para ti es fácil decirlo, que ya estás muerta.
MUERTE: Y no es tan terrible, ¿ves? Venga, baja las persianas a modo de telón y vámonos ya.
El hombre suspira y obedece. Se hace la oscuridad.
lunes, 29 de julio de 2013
La pareja consolidada
—Ya somos una pareja consolidada, es hora de que adoptemos un gato.
—¿Qué extraña lógica es ésa? ¿Para qué necesitamos nosotros un gato?
—Para entrenarnos. Un día tendremos hijos, ¿no?
—No son la misma cosa, ¿eh? Un bebé no se pone en celo ni se sube en los armarios.
—No seas tan literal. La idea es entrenarse en cuidar un ser vivo.
—Yo es que soy de perros, detesto a los gatos.
—Pues yo no soporto a los perros.
—De todos modos, cuidar de otro mamífero es un salto muy grande, ¿por qué no empezamos con otra forma de vida?
—Que no sea una tarántula.
—No. Había pensado en una planta.
—¿Una planta? ¿Te parece que el paso que tiene que dar una pareja consolidada es cuidar de una planta?
—Claro. Es una responsabilidad: hay que regarla, podarla, cuidar que no tenga bichos... Y piensa en las ventajas: está en un rincón sin molestar, no hace ruido...
—Sí, tiene sentido.
—Podríamos empezar con un cactus.
—¿Qué extraña lógica es ésa? ¿Para qué necesitamos nosotros un gato?
—Para entrenarnos. Un día tendremos hijos, ¿no?
—No son la misma cosa, ¿eh? Un bebé no se pone en celo ni se sube en los armarios.
—No seas tan literal. La idea es entrenarse en cuidar un ser vivo.
—Yo es que soy de perros, detesto a los gatos.
—Pues yo no soporto a los perros.
—De todos modos, cuidar de otro mamífero es un salto muy grande, ¿por qué no empezamos con otra forma de vida?
—Que no sea una tarántula.
—No. Había pensado en una planta.
—¿Una planta? ¿Te parece que el paso que tiene que dar una pareja consolidada es cuidar de una planta?
—Claro. Es una responsabilidad: hay que regarla, podarla, cuidar que no tenga bichos... Y piensa en las ventajas: está en un rincón sin molestar, no hace ruido...
—Sí, tiene sentido.
—Podríamos empezar con un cactus.
domingo, 28 de julio de 2013
Las listas de ventas
Órbita 76 es un cómic que no existe, pienso cada vez que estoy en una librería. No está en ninguna parte, no lo tienen. Claro —me gusta pensar—, esto es que ha sido un éxito, se ha agotado, hay que sacar una segunda edición ya. Pero no, no es así. Lo ha comprado muy poca gente, entre otras cosas porque no se encuentra en ningún sitio. Hay cuarenta y siete millones de personas en este país, uno piensa que cuatrocientas podrían adquirir el cómic si tuvieran acceso a él. Pero ni siquiera saben que existe y yo a veces tengo dudas.
sábado, 27 de julio de 2013
La crítica
Los decoradores de interiores criticaron duramente la novela. El autor, declararon, había imaginado para sus personajes viviendas que parecían decoradas por un hombre prehistórico. ¿Era necesario ese interiorismo espartano? ¿Era creíble en Betty Lou, la protagonista femenina? También los diseñadores de moda estaban descontentos: los personajes vestían tan del año pasado, se quejaron.
viernes, 26 de julio de 2013
jueves, 25 de julio de 2013
Un sueño
Sueño que estoy en un bar de Nueva Orleans, como si hubiera estado viendo demasiados capítulos de Treme. Un negro canta un blues acompañándose sólo con la guitarra eléctrica. Canta esta letanía: you can't tame the blues, you can't learn the blues, you can't play the blues... you can only release the blues! Y termina con un punteo de guitarra bluesero. Me acerco a la barra y pido una bebida. Hay un tipo fumando, pero el camarero, un negro con cara de pocos amigos, le indica el cartel de prohibido fumar. El tipo se encoge de hombros. Suena entonces la alarma antiincendios. Es mi despertador, que me saca del sueño.
miércoles, 24 de julio de 2013
Los rumanos
Hay unos rumanos ahí bebiendo, me dice Sonia después de asomarse a la terraza. Hacen bien, contesto yo, pero ella no parece convencida. Quizá quiere que baje y conmine a los rumanos a beber en otro sitio. Pero poco ganaría yo con esa acción. Discutir con borrachos a las once de la mañana no parece especialmente bueno para la salud.
martes, 23 de julio de 2013
Las falsas invitaciones
En una entrega de premios, solo en un rincón, sintiéndome como alguien que se ha colado en una fiesta privada. Como si ser finalista consistiera en molestar. Aquí sólo importan los ganadores, hijo, ¿para qué has venido de tan lejos?, parecen decir sus miradas, aunque sus miradas raramente se posan en mí. Es más bien su desinterés quien me habla: a los finalistas los queremos sólo para que rellenen el libro de los ganadores, no los necesitamos para nada más. ¿Por qué no te marchas a casa? Aquí no tienes sitio, no eres uno de los nuestros.
lunes, 22 de julio de 2013
El hombre en el retrete
Sonia llama a la puerta del baño. «¿Puedo entrar un momento?», dice. «No», grito yo, sintiéndome vulnerable como buen hombre sentado en el retrete. «Venga, prometo no mirarte, sólo tengo que coger una cosa», insiste ella. «NOOO», respondo. «Qué maniático eres», se ríe ella al otro lado de la puerta. «¡Sí, claro!», digo yo. «Para una cosa en la que soy normal...».
domingo, 21 de julio de 2013
sábado, 20 de julio de 2013
Las tijeras
Hace unos meses nos hicieron una entrevista por Órbita 76 en la revista Andalucía Joven. El otro día llegó a mis manos un ejemplar y descubrí que habían mutilado las cosas que dije. Es más, las habían mutilado sin ninguna lógica. Así, hay chistes que se quedan a la mitad y varias veces me hacen parecer un gilipollas. Por ejemplo, cuando me preguntan por cómo me siento al ver mi trabajo en las estanterías, yo contesto: «Es un extraño momento. De pronto te sientes un triunfador y tienes ganas de dar codazos a los clientes que están en la librería y señalarles el libro mientras dices: "eh, oiga, que eso lo he hecho yo". Pero a los dependientes no les gusta que los autores acosen de esa manera a la clientela y suelen echarte a la calle». Sin embargo, en la versión publicada desaparece lo que digo de los dependientes. ¿Por qué? ¿Es que acaso el lector es tonto y no va a entender una broma? ¿Se permiten bromas con autores que dan codazos a clientes en librerías, pero no con dependientes que echan a la calle a esos autores? No tiene ningún sentido.
En otra pregunta, quieren saber qué tiene de diferente Órbita 76 y yo contesto: «Eso tendría que decirlo el público, que es una respuesta muy correcta, propia del autor humilde que soy. Pero creo que es una historia que funciona a muchos niveles, sobre todo inconscientes. En pocas palabras, apelamos a los sentimientos del lector, como políticos populistas». Resulta que en la revista borran lo de los políticos populistas. ¿Por qué? ¿Es que se van a ofender los políticos populistas? ¿Hay algún político que se defina así? «Soy un político populista y voy a demandar a su revista». Lo peor es que encima parezco gilipollas con lo de apelar a los sentimientos de los lectores, que pierde su gracia sin el remate de los políticos populistas. ¿Qué razonamiento absurdo hay detrás de todo esto?
Luego nos preguntan por internet y el proceso creativo y respondo: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice, sobre todo con tanto porno al alcance de la mano (y nunca mejor dicho). Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse (no sólo en las novedades pornográficas) y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet, ya que cuando quedábamos en persona siempre acabábamos bebiendo como cosacos y los cosacos están poco interesados en los tebeos». Ellos lo convierten en: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice. Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet». Nada de hablar de porno, los jóvenes andaluces no consumen porno; nada de hablar de beber, los jóvenes andaluces no beben (y poco importa que fuera verdad que nuestras reuniones de trabajo fueran en una cervecería y por eso funcionábamos mejor a través de internet). Aquí lo importante es censurar las palabras del entrevistado y que sean un dechado de sosería, damas y caballeros. La verdad es que uno se pregunta qué sentido tiene entrevistar a alguien si luego no se va a respetar lo que el entrevistado dice. Sería más rápido inventárselo todo y ya está.
Curiosamente, sí que respetaron mis quejas sobre la falta de groupies. Vaya con la coherencia.
En otra pregunta, quieren saber qué tiene de diferente Órbita 76 y yo contesto: «Eso tendría que decirlo el público, que es una respuesta muy correcta, propia del autor humilde que soy. Pero creo que es una historia que funciona a muchos niveles, sobre todo inconscientes. En pocas palabras, apelamos a los sentimientos del lector, como políticos populistas». Resulta que en la revista borran lo de los políticos populistas. ¿Por qué? ¿Es que se van a ofender los políticos populistas? ¿Hay algún político que se defina así? «Soy un político populista y voy a demandar a su revista». Lo peor es que encima parezco gilipollas con lo de apelar a los sentimientos de los lectores, que pierde su gracia sin el remate de los políticos populistas. ¿Qué razonamiento absurdo hay detrás de todo esto?
Luego nos preguntan por internet y el proceso creativo y respondo: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice, sobre todo con tanto porno al alcance de la mano (y nunca mejor dicho). Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse (no sólo en las novedades pornográficas) y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet, ya que cuando quedábamos en persona siempre acabábamos bebiendo como cosacos y los cosacos están poco interesados en los tebeos». Ellos lo convierten en: «Bueno, internet puede hacer que el proceso creativo se ralentice. Sin embargo, es una gran herramienta para documentarse y para comunicarse. No habríamos podido hacer el cómic sin internet». Nada de hablar de porno, los jóvenes andaluces no consumen porno; nada de hablar de beber, los jóvenes andaluces no beben (y poco importa que fuera verdad que nuestras reuniones de trabajo fueran en una cervecería y por eso funcionábamos mejor a través de internet). Aquí lo importante es censurar las palabras del entrevistado y que sean un dechado de sosería, damas y caballeros. La verdad es que uno se pregunta qué sentido tiene entrevistar a alguien si luego no se va a respetar lo que el entrevistado dice. Sería más rápido inventárselo todo y ya está.
Curiosamente, sí que respetaron mis quejas sobre la falta de groupies. Vaya con la coherencia.
viernes, 19 de julio de 2013
El mar, el amor
Y ahí estoy yo, haciendo el muerto en el Atlántico, dejándome llevar por las olas mientras Sonia, alarmada, me vigila desde la playa, no sea que me arrastre la resaca mar adentro y me devoren los tiburones. La reconozco por el sombrero, que sin gafas no veo muy lejos: parece una francesita que espera a que su amado vuelva del otro lado del mar. Y es bonito esto y me dejo mecer por las olas un rato más.
jueves, 18 de julio de 2013
Contactos
(Míchel) Gabriel Noguera Martín. Nacido en Gotemburgo (Suecia), en 1978. Secreto. Tercermundista. Sentimental. Autor de libros sin editoriales y de un blog sin fin. Ganador de algunos (pocos) premios literarios. Moreno. Un metro y setenta centímetros. Mirada huidiza. Actitud siempre equivocada. Perdedor elegante. Nunca aprende.
miércoles, 17 de julio de 2013
El compromiso, pese a todo
Paseando por la calle, nos cruzamos con un hombre barbudo que grita a los transeúntes: fuck yourself forever. Una y otra vez, pero la gente reacciona con tranquilidad y hace como si no estuviera ahí. Una hora y media después, volvemos a pasar por esa calle y ahí sigue el hombre, pero ya no grita, sólo hace gestos a los viandantes. Hay que cuidar la voz.
martes, 16 de julio de 2013
El secreto del señor Mariano
«Aquí hay un matrimonio estable», le dijo el señor Mariano a su mujer cuando ésta descubrió que le había mentido sobre su pasado, «y vamos a cumplir con los votos que nos hicimos en el altar».
lunes, 15 de julio de 2013
La lasitud
Usted tendría que hacer algo con su vida, caballero, pero ya lo sé: le da pereza. ¿Para qué hacer algo con su vida si esto ya lo pueden hacer otros por usted? Yo mismo, si quisiera, pero nunca he tenido inclinaciones autocráticas. Y me pesa, me pesa mucho, pero carezco de la disciplina necesaria. Me pasa como a usted, sí, pero en menor grado, pues a mí me falta disciplina para hacer algo con las vidas de los demás, no con la mía. El caso es que no puedo ayudarlo y le he hecho perder el tiempo, aunque dudo que esto le importe.
domingo, 14 de julio de 2013
Las voces ajenas
Escuchando una conversación que entra por la ventana. Son dos hombres. Discuten. Uno de ellos está indignado. Por qué se espera eso de mí, exclama. El otro intenta apaciguarlo: no te sulfures, Manolo. No hay intimidad, pienso. Y me acuerdo de una vez con Susana, que me dijo de pronto: «¿Lo oyes? Alguien está follando». Guardamos entonces silencio y al cabo de unos segundos oí los gemidos que venían de una habitación cercana. Era la primera vez que escuchaba a otra pareja haciendo el amor y no me pareció raro ni una intromisión en la intimidad. Gemidos anónimos. Podría ser cualquiera. O nadie. Podría ser todo una imaginación. Es todo tan natural.
sábado, 13 de julio de 2013
En la ciudad del calor
En la ciudad del calor, escribiendo sentado en el suelo. En una habitación de paredes blancas y con cuatro puertas también blancas. Sin haber dormido apenas. Como en un sueño o delirio febril. Como en un manicomio cruel. No sé, algo así.
viernes, 12 de julio de 2013
El alojamiento de los espíritus
El hotel Continental tiene fantasmas, lo que es un grave problema para la dirección. ¿Cómo nos libramos de estos okupas indeseables que no pagan por su estancia?, se preguntan. La policía ya ha declarado que no puede desalojar entes incorpóreos: por otro lado, los clientes se quejan al tener que compartir habitación con desconocidos.
jueves, 11 de julio de 2013
La ortografía de los otros
Trabajo para el gobierno leyendo la correspondencia de los ciudadanos en busca de algún mensaje subversivo. Es una labor agotadora, pero bien remunerada. Últimamente me ha dado por intervenir de otra manera: hastiado de tanta falta de ortografía, he empezado a corregir cartas. Todo empezó ayer, con una frase. Un hombre se despedía de su novia diciendo: «Te quiero Petra». Me sorprendió mucho que el hombre no se despidiera con el correcto «Te quiero, Petra». Durante un momento me pregunté si esto era deliberado, si quería decirle algo así: «Te quiero Petra; no quiero que seas otra; no te quiero si eres Penélope o Clara, sólo si eres Petra». O si era un mensaje en clave: «te quiero de piedra; no te muevas de casa». Pero no había motivos para sospechar de esta persona, tenía que tratarse de un error, así que añadí la coma. Me gusta pensar que no sólo he ayudado a la ortografía, sino también al hombre: su novia podría quedar gratamente impresionada al ver que su amado por fin empieza a escribir con corrección.
miércoles, 10 de julio de 2013
Todo lo que podría salir mal
Ayer una modesta editorial me comunicó su interés en publicarme (sin cobrarme). He pasado la noche en vela pensando en todo lo que podría salir mal. Podrían arrepentirse de pronto. Podría agudizarse la crisis y cancelar todas las editoriales las futuras publicaciones («ya hay muchos libros publicados, leedlos todos antes de que saquemos nuevos»). Podría caer un meteorito en la Tierra y acabar con la vida. No sé, tantas cosas.
martes, 9 de julio de 2013
Pero tú no necesitas nada de esto
Interior. Noche (esto lo sabemos porque hay una ventana abierta, pero la habitación está a oscuras). De pronto entra una figura en el plano. Es un hombre, que tose quedamente, como si temiera ser descubierto. Se enciende una luz. Es un hombre, en efecto, que mira hacia nosotros con sorpresa. Ha sido descubierto con las manos en la masa. Tosiendo en la oscuridad, con lo grave que es eso. Implora con los ojos un perdón que sabe a la perfección que no llegará. Sólo entonces vemos que no se dirigía a nosotros, sino a una chica que entra en plano. Es rubia y lleva el pelo en un estilo pasado de moda, como si hubiera salido de los años veinte. Está furiosa con el hombre y le pregunta qué hace ahí, tosiendo en la oscuridad a altas horas de la noche. Él vacila y balbucea que toser en la oscuridad a altas horas de la tarde es más complicado. A ella no le vale esta explicación tan burda y le golpea en el hombro, de esa forma que las mujeres golpean a los hombres. Él suda, mira hacia nosotros como pidiendo ayuda al apuntador, pero tiene que valerse solito. Mira, Martina, dice, pasaba por tu calle y se me ocurrió que sería buena idea toser en la oscuridad de tu sala de estar. A mí no me engañas, contesta ella, tú venías a verme desnuda. Bueno, responde él, ahora que lo dices… Ella vuelve a golpearle en el hombro, ahora con más fuerza.
lunes, 8 de julio de 2013
Una despedida sincera
—Queridos amantes, me despido de vosotros porque he encontrado el verdadero amor. Guardad mi teléfono, por si acaso.
domingo, 7 de julio de 2013
La vida de Pinocho
Yo quería ser un niño de verdad, pero de ser un adulto de verdad nunca dije nada. Sin embargo, la infancia pasó enseguida, tan deprisa que casi ni me di cuenta y de pronto tenía ya dieciocho años y tenía que realizar el servicio militar. Me despedí de mi padre con lágrimas en los ojos, pero lo cierto es que encajé a la perfección en el ejército. Mi idea era servir en la Marina, pues conservo algo de maderabilidad en mí y floto muy bien, pero tuve que hacer la mili en el ejército de tierra, donde destaqué sobre todo por mi habilidad para permanecer en la posición de firmes. Por otra parte, los oficiales me dijeron que obedecía muy bien las órdenes. Unos días antes de licenciarme, me llegó un telegrama que me informaba de que Geppetto había muerto. Geppetto había muerto, cuando parecía inmortal. El golpe fue duro, durísimo, pero de repente era un buen partido para las jóvenes casaderas del pueblo. Joven, apuesto (aunque un tanto envarado) y con un negocio de carpintería. Antes de darme cuenta me casé con una mujer que todavía hoy me desprecia por mi carácter pusilánime. Claro, yo no puedo explicarle que soy un ex títere. «De pequeño estaba hecho de madera» es una frase que difícilmente se puede meter en una conversación normal. Tampoco entiende mi ecologismo heterodoxo: para mí, el único destino aceptable para los árboles es la manufacturación de títeres, pues usar la madera para otros fines me parece una forma de aborto.
sábado, 6 de julio de 2013
12709 días vivo
Y sólo 3033 en el blog. Formas de organizar el tiempo o que éste te desorganice a ti, aunque yo siempre he sido muy desorganizado ya de fábrica.
viernes, 5 de julio de 2013
jueves, 4 de julio de 2013
La leyenda épica
Felipe León Bruin ha vuelto del Himalaya convertido en mejor escritor, o
eso afirma a sus conocidos. Los lamas, dice, los lamas sí que saben de
problemas literarios. Es fácil enfrentarte a la página en blanco cuando
te has enfrentado a la blancura de las nieves eternas, afirma en la
cafetería que frecuentan los escritores de la ciudad. Le suelen
preguntar si vio al yeti y él responde que sí, que el yeti es la bestia
que todos llevamos dentro, los miedos y pesadillas. Yo me enfrenté a él y
vencí, concluye, pero es que he estado en el Himalaya, claro, no como
vosotros.
miércoles, 3 de julio de 2013
Perder
A principios de año escribí un relato que me gustó mucho. Me gustó tanto que decidí no volver a leerlo por si me llevaba una decepción al encontrarle fallos graves. Lo mandé a un concurso que daba bastante dinero y, por primera vez desde 2005, pensé que iba a ganar. Mi novia también me lo decía, pero ella siempre dice que voy a ganar, tiene una confianza infinita en mis posibilidades. Al final no he ganado yo, claro, sino otro, un ganador profesional de concursos. A mis treinta y cuatro años, casi treinta y cinco, sólo he ganado tres primeros premios y un segundo. No es un gran bagaje, pero es mejor que nada. Es complicado ganar, sobre todo cuando no tienes costumbre.
martes, 2 de julio de 2013
El casero
El señor Dresswell, el casero, llama a la puerta de la señora Brown.
—Buenos días, vengo a que me pague el alquiler.
—Así, en frío, sin conocernos apenas.
—Es una transacción comercial, pero tengo un poco de tiempo.
—Pase, pase, que voy a mirarle los chakras.
El señor Dresswell espera que sea jerga para algo sexual, pero la señora Brown lo conduce a un sillón y le hace sentarse sin quitarse nada de ropa.
—Muy mal, usted no pasaría la ITV —dice mientras le toca los hombros, que tiene algo tensos.
—Soy un hombre lleno de obligaciones.
—Se nota, se nota. Pero usted en tiempos era un hombre enérgico y vigoroso, un macho alfa.
—Así me llamaban en la mili —dice el señor Dresswell hinchándose como un globo aerostático—. Gané varias medallas en el desempeño de mi labor —añade, pero obviando que las medallas fueron por limpiar las letrinas.
—Claro que sí —dice la señora Brown—. ¿Qué medallas no podría ganar usted? La vida es su campo de juego. La vida es una joven virgen que se le ofrece para que la desflore.
—Así lo veía yo, sí —dice entusiasmado—, pero mi psiquiatra me dijo que eran pensamientos peligrosos.
—Un psiquiatra es un castrado que sólo sirve para cantar en la ópera. Usted en cambio tiene unos testículos envidiables, llenos de furia divina. Unos testículos que podrían estar en el sistema solar y rivalizar con Júpiter.
—Bueno, no sé, tal vez. Exagera usted quizá un poco.
—No exagero nada. Míreme a los ojos, señor Dresswell: la vida es suya y si no la ha tomado todavía es sólo porque usted no ha querido. Usted deja que la vida pasee por ahí libre. Así que salga, salga ahora a la calle y no vuelva hasta que no haya tomado lo que por derecho le pertenece.
—¿Pero ahora? Tengo la agenda llena y...
—A la mierda la agenda, a la mierda los compromisos. Lo primero es lo primero y se está haciendo tarde. ¡Salga! ¡Salga y haga suya la vida!
—¡Sí! ¡Así haré, señora! —grita ardorosamente el señor Dresswell antes de salir por la puerta y no volver nunca más.
—Buenos días, vengo a que me pague el alquiler.
—Así, en frío, sin conocernos apenas.
—Es una transacción comercial, pero tengo un poco de tiempo.
—Pase, pase, que voy a mirarle los chakras.
El señor Dresswell espera que sea jerga para algo sexual, pero la señora Brown lo conduce a un sillón y le hace sentarse sin quitarse nada de ropa.
—Muy mal, usted no pasaría la ITV —dice mientras le toca los hombros, que tiene algo tensos.
—Soy un hombre lleno de obligaciones.
—Se nota, se nota. Pero usted en tiempos era un hombre enérgico y vigoroso, un macho alfa.
—Así me llamaban en la mili —dice el señor Dresswell hinchándose como un globo aerostático—. Gané varias medallas en el desempeño de mi labor —añade, pero obviando que las medallas fueron por limpiar las letrinas.
—Claro que sí —dice la señora Brown—. ¿Qué medallas no podría ganar usted? La vida es su campo de juego. La vida es una joven virgen que se le ofrece para que la desflore.
—Así lo veía yo, sí —dice entusiasmado—, pero mi psiquiatra me dijo que eran pensamientos peligrosos.
—Un psiquiatra es un castrado que sólo sirve para cantar en la ópera. Usted en cambio tiene unos testículos envidiables, llenos de furia divina. Unos testículos que podrían estar en el sistema solar y rivalizar con Júpiter.
—Bueno, no sé, tal vez. Exagera usted quizá un poco.
—No exagero nada. Míreme a los ojos, señor Dresswell: la vida es suya y si no la ha tomado todavía es sólo porque usted no ha querido. Usted deja que la vida pasee por ahí libre. Así que salga, salga ahora a la calle y no vuelva hasta que no haya tomado lo que por derecho le pertenece.
—¿Pero ahora? Tengo la agenda llena y...
—A la mierda la agenda, a la mierda los compromisos. Lo primero es lo primero y se está haciendo tarde. ¡Salga! ¡Salga y haga suya la vida!
—¡Sí! ¡Así haré, señora! —grita ardorosamente el señor Dresswell antes de salir por la puerta y no volver nunca más.
lunes, 1 de julio de 2013
La vida épica
Hago guardia, piensa el hombre que espera a su mujer frente a los probadores de la tienda de ropa. Hago guardia para que mi mujer pueda cambiarse con tranquilidad, sin miedo a ser asaltada por maleantes. Mi presencia aquí es de una importancia vital. Soy el guardaespaldas de mi mujer. Estoy aquí y ella respira tranquila mientras se prueba una blusa o una falda. Estoy aquí mientras dure el mundo, lo que parece que va a ser mucho.
domingo, 30 de junio de 2013
Del asesinato de arácnidos
—¡Una araña! Mátala, rápido, antes de que se escape.
—Tranquila, ya voy. Hecho, ya está muerta.
—Ay, pobrecita.
—Joder, no haberme dicho que la matara.
—Tranquila, ya voy. Hecho, ya está muerta.
—Ay, pobrecita.
—Joder, no haberme dicho que la matara.
sábado, 29 de junio de 2013
MasterWriter
—¿Qué es esto?
—Es un relato.
—¿Esto? ¿Tú crees que puedes presentar esto a los lectores?
—Es que he tenido poco tiempo.
—Has tenido el mismo tiempo que tus compañeros.
—Ya, pero...
—Nada de peros, esto es inadmisible.
—Tiene usted razón, me ha podido la presión. No he sabido elegir los elementos adecuados para componer el texto.
—Y este final atroz. Te has apresurado. No has organizado bien el tiempo con el que disponías.
—Lo siento.
—Sentirlo no va a enmendar el texto. Vuelve a tu sitio.
—Es un relato.
—¿Esto? ¿Tú crees que puedes presentar esto a los lectores?
—Es que he tenido poco tiempo.
—Has tenido el mismo tiempo que tus compañeros.
—Ya, pero...
—Nada de peros, esto es inadmisible.
—Tiene usted razón, me ha podido la presión. No he sabido elegir los elementos adecuados para componer el texto.
—Y este final atroz. Te has apresurado. No has organizado bien el tiempo con el que disponías.
—Lo siento.
—Sentirlo no va a enmendar el texto. Vuelve a tu sitio.
viernes, 28 de junio de 2013
Aquella jugada irrepetible
Como escritor, he sido como un futbolista de ráfagas, de destellos, de momentos puntuales. Ah, qué grande podría haber sido si no se hubiera dejado llevar por la indolencia, dicen algunos de mí, si se hubiera centrado, si no hubiera llevado unos horarios tan anárquicos, si hubiera entrenado de forma asidua. Pero no supe, no pude, no quise.
jueves, 27 de junio de 2013
La semilla
En una cueva junto al Mar Muerto se ha
encontrado una vasija que contiene semen. Esto de por sí no sería especialmente noticiable, pero hay quien afirma que se trata
de semen de Jesucristo. Algunas sectas han declarado que el semen de
Jesús es bendito y que la verdadera comunión se haría con él y no con la
sangre. El Papa ya ha dicho que no.
miércoles, 26 de junio de 2013
Algo importante
Hubo una época en que tenía prisa, aunque no sabía para qué. Una sensación de urgencia me acompañaba a todas partes. Te estás quedando sin tiempo, te están comiendo el terreno, da un puñetazo en la mesa de una vez o será tarde. Pero nunca supe qué era tan acuciante y finalmente me olvidé del asunto.
martes, 25 de junio de 2013
La literatura fantasma (2)
—Pero yo nunca tuve éxito en vida —dice el fantasma al escritor que lo ha convocado de entre los muertos.
—Precisamente. ¿No tienes ganas de vengarte de quienes no creyeron en ti?
—Ya lo hago. Atormento por las noches a los editores que me rechazaron.
—¿Cómo?
—Les cambio las cosas de sitio.
—¿Y ya está?
—Son gente ordenada y meticulosa, no lo soportan.
—¿Eso es todo? ¿No tienes ambición? ¡Normal que no triunfaras!
—Oiga, yo estaba lleno de ambición, pero la muerte hace que te tomes las cosas con calma. ¿De qué me sirve a mí ahora escribir desde ultratumba? Si no necesito dinero y tampoco va a citarse mi nombre. Uno en la muerte se conformaría con la gloria, aunque no tenga tampoco gran utilidad práctica.
—Precisamente. ¿No tienes ganas de vengarte de quienes no creyeron en ti?
—Ya lo hago. Atormento por las noches a los editores que me rechazaron.
—¿Cómo?
—Les cambio las cosas de sitio.
—¿Y ya está?
—Son gente ordenada y meticulosa, no lo soportan.
—¿Eso es todo? ¿No tienes ambición? ¡Normal que no triunfaras!
—Oiga, yo estaba lleno de ambición, pero la muerte hace que te tomes las cosas con calma. ¿De qué me sirve a mí ahora escribir desde ultratumba? Si no necesito dinero y tampoco va a citarse mi nombre. Uno en la muerte se conformaría con la gloria, aunque no tenga tampoco gran utilidad práctica.
lunes, 24 de junio de 2013
La literatura fantasma
—Buenos días, me gustaría alquilar un apartamento encantado.
—Tenemos muchos apartamentos encantadores. Con vistas a la playa.
—No, no, yo lo quiero encantado.
—¿Quiere decir embrujado? ¿Para pasar las vacaciones?
—Sí.
—No sé si tenemos pisos endemoniados, déjeme buscar en la base de datos.
—No, con demonios no. Yo lo quiero con fantasmas.
—¿Poltergeists?
—No, yo busco uno con algún fantasma civilizado. Con estudios universitarios, a ser posible.
—Hace usted unas peticiones muy raras.
—Hago peticiones concretas porque sé exactamente lo que busco. Verá, yo soy escritor, ¿sabe? Y estoy pasando por un bloqueo creativo, lo cual es un problema gordo, ya que se me echa encima la fecha de entrega. Se me ocurrió que podría contar con los servicios profesionales de un negro literario, pero estas cosas cuestan dinero y, admitámoslo, el negro podría irse luego de la lengua. Luego pensé que el término que utilizan en inglés para esta labor es la de ghostwriter: escritor fantasma. Y me dije: ¿por qué no probar con un escritor fantasma de verdad? Uno que no me cobre. Uno que tuviera una muerte violenta y le quedaran cosas por decir.
—Bien. Deme un minuto para mirar en la base de datos.
—Tenemos muchos apartamentos encantadores. Con vistas a la playa.
—No, no, yo lo quiero encantado.
—¿Quiere decir embrujado? ¿Para pasar las vacaciones?
—Sí.
—No sé si tenemos pisos endemoniados, déjeme buscar en la base de datos.
—No, con demonios no. Yo lo quiero con fantasmas.
—¿Poltergeists?
—No, yo busco uno con algún fantasma civilizado. Con estudios universitarios, a ser posible.
—Hace usted unas peticiones muy raras.
—Hago peticiones concretas porque sé exactamente lo que busco. Verá, yo soy escritor, ¿sabe? Y estoy pasando por un bloqueo creativo, lo cual es un problema gordo, ya que se me echa encima la fecha de entrega. Se me ocurrió que podría contar con los servicios profesionales de un negro literario, pero estas cosas cuestan dinero y, admitámoslo, el negro podría irse luego de la lengua. Luego pensé que el término que utilizan en inglés para esta labor es la de ghostwriter: escritor fantasma. Y me dije: ¿por qué no probar con un escritor fantasma de verdad? Uno que no me cobre. Uno que tuviera una muerte violenta y le quedaran cosas por decir.
—Bien. Deme un minuto para mirar en la base de datos.
domingo, 23 de junio de 2013
El butrón
Entraron en el banco por el butrón y vieron un conejo blanco que corría con un reloj en la mano.
sábado, 22 de junio de 2013
Los universos paralelos
Martes por la noche. Sexto partido de la final de la NBA entre Miami Heat y San Antonio Spurs. Quedan veintiocho segundos y San Antonio gana de cinco. Van a ser campeones los Spurs. Sin embargo, los Heat consiguen empatar en ese tiempo y van a la prórroga, donde ganan. Habrá séptimo partido. Y a mí me embarga una sensación de irrealidad que, creo, sienten también algunos jugadores. Algo va mal, estamos en el universo que no tocaba. Aquí ha sucedido algo propio de la ciencia ficción, se ha cometido un error irreparable en el espacio-tiempo y estamos en una línea temporal equivocada. Al día siguiente, muere James Gandolfini y ya no consigo escapar de esa sensación de estar en el universo incorrecto (esto explicaría también muchas otras cosas).
viernes, 21 de junio de 2013
El enebro
El perro le está ladrando al enebro del jardín. Como si supiera algo que yo no. Me acuerdo entonces del cuento de los hermanos Grimm, del niño asesinado por su madrastra, el canibalismo y los huesos enterrados bajo el árbol. Y empiezo a preguntarme dónde está mi hijo y si puedo fiarme de mi mujer.
jueves, 20 de junio de 2013
Astronáutica
«Cada año crecerás un poco más», le dice a su hijo. «Qué bien, es como ser un astronauta», contesta el niño. «¿A qué te refieres?», pregunta el padre. «Pues que me están lanzando al espacio, sólo que poco a poco».
miércoles, 19 de junio de 2013
La antigravedad
—Buenas, venía a que me financiaran un dispositivo antigravitatorio que he inventado.
—Fabuloso, eso puede significar una revolución en el transporte mundial. Cuente, cuente.
—No, la verdad es que todavía no he logrado contrarrestar la gravedad en personas enteras. Yo tenía pensado comercializar unos collares que elevaran las tetas.
—¿Qué?
—Como el wonderbra, pero sin él. Sería muy práctico para hacer topless y epatar en la playa.
—Fabuloso, eso puede significar una revolución en el transporte mundial. Cuente, cuente.
—No, la verdad es que todavía no he logrado contrarrestar la gravedad en personas enteras. Yo tenía pensado comercializar unos collares que elevaran las tetas.
—¿Qué?
—Como el wonderbra, pero sin él. Sería muy práctico para hacer topless y epatar en la playa.
martes, 18 de junio de 2013
Los años que perdí jugando a ser escritor
Una vez, quise ser escritor. Por una mujer, que es por lo que siempre se mete la pata (o quizá fueron varias mujeres, ya no me acuerdo). Pero creí que había una silla para mí en el Parnaso y me puse a la cola. Nunca me llamaron, aunque nunca dejé de creer. Los últimos serán los primeros, como decía el personaje de ficción más exitoso de la historia. Al fin y al cabo, algunas chicas decían que escribía bien. Que escribía bonito. Y algún profesor despistado del instituto me veía potencial. Tú harás grandes cosas, Noguera: o escritor o dictador, pero con ese ego tienes que hacer algo. Sólo que no hice nada. Me dejé llevar por la indolencia, que se me daba mejor. Además, me faltaban seguidores para dedicarme a la autocracia, pero por suerte la literatura era una actividad solitaria. Yo no necesito a nadie, solía decirme. Pero esto tampoco era verdad. Más bien nadie me necesitaba a mí y esto lo aprendí tarde, como todo lo demás. Las editoriales tampoco me necesitaban. Agradecemos su interés, señor Noguera, pero no. Vaya, escribir es como amar, pensé. Y lo seguí intentando, claro, por pura testarudez. El mundo está equivocado, cambiemos el mundo para que se adapte a mis deseos. Pero el mundo no se dejó y me derrotó una vez, dos veces, mil veces. Y yo me levantaba de nuevo, simulando una dignidad que ni tenía ni sentía. No importa, la próxima vez será todo distinto, será mejor, intentaba convencerme. La próxima vez será a mi manera. Y si no, quizá la siguiente. Pero la vida se marchó en todo esto y por fin un día comprendí que ya era suficiente. Muy tarde, claro, como todo lo demás.
lunes, 17 de junio de 2013
Costumbres
—No insistas, no me lo voy a tragar, qué asco.
—Pero es sólo que no estás acostumbrada.
—Que no, que es una guarrada.
—A ver, ¿a ti te gustaban las lentejas de pequeña?
—No.
—¿Y ahora?
—Sí.
—Pues eso.
—Pero es sólo que no estás acostumbrada.
—Que no, que es una guarrada.
—A ver, ¿a ti te gustaban las lentejas de pequeña?
—No.
—¿Y ahora?
—Sí.
—Pues eso.
domingo, 16 de junio de 2013
La presentación literaria
Buenos días, soy su presentador de oficio. Sí, así es, el centro comercial me ha designado para que lo presente a usted, ya que viene sin ningún autor amigo que lo haga. No se preocupe, he leído atentamente su obra y creo que podemos hacer un buen papel. Usted siga mis indicaciones y ya verá que lograremos un veredicto positivo del público.
sábado, 15 de junio de 2013
Otros no tenemos nada
Dígame qué sabe usted del mundo. Nada, es un misterio. ¿Y no le intriga? Todo el rato, pero no sé por dónde empezar. ¿Qué tal por el principio? Ah, si yo supiera cuál es el principio, pero creo que esto es esférico. Pues empiece por un punto al azar. Es fácil decirlo, pero véalo así: todo esto está escrito en una lengua extraña de la que no tengo referencia alguna; por no tener, no tengo ni falsos amigos en los que basarme. ¿Entonces? Pues entonces me quejo, caballero, me quejo constantemente, que siempre le queda a uno el derecho al pataleo, ¿o es que no ha entendido usted nada?
viernes, 14 de junio de 2013
La vida secreta e inventada
Ustedes no lo saben, pero llevo una vida insospechada. Esto lo hago para compensar las carencias de mi existencia real, que son muchas y variadas. Tengo una vida real plena de insatisfacciones, pero no es lo que me va. Soy más feliz en mi vida secreta, la que me invento cuando estoy solo y todos duermen, aunque a veces también la voy inventando sobre la marcha, en público, sobre todo en el transporte público, cuando todos están pensando en sus cosas y no reparan en que yo no estoy realmente allí, sino ocupado en mi vida secreta, que es como una obra de arte que hay que pulir y perfeccionar día a día.
jueves, 13 de junio de 2013
miércoles, 12 de junio de 2013
El final del amor
—Ya no te quiero.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—No hay emoción.
—Oye, soy una persona, no una montaña rusa.
—Da igual. Contigo, antes todo era una aventura. Ya no. Ahora conozco todos tus secretos, ¿dónde está el suspense?
—¿Pero es que acaso quieres vivir en una película de Hitchcock?
—No, no tanto. Pero nuestra vida en común es ahora como una película predecible. Y tú siempre criticas esas películas.
—Pero todavía no conoces el final.
—Claro que lo conozco: se lo estoy dando yo.
—Si le pones fin a lo nuestro de esta manera, estarás terminándolo de una forma también predecible. Sin embargo, si aguardas, descubrirás un giro argumental sorprendente.
—¿Sí? ¿Me lo prometes?
—Claro. Tú sólo ten paciencia.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—No hay emoción.
—Oye, soy una persona, no una montaña rusa.
—Da igual. Contigo, antes todo era una aventura. Ya no. Ahora conozco todos tus secretos, ¿dónde está el suspense?
—¿Pero es que acaso quieres vivir en una película de Hitchcock?
—No, no tanto. Pero nuestra vida en común es ahora como una película predecible. Y tú siempre criticas esas películas.
—Pero todavía no conoces el final.
—Claro que lo conozco: se lo estoy dando yo.
—Si le pones fin a lo nuestro de esta manera, estarás terminándolo de una forma también predecible. Sin embargo, si aguardas, descubrirás un giro argumental sorprendente.
—¿Sí? ¿Me lo prometes?
—Claro. Tú sólo ten paciencia.
martes, 11 de junio de 2013
En la bienal
De camino a comprar algo de alcohol, nos cruzamos con un hombre que me dice en inglés: Eh, soy tu compañero de habitación. Eres el tipo francés, le contesto yo al caer en la cuenta de que es la persona con la que la organización ha decidido que tengo que compartir habitación de hotel. Nos damos la mano afectuosamente y cada uno sigue su camino, pero luego me pongo a pensar en el asunto. ¿Cómo es que me ha reconocido? Si cuando entré anoche en la habitación a oscuras él estaba ya dormido y cuando me desperté se había marchado. Además, dormí medio embozado. ¿Se acercó por la mañana a mi cama a observarme? ¿Retiró un poco la sábana para estudiar mis facciones? De pronto, ya no me cae tan bien el tipo. Ni la organización, que me hace dormir con un psicópata.
lunes, 10 de junio de 2013
La playa
Los barcos del horizonte y nosotros tendidos en las rocas. Unos primates al sol. Fuera del alcance de las medusas. Lejos de los quebraderos de cabeza. Descansando de todo lo que vendrá después. De esa vida a la que nos aferramos por costumbre.
domingo, 9 de junio de 2013
La larga espera en el aeropuerto de Roma
El tiempo se detiene en los aeropuertos. No sabes qué hora es. Qué día es. Quién eres tú. Recuerdas como un sueño tu vida pasada e imaginas vagamente un futuro fuera del aeropuerto. Allí está la vida, te dices cuando te asomas a una ventana y ves aviones que parten a sus destinos. Te preguntas cómo lo habrán logrado los pasajeros, a quién habrán sobornado, cuándo te tocará a ti. Pero tienes que esperar, quizá para siempre. Y miras y miras tu billete por si en alguna parte estuviera con letra pequeña la inscripción que había en la puerta del infierno de Dante. Abandonad toda esperanza.
sábado, 8 de junio de 2013
viernes, 7 de junio de 2013
El blog fantasma (2)
Hoy publico esta entrada, pero la he escrito con antelación porque no creo que en Ancona tenga tiempo para actualizar el blog. Es, por tanto, una entrada programada y se me ocurre de pronto que podría ser por entero falsa, pues perfectamente podría estar yo aquí hablando de vete a saber qué cosa y estar en realidad muerto. Quién sabe. Podría estrellarse mi avión y sin embargo publicarse esto como si nada. El blog que engañaba a la gente haciendo creer que el autor estaba vivo. Si dejara suficientes entradas programadas, podría mantener el engaño durante un tiempo considerable. Yo estoy muerto, pero mi voz sigue viva. Esas cosas. Claro que igual no estoy muerto y estoy tranquilamente en Italia sintiéndome un impostor entre los jóvenes artistas que tienen tanto que ofrecer al mundo. Lo que quizá también sea la muerte, quién sabe.
jueves, 6 de junio de 2013
Leonard & Cohen, abogados
—Buenas tardes, estoy planeando cometer un crimen y me gustaría que me asesoraran legalmente.
—Perdone, pero esto no funciona así.
—¿Por qué no? Ustedes defienden a criminales todo el rato.
—Sí, claro, pero a criminales que no nos convierten en cómplices. ¿Sabe usted que los abogados lo pasan muy mal en la cárcel? Los otros presos siempre culpan a estos de sus condenas.
—¿Y si les pido ayuda para un crimen hipotético?
—Para su novela, por ejemplo.
—¿Qué novela?
—Usted podría estar escribiendo una novela de crímenes y nos pide consejo legal para enfocar la trama. ¿Qué le parece? Así no nos incrimina de ninguna manera.
—Ah, bien. Pues sí, digamos que el protagonista de mi novela quiere asesinar a su vecino.
—¿Por qué motivo?
—Es un maleducado.
—Eso es culpa del autor, que lo ha escrito así.
—¿Qué?
—Perdón, era una broma, no he podido evitarlo. Ya en serio, me parece un tanto drástico matar a alguien por su mala educación. Ni en Prusia eran tan estrictos.
—Ni en Esparta —interviene Leonard levantando brevemente la vista del periódico.
—Bueno, todo eso es lo de menos. Lo importante es acabar con él.
—¿Y si fuera una vieja usurera?
—¿Cómo dice?
—El vecino. Si fuera una vieja usurera, su protagonista podría asesinarla por dinero y por sentir que es un hombre extraordinario, como Napoleón.
—¿Eso haría que el asesinato fuera legal?
—¡Claro que no! Ningún asesinato es legal, amigo mío.
—Salvo en los países con pena de muerte —interviene de nuevo Leonard—. Y en las guerras, siempre que el asesinado sea el enemigo.
—Perdone, pero esto no funciona así.
—¿Por qué no? Ustedes defienden a criminales todo el rato.
—Sí, claro, pero a criminales que no nos convierten en cómplices. ¿Sabe usted que los abogados lo pasan muy mal en la cárcel? Los otros presos siempre culpan a estos de sus condenas.
—¿Y si les pido ayuda para un crimen hipotético?
—Para su novela, por ejemplo.
—¿Qué novela?
—Usted podría estar escribiendo una novela de crímenes y nos pide consejo legal para enfocar la trama. ¿Qué le parece? Así no nos incrimina de ninguna manera.
—Ah, bien. Pues sí, digamos que el protagonista de mi novela quiere asesinar a su vecino.
—¿Por qué motivo?
—Es un maleducado.
—Eso es culpa del autor, que lo ha escrito así.
—¿Qué?
—Perdón, era una broma, no he podido evitarlo. Ya en serio, me parece un tanto drástico matar a alguien por su mala educación. Ni en Prusia eran tan estrictos.
—Ni en Esparta —interviene Leonard levantando brevemente la vista del periódico.
—Bueno, todo eso es lo de menos. Lo importante es acabar con él.
—¿Y si fuera una vieja usurera?
—¿Cómo dice?
—El vecino. Si fuera una vieja usurera, su protagonista podría asesinarla por dinero y por sentir que es un hombre extraordinario, como Napoleón.
—¿Eso haría que el asesinato fuera legal?
—¡Claro que no! Ningún asesinato es legal, amigo mío.
—Salvo en los países con pena de muerte —interviene de nuevo Leonard—. Y en las guerras, siempre que el asesinado sea el enemigo.
miércoles, 5 de junio de 2013
El ego de escritor
Me hicieron una oferta para trabajar de negro literario en una importante editorial, pero antes tenía que desembarazarme de mi ego de escritor, pues era un obstáculo para esa profesión. Para hacerlo, fui a un bar y me emborraché como Hemingway, Dylan Thomas y otros escritores de renombre. Aturdido por el alcohol, mi ego no sospechaba nada de lo que maquinaba y pude deslizarme fuera del bar, donde esperé hasta que salió y le pegué un par de tiros. Ya está, era un escritor sin ego: de pronto era como Kafka. Pero no, esto no podía ser, era un pensamiento muy engreído por mi parte compararme con el genial escritor checo. Algo había ido mal, ¿a quién había asesinado yo? Y esto, señor juez, fue más o menos lo que pasó.
martes, 4 de junio de 2013
El programa espacial
—Nuestro país merece un programa espacial propio —dice el primer hombre—. No es tan caro, lo he estudiado al detalle: nuestros astronautas podrían entrenarse en la montaña rusa y otras atracciones. De esa manera experimentarían los efectos de la fuerza G.
—Yo nunca se lo encuentro a mi mujer. Si hubiera sabido que bastaba con llevarla a la montaña rusa...
—No, usted se refiere al punto G.
—¿Qué punto del día es el G? Pensaba que usábamos un sistema numérico en nuestras reuniones—interviene un tercero.
—Da igual, dejémoslo.
—¿Y qué tal la noria? —pregunta el segundo hombre.
—Hombre, como entrenamiento es bastante ligero.
—Pero podría contar como ascensiones. Horas de vuelo. Qué sé yo, órbitas. Así podríamos maquillar los informes oficiales y, de paso, ahorrar.
—Visto así...
—Podríamos contratar a algún hombre bala del circo, que ya tienen experiencia y eso que nos ahorramos también en entrenamientos.
—Yo nunca se lo encuentro a mi mujer. Si hubiera sabido que bastaba con llevarla a la montaña rusa...
—No, usted se refiere al punto G.
—¿Qué punto del día es el G? Pensaba que usábamos un sistema numérico en nuestras reuniones—interviene un tercero.
—Da igual, dejémoslo.
—¿Y qué tal la noria? —pregunta el segundo hombre.
—Hombre, como entrenamiento es bastante ligero.
—Pero podría contar como ascensiones. Horas de vuelo. Qué sé yo, órbitas. Así podríamos maquillar los informes oficiales y, de paso, ahorrar.
—Visto así...
—Podríamos contratar a algún hombre bala del circo, que ya tienen experiencia y eso que nos ahorramos también en entrenamientos.
lunes, 3 de junio de 2013
Capítulo 3000
Porque nunca fuiste la joven promesa de la literatura que un día creíste ser. Llegaste tarde, demasiado tarde a todo. Siempre con aspecto de despistado e, incluso, desvalido. Esperando que alguna mujer cuidara de ti. Creyéndote un antihéroe trágico y encantador. Sospechando siempre la verdad y enfureciéndote cuando alguien hablaba de ello. Todo para nada. Todo. Para. Nada. ¿Y ahora qué? Hace tiempo que agotaste las excusas. «Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde», que decía Marguerite Duras. Apenas te queda ya el gesto estético para ocultarte, como un telón raído que baja en una obra sin espectadores.
domingo, 2 de junio de 2013
Domingo de literatura
Truffaut está vivo y Godard está muerto, decía una pintada en el muro. Me pregunté si sería un error o algo deliberado y me acordé de Philip K. Dick y la realidad real. Lo cierto es que yo siempre me he sentido incómodo con la realidad. La realidad es un pantalón que me queda grande, aunque a veces trato de ajustármelo con el cinturón de la imaginación. En cualquier caso, no es una verdadera solución y siempre vas dando la nota. Pensé entonces en un hombre que va al sastre a quejarse de que el traje que le ha vendido no le queda bien y el sastre le contesta: la culpa es suya, que está usted mal hecho.
sábado, 1 de junio de 2013
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