Sonia llama a la puerta del baño. «¿Puedo entrar un momento?», dice. «No», grito yo, sintiéndome vulnerable como buen hombre sentado en el retrete. «Venga, prometo no mirarte, sólo tengo que coger una cosa», insiste ella. «NOOO», respondo. «Qué maniático eres», se ríe ella al otro lado de la puerta. «¡Sí, claro!», digo yo. «Para una cosa en la que soy normal...».
1 comentario:
En tales circunstancias, una amiga mía le suele decir a su pareja "¡¡No, que muere el amor!!"
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