sábado, 3 de agosto de 2013

El elemento externo

—Desde que te conozco, odio a la gente. Yo antes era feliz: vivía en la ingenuidad absoluta, creía que todo el mundo era inherentemente bueno. Ahora reconozco la fealdad que intentan ocultar las personas. No sé si me alegro o no.

1 comentario:

Microalgo dijo...

El conocimiento siempre es deseable aunque no sea motivo de alegría (digo yo).