—Pero cierra ahí, que no quiero que me vean desnuda los vecinos.
—Es imposible que te vean: esas no son ventanas, sino tragaluces.
—Mentira, que yo la otra noche vi a un señor en una de ellas.
—Pues habrá que llamar a Van Helsing entonces, que ese hombre tiene que ser un vampiro, por lo menos.
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