sábado, 2 de julio de 2022

Dialéctica

—Me han dicho los alumnos que se ha cagado usted en Dios en alguna clase.
—Sí, señora, es verdad. Estaban portándose muy mal y recurrí alguna vez al exabrupto para llamarles la atención
—Pues eso me ofende, como profesora de religión.
—Ajá; bueno, la ofensa es libre, eso queda fuera del control de uno. Al fin y al cabo, yo estaba hablando en sentido figurado, puesto que no me estaba defecando realmente sobre ningún concepto, como podían observar los alumnos.
—Las palabras pueden hacer mucho daño.
—En ese caso, me remito a aquello de «los palos y las piedras pueden quebrarme los huesos, pero las meras palabras jamás daño alguno me harán». Buenos días.

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