Esto es, quizá, una metáfora de algo, pienso mientras empujo con el cepillo al enésimo cadáver seco de cucaracha. La decadencia del imperio que nunca llegué a levantar, tal vez. O puede que mis sueños, repulsivos y destinados a acabar en la basura. Cómo saberlo, a quién preguntar (las cucarachas no dicen nada).
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