En la sobremesa, hablaba con la hermana de mi novia en presencia de la abuela de ambas, cuando esta última le dice a Sonia en tono jocoso: lo va a conquistar. Sonia me lo cuenta a mí y yo se lo cuento a mi cuñada, que responde: sí, claro, y te llamo papá; porque por edad podrías ser mi padre, ¿no? Te saco dieciocho años, así que sería posible, sí, respondo yo, consciente de pronto de que soy un viejo. Pues eso, tienes el doble de años que yo, sentencia ella. Nunca treinta y seis años parecieron tantos como enfrentados a la insultante juventud.
2 comentarios:
Nunca tantos parecieron tanto ante tan pocos, parafraseando a Churchill :P
La abuela tiene razón. Téngase, que eso va al desastre.
Publicar un comentario