—Padre, ¿por qué Dios está obsesionado con asesinar a los hijos?
—¿Qué? ¿Pero qué dices?
—Sí: primero, encarga a Abraham que sacrifique a su hijo, aunque lo detiene en el último momento (como un gobernador que llama a la prisión para impedir la ejecución que él mismo firmó). Más tarde asesina a los primogénitos de Egipto y finalmente manda a su hijo a morir crucificado con la excusa de que así los pecados quedan expiados (aunque esto luego no es así y se sigue amenazando a la gente con el infierno).¿No hay una pauta clara? ¿Una obsesión? ¿Un fetichismo?
—Los crímenes del Señor están justificados. Eran unas circunstancias confusas, unos tiempos difíciles y además la mente del Señor es inescrutable.
—Me parece una defensa muy endeble.
—Como quieras, pero ya ha prescrito todo.
4 comentarios:
Ahora que lo dice.
Pues sí.
xDDD
Nunca me había fijado, pero es verdad.
Si a esto le añadimos la exigencia de sacrificarle corderos y el diluvio universal, la verdad es que le mola el rollo.
Eso. Y te has dejado de lado lo de las ordalías a mujeres para averiguar si habían sido fieles al marido... El pecado para Dios es un a orgía maravillosa.
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