Escucho una canción, observo por la ventana a la gente paseando y de algún modo logro convencerme de que el tiempo no corre en mi contra. Luego hablo por teléfono con un amigo y me doy cuenta de que organizo mi vida tan bien como un pollo descabezado que corre por el pasillo salpicando de sangre las paredes. Pero la música suena y vuelvo a olvidarme de mis problemas. Un día más.
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