martes, 10 de diciembre de 2013

Una nueva austeridad

—Buenos días, vengo a que me publiquen.
—Antes tendremos que leer su obra y estudiar su potencial, caballero.
—No es necesario: mi idea es que exploten mi parecido con Paul Auster.
—¿Cómo dice?
—Mire, fíjese bien en mi rostro: los mismos ojos saltones, el mismo rictus en la boca, el mismo pelo. Podría ser él, pero no lo soy. Aunque algunas veces lo he sido, ¿sabe? En hoteles, con lectoras, no sé si me entiende.
—Pero esto es fantástico; podríamos reventar el mercado. Sólo hay un problema: Paul Auster no tiene firmado un contrato con esta editorial y podría demandarnos por uso de su imagen.
—Paul Auster es dueño de su imagen, pero no de la mía, que casualmente coincide con la suya. Yo creo que ganaríamos en cualquier juicio: «escritor de éxito vanidoso y prepotente intenta que ciudadano anónimo no tenga rostro».
—Sí, podría funcionar. Pero es sólo ponerme a pensar en juicios y abogados y me entra vértigo. Un vértigo perezoso. ¿No sería más fácil eliminar al verdadero Auster y que usted se hiciera pasar por él? Y que firmara en exclusiva con nosotros. Imagínese los titulares: «Paul Auster escribirá ahora en español para una pequeña editorial de Murcia».
—No sé, no tengo madera de asesino, sólo de doble de Auster.
—Nosotros nos encargaremos de todo, hombre, usted sólo tiene que dar su aprobación. Piense que también podrá acostarse con Siri Hustvedt.
—Ah, pues sí. Está un poco mayor, pero una rubia siempre es una rubia.

2 comentarios:

Microalgo dijo...

¿Por qué obligarse a la madre existiendo la hija?

http://en.wikipedia.org/wiki/Sophie_Auster

Quedaría muy anaísnínico, además. Escándalo, sobre todo escándalo.

Microalgo dijo...

Estooo... además... bueno, no quiero decir nada que suene así como no sé, ¿no?, pero...

http://www.revistagq.com/galerias/sophie-auster/1686/image/275638#/image/1

Que vamos, que está un montón de buena, la Sofiíta.