viernes, 31 de octubre de 2008
Los paraísos artificiales
Recuerdo muy bien 1986, fue un buen año. Empezó en enero y terminó en diciembre. Duró doce meses, por tanto. Ese tiempo lo dediqué a vivir, aunque no era consciente de estar viviendo. Normalmente eres consciente de lo contrario, ya lo decía Unamuno. Y sin embargo, las madres suelen decir como crítica: «Hijo, eres un inconsciente». Qué equivocadas están, bendita sea la inconsciencia. Bien lo saben los drogadictos (ah, los paraísos artificiales, que decía Baudelaire). Aunque ellos toman el camino equivocado, pretenden llegar a la felicidad a través de la inconsciencia cuando la cosa funciona justo al revés, pero qué otra cosa podrían hacer sino intentar engañar a la vida. Tomar un atajo que no es tal, pues sólo es una carretera secundaria. La banca siempre gana, claro.
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