domingo, 17 de agosto de 2008
Los paraísos tardíos
Sucede que la vida se va quedando pequeña y cuesta moverse en ella. Cómo estirar las extremidades en estas estrecheces, se pregunta uno. Y cómo librarse de este anhelo que consume hasta dejarte en los huesos, ya que nos hacemos preguntas. Porque las canciones siempre dan respuestas equivocadas, de nada sirve estar enamorado de la moda juvenil o que Sheena sea una punk rocker. Tampoco están las respuestas en la literatura; empezamos con las lecturas equivocadas, demasiadas novelas rusas. Las respuestas tendrían que estar en las mujeres, claro, pero se empeñan en exigir mi suicidio en vez de reclamar mi cuerpo. Mais non, para morir siempre hay tiempo, para el amor y sus sucedáneos hay cierta urgencia. Pues todavía me queda algo de juventud y apostura que malgastar en hacer reír a mujeres a las que quiero hacer llorar.
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