lunes, 21 de abril de 2008
Elegantes derrotas
La realidad está sepultada bajo montañas de literatura, a nadie le interesa la verdad. Hay que saber retirarse a tiempo, hay que ser siempre elegante en la derrota, y yo doy lo mejor de mí mismo cuando todo está perdido. La vida es esto, me digo, esta soledad acompasada, estos excesos alcohólicos nocturnos, esta leyenda épica tan falsa como poco práctica. Nadie sabe que he mentido como el que más, que me he hecho el loco muchas veces mientras preparaba mi venganza, que hice llorar por tonterías que ni siquiera puedo recordar a la única mujer que me ha querido. Todo está podrido, no hay días luminosos. Sólo hay pequeñas treguas en esta larga derrota.
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