martes, 7 de agosto de 2007
La pose del perdedor para las mejores fotos
Te recuerdo, Amanda, con el alma vacía y paseando por las calles de nuestra juventud. Todos los chicos estaban enamorados de ti. Yo lo estaba un poco menos, pero sólo por llevar la contraria. Ni tan maravillosa ni tan rubia, decía yo en los bares a mis amigos, que me miraban como si estuviera loco. Que lo estaba, pero ésa es otra cuestión. Entonces todo era pose, exactamente igual que ahora, y había decidido que la indolencia era más especial que la admiración. En esto, como prácticamente en todo, estaba solo. El caso es que tú elegiste enamorarte de otros y nosotros sólo pudimos seguir hablando de ti entre cerveza y cerveza y preguntándonos en silencio cómo sería la vida contigo.
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