Analizando conversaciones
(Relato de la vida en el absurdo)
Día 1.
29:30 horas
Después de una cena feliz, madre e hija compartiendo nuestro cariño, ella me vuelca la sonrisa anunciando que mi viaje al Edén nunca llegará a su destino; es más, la princesa ni siquiera saldrá a la ventana de la torre a ver de lejos a su príncipe mientras se mesa los cabellos impaciente.
MADRE: No irás. Es demasiado pronto, ¿Y qué pensarán de ti los padres de Míchel? Eres muy precipitada, y no vas.
(Mirada de odio intensa y duradera, aderezada con lágrimas al estilo Rías Baixas)
29:50 horas
- Mi madre contra la coherencia.
La Hija vislumbra a través del rencor y la tristeza un deuvedé en el que los Crazy Horse encuentran un porro-reliquia en el backstage.
MADRE: Hija querida, ponme Doctor Zhivago, que no sé manejar el vídeo.
HIJA: Sí, ma. (Mirada de odio furtiva, con media lágrima volando lejos)
Cinco minutos de película.
MADRE: Ay, hija. Es mi película favorita. Si es que soy una romántica, me encantan las historias de Amor por difíciles que sean.
HIJA: (Mirada de rabia, ¿se puede escupir veneno por los ojos?) A cama. Mañana tengo práctica a las siete y media.
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Día 2.
- Mi madre contra la lógica.
19:00 horas
Después de dormitar a lagrimazos toda la tarde, la Hija despierta y, en un derroche de pasión por el interiorismo, cuenta con gesto aburrido las grietas de la pintura en el techo.
MADRE: Estás triste hoy. No hablas mucho conmigo.
HIJA: Ya, es que no tengo ni ganas ni mucho de qué hablar -En un alarde de pacifismo, la Hija enciende la televisión y pone las Olimpiadas-.
MADRE: ¿No tendrá nada que ver lo del viaje al Edén, no? Porque si te vas a poner triste porque no te dejamos ir, te vas y punto.
HIJA: (Mirada de rencor, temblores, fiebre amarilla, delirios acerca del chantaje emocional y el espíritu Olímpico en Guantánamo, vomitando bilis) Tengo sueño.
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Día 3.
- Mi madre contra el Mundo.
06:54 horas.
HIJA: Ma, ¿qué tal has dormido hoy? ¿Algo mejor que anoche?
MADRE: Uy, sí, esta noche he descansado muchísimo, no me ha molestado la muela...
07:16 horas. (Tras una ducha y un sujetador con su braguita, calcetines, pantalones, casaca y tenis)
HIJA: Bueno, entonces... si ya te encuentras mejor y papá viene a comer, entonces ya me quedo en Vigo, estoy con Iria para ver unas cosas, como con Carmen y después me voy a la psicóloga.
MADRE: ¿Pero cómo vas a hacer eso? ¡Con lo mala que estoy! Ay, si tengo un dolor de cabeza y la muela me mata... y vas a pasar todo el día fuera.
HIJA: (Mirada contrariada, incrédula, extasiada ante la impunidad maternal y sus mentiras flagrantes, deseando aplaudir) Pero si me dijiste que hoy...
MADRE: Ay, si es que siempre me dejáis sola... bueno, haz lo que quieras (gesto de resignación airada con un ojo medio abierto para observar la reacción)
09:03 horas. (Después de la sexta y catastrófica práctica del carnet de conducir, un Vitrasa y unos cuantos metros luchando contra un vendaval)
HIJA: Bueno, ya estoy aquí. Voy a hacer las camas y arreglar el piso de arriba y la cocina, así que a mí me da tiempo a llegar a la academia de Iria y tú sólo tendrás que hacer tus recados.
MADRE: ¿Pero qué haces aquí? ¿No te dije que te quedases en Vigo, que yo me arreglo perfectamente? Seguro que ya te falló alguien y cambiaste los planes. Si es que siempre te pasa lo mismo.
HIJA: (Mirada perdida, sonrisa estúpida dirigida a una garrapata amarilla fluorescente que corre por la alfombra, mirada furiosa, puños apretados, mueca caótica) Voy a hacer las camas y arreglar el piso de arriba y la cocina, así que a mí me da tiempo a llegar a la academia de Iria y tú sólo tendrás que hacer tus recados.
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