Mi padre murió ayer, último día del verano. Tres días después de mi cumpleaños. Pero esto carece de significado. Porque a las personas nos encanta vestir el caos de sentido con las categorías que improvisamos en el breve lapso de tiempo que nos toca. Porque también podría decir que murió el día del cumpleaños de Nick Cave, un músico que jamás apareció en su horizonte mental. No hay explicación, no hay simbolismo, no hay catarsis. El día dieciocho me saludó, habló conmigo. El día veintiuno por la noche todavía existía. Ya no volveré a pronunciar nunca las palabras «hola, papá».
2 comentarios:
Animos! Ya descansa de tanto dolor
Lamento tu pérdida. Mucho ánimo.
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