viernes, 28 de febrero de 2020

Sugar daddy

—Buenas tardes, bella señorita. No he podido evitar notar su presencia.
—Lo felicito, no necesita acudir al oculista.
—No sea tan antipática antes de tiempo, tengo algo que proponerle.
—Nada bueno puede seguir a una frase así.
—Claro que sí. Me gustaría ser su sugar daddy.
—Perdone, pero a mí el café me gusta sin azúcar.
—Estoy dispuesto a pagarle todos los caprichos a cambio de algo de compañía.
—Ajá. ¿De qué capital dispone?
—Ahora mismo tengo veinte euros en el bolsillo.
—Ya veo, toda una fortuna.
—Usted se ríe, pero tengo un plan financiero para multiplicar estos bienes. ¿Quiere que se lo cuente mientras tomamos una copa?
—Me encantaría, pero yo también tengo un plan financiero para multiplicar mis bienes en el que no queda espacio para escuchar planes financieros ajenos. Entiéndalo, no es nada personal, la economía manda.

1 comentario:

Ikana dijo...

El dinero siempre dictamina las cosas