—¿Por qué deberíamos contratarlo?
—Soy un excelente trabajador.
—Si así fuera, no estaría ahora desempleado.
—¿Cómo dice?
—Si usted valiera la pena como trabajador estaría ya contratado en alguna otra empresa. En alguna mejor que la nuestra, de hecho, si es de verdad excelente como asegura. Sin embargo, viene usted aquí a suplicarnos un puesto.
—No, lo está interpretando mal. Yo he dejado mi empleo para venir a trabajar aquí.
—¿Aquí? ¿En esta empresa de mala muerte? Eso es que no está usted bien de la cabeza y aquí no aceptamos majaderos. Buenos días.
1 comentario:
Nada les convence
Publicar un comentario