Diríase que la vida siempre conduce al lamento de no haber vivido más y, sobre todo, mejor. Pero es natural, habríamos querido agotar todas las opciones. Especialmente las que eran imposibles.
Uh. Qué mal le han sentado los cuarenta, amigo. No quiero ni pensar cuando cumpla cincuenta. Ni el Houellebeq de las gónadas (qué tío más sieso, por cierto).
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Uh. Qué mal le han sentado los cuarenta, amigo. No quiero ni pensar cuando cumpla cincuenta. Ni el Houellebeq de las gónadas (qué tío más sieso, por cierto).
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