Yo, señores, era la más guapa del pueblo, tengo una placa en casa que así lo atestigua. Cosas de las fiestas locales. Pero ¿dónde va una después de ello? Sólo a la decadencia, claro. Quise mudarme a la ciudad y ver si me elegían también la más guapa allí, pero imposible, era otro mundo, un mundo lleno de bellezas rurales de toda la región. Muy joven comprendí que había alcanzado el límite de mi belleza y no quedaba perseguir nada más.
3 comentarios:
La alegoría no es válida, porque si bien la belleza (por definición) va "pabajo", la habilidad de orfebre-escribiente va "parriba", porque se acumula la experiencia.
Ñeeeck.
No, si no era una alegoría.
Anda, coño. Y yo elucubrando.
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