Me senté frente a las madres fundadoras de mi dolor y les expliqué que no sabía quién era yo. Sonrieron, comprensivas, y declararon que eso era normal, que todos nos sentimos confusos. Sí, pero habrá que volver a alguna casa, repuse, y no sé dónde está la mía. Qué casa, contestaron entre risas, si no te espera nadie en ella, sólo un nicho en el que morir cubierto de polvo.
1 comentario:
Simpáticas, las madres fundadoras. Hay quienes en vez de eso tienen madres fumadoras, y según lo que hayan fumado, sus hijos salen así o asá. Y a veces es preferible ser así o asá que de otro modo.
Esa última creo que es la frase más abstrusa y gilipollas que he escrito en toda mi vida. ¡¡Aleluya!!
(Nota al pie: lo de "las madres fundadoras de mi dolor" es todo un hallazgo literario. En serio. Se aprende tela de literatura, a lo tonto, leyendo este blog).
(Thanks).
Publicar un comentario