martes, 12 de agosto de 2014

Vecinos

—Hola, vecino, ¿me puedes dar algo de perejil?
—Creo que tengo, sí. También te puedo ofrecer algo de sexo, ya que has venido hasta aquí.
—Sexo me queda todavía en casa, gracias.
—Pero no como el que tengo yo, vecina.
—No será para tanto.
—¿Y si pruebas un poco? Una cata de cortesía.
—Imposible, tengo el cocido en el fuego.
—No nos llevará ni un minuto.
—Ah, entonces es como el que tengo en casa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jajajaja, buenísimo!

Microalgo dijo...

Esa vecina merece la pena. Aunque sea como amiga (expresión que todos odiamos, ya sé, pero es que es rápida, la vecina). No la desaproveche Usted.