«Emborracharse es una actividad cultural», aseveraba ante la cara de estupor de los parroquianos. «Pues yo obedezco al mandato poético de Baudelaire, que animaba a embriagarse de vino, poesía o virtud. Pero la virtud es una quimera y no tengo sensibilidad para la poesía».
1 comentario:
Me adhiero como solo lo pueden hacer los ebrios.
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