lunes, 26 de mayo de 2014

La paternidad y el mundo literario

El viernes pasado conocí en persona a Javier López Menacho, autor de Yo, precario. Nos conocemos a través de internet desde hace años, pero nunca habíamos coincidido en ningún sitio. Aprovechando que él también era finalista en MálagaCrea, hizo una visita relámpago a Málaga y quedamos. Antes compré por fin su libro, que era una cuestión pendiente. Lo encontré en la sección de Testimonios, entre Mi hijo era de ETA y Por qué soy masón (no quise preguntarle al librero qué intentaba decir con esto). Al parecer, se vendió la primera edición, de mil quinientos ejemplares, en un mes. Y yo sudando la gota gorda para vender cien ejemplares, pensé. Luego Menacho me contaría que su padre se las ingenió para vender setenta libros a amigos y conocidos. Si mi padre hiciera eso por mí, agotaría la edición. Pero mi padre es más como el de Kafka, aunque no me insulta en alemán.

1 comentario:

Microalgo dijo...

A Kafka le vino bien su padre (literariamente, al menos). Vaya Usted a saber qué habría escrito Kafka de haber tenido un padre jugador de mus y bebedor de cañas (por ejemplo).

"Por qué soy masón" debe ser un libro apasionante y debe reparar muy bien las mesas que cojean.