jueves, 22 de mayo de 2014

El plagiario

Yo a usted lo admiro mucho. Lo admiro tanto que quisiera arrebatarle sus méritos, pero desde la admiración, así que mi actitud no puede ser reprobable.

4 comentarios:

Jota_de_Javier dijo...

Mi estimado Noguera, las palabras son como piezas de puzles que a veces encajan con sentimientos, que a veces encajan con los estados de ánimos. Sucede algo similar como las canciones, escuchas una y no dejas de tatarear, de evocarla y traerla de vuelta a la luz desde el rincón oscuro donde se hallaba. Que le perdone Prieto Mascagni por si alguna vez tatareó “Cavalleria rusticana”.
Y mi muy estimado Noguera, yo también lo admiro tanto a usted que quisiera arrebatarle sus méritos, como modestia, o cariño a los fans (algunos que hemos comprado alguna de sus obras literarias).
Con todos mis respetos no quiero que se ofenda sólo que reflexione, un saludo.

Gabriel Noguera dijo...

Hombre, creo que lo que molestaría a Mascagni es que yo intentara hacer creer que he compuesto Cavalleria rusticana.

En cualquier caso, mi única intención era parodiar esa extraña lógica del plagiario cuando es descubierto. «No, yo es que lo admiro mucho, por eso intento arrebatarle ese mérito que afirmo que tiene usted». ¡Curiosa forma de admirar! Lo siguiente será secuestrar a la vecina para violarla «porque la admira mucho».

Por otra parte, yo no tengo fans, hombre, creo que me está confundiendo con otra persona. Si ha leído este blog, sabrá que soy un oscuro escritor sin importancia alguna. Deme unos lustros y a lo mejor lo consigo, pero todavía no.

Pommette dijo...

Soy la fan que confirma la regla.


Microalgo dijo...

Y bueno. En ciencia (y en otros ámbitos, supongo) se estila mucho la cita, como remedio al drama que supone que uno haya hecho algo antes (o mejor) que uno mismo. Si uno admira el trabajo de otro u otros (Maeda & Sakaguchi, 1990; Miller, Geider & McIntyre, 1996), lo mejor es citarlos. No hay mejor muestra de admiración.