Ella sonríe y a mí se me para el corazón. Se me para otra cosa, diría si fuera argentino. Pero no soy yo quien se detiene, me digo, es el mundo, que espera que ella dé la orden para volver a ponerse en marcha. No des la orden, deseo yo en silencio, que mirarte es como si la realidad fuera por fin ficticia, creada, recreada, perfecta.
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