viernes, 14 de noviembre de 2008
Últimas tardes en la Tierra
Hace tiempo que no escribo de ti, será el clima, que me sienta bien, o quizás las friegas con esencia de pino que me administran unas enfermeras filipinas o tailandesas (no lo tengo claro). Cuesta pensar con dolorosas erecciones. Quizás recuerdes que me iba a comer el mundo a tu lado, si te llegan ecos del pasado como las gaviotas que oigo desde mi ventana. Tú tenías otros planes, claro, yo me vi obligado a improvisar una vida sin ti. Ahora el cielo se vuelve naranja post-nuclear y tengo un vaso vacío en la mano, lo que es toda una declaración de intenciones. Le diré a la enfermera filipina (o tailandesa) que me lo llene. Nos entendemos por señas, sí, pero cómo preguntar por señas a tu interlocutora si es filipina. Tampoco importa demasiado, supongo, pero la curiosidad siempre está ahí. Qué llevarás puesto ahora, me pregunto.
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