sábado, 15 de noviembre de 2008
Encuentros nocturnos
Estoy borracho, así que es sábado. Me llama una chica. Que vaya a su piso, que acaba de salir del trabajo y le apetece casa. Voy. Nos sentamos en el sofá y me dice: estoy muy cansada, ¿quieres ver una peli? ¿Para ver una película me has hecho venir?, contesto yo. Dios, eres tan cínico, dice ella. ¿Qué dices? Si soy puro candor, respondo yo. Después la beso aprovechando que, en caso de rechazo, puedo alegar embriaguez. Le quito la ropa, me quito la ropa. Con cuidado, me dice cuando la penetro, hace mucho que no. ¿En serio? Bueno, «mucho» pueden ser cinco días, reconoce. Cállate, le digo. Me gusta tu boca, dice, y el resto se pierde entre gemidos.
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