Mi mujer me engañaba con otro, las pruebas eran irrefutables. Lo peor del asunto es que ese otro era un tipo que no valía nada, lo que no me dejaba en muy buen lugar. ¿Significaba eso que para mi mujer yo valía igual de poco? ¿O simplemente su afán "democratizador" era una forma retorcida de hacerme daño? ¿Y qué importaba, en realidad? No era momento para cuestiones filosóficas, sino para acciones drásticas.
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