Quizá le parezca injusto que decidamos su destino en solo una hora, pero eso es porque no se pone usted en nuestro lugar. Claro, usted se ha dedicado décadas a vivir, pero ¿acaso tiene eso importancia para nosotros? ¡Qué arrogancia! Bastante es que le concedamos este momento para evaluar su desempeño con generosa ecuanimidad.
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