jueves, 3 de junio de 2021

Las buenas intenciones

El idioma es sabio y encuentra la mejor manera para una perfecta comunicación. Yo, por ejemplo, siempre opto por los insultos para dirigirme a la gente. No por una cuestión de hostilidad, por supuesto, sino todo lo contrario: trato de no ofender. Por eso elijo insultos inclusivos como imbécil, subnormal, idiota, que se pueden aplicar de forma indistinta a cualquiera de los géneros y sexos. O gilipuertas, que gilipollas hace referencia al miembro viril y no sería apropiado.

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