Aquí hemos venido a jugar, repite sin cesar el hombre con una ilusión envidiable. A mí me cuesta aferrarme a esa idea, no creo que exista cierta elegancia en el sistema de opresión, aunque algunos defiendan esto al igual que el carácter estético de la tortura a ciertos mamíferos hervíboros. Aquí hemos venido, en todo caso, a perder, pero replico esto sin orgullo, es simplemente lo que hay.
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