En el observatorio gastronómico nos dedicamos a espiar la calidad de los alimentos que consume la gente. ¿Viven nuestros ciudadanos una verdadera experiencia gourmet o se alimentan a base de sopistrajos y bazofias varias que no valdrían ni para rancho de un ejército de segunda categoría? Con nuestros potentes telescopios peinamos las ventanas de la ciudad en busca de cocinas respetuosas con los estómagos y, sobre todo, con los paladares más exigentes.
1 comentario:
Creo que no se come mejor como en casa de la yaya
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